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Cada vez que empieza un nuevo mes y los Observatorios que denuncian los femicidios en Argentina comparten las alarmantes cifras que siguen creciendo, surge nuevamente la pregunta ¿qué hacemos desde la ESI para frenar las prácticas machistas y terminar de una vez por todas con las violencias hacia las mujeres y diversidades? Solo a manera de ejemplo, el último informe relevó que, durante el mes de octubre, hubo un femicidio cada 24 horas. Sin duda, es en las escuelas donde se debe insistir en la necesidad de poner en discusión esos mandatos de masculinidad normativa que tanto tienen que ver con los femicidios.

Por María Inés Alvarado*
para Diario Digital Femenino

El abordaje de las masculinidades debería ser parte de la curricula oficial en todos los niveles de enseñanza. Una primera mirada indica que aún hoy, y luego de 16 años de sancionada la ley ESI, los varones siguen teniendo privilegios socialmente hablando, entre ellos el uso del masculino como hegemonía del discurso. En casi todas las formas de construcción sexo genérica aparece la dicotomía HOMBRE/MUJER, por ejemplo. ¿Cuál es el verdadero significado de la palabra HOMBRE? Según el diccionario, es todo “Ser vivo que tiene capacidad para razonar, hablar y fabricar objetos que le son útiles; desde el punto de vista zoológico, es un animal mamífero del orden de los primates, suborden de los antropoides, género Homo y especie Homo sapiens”. Esto quiere decir que HOMBRE somos todas las personas con capacidad para pensar y discernir. Dentro de esta categoría de SERES HUMANOS, podemos encontrar las diferencias de género que se trasladan a la construcción cultural que significa ser VARON o MUJER. Si, desde el lenguaje, se sigue asumiendo que HOMBRE es solo aquella persona que representa al varón adulto masculino, las mujeres seguiremos siendo un satélite de ellos.

Los “hombres” también lloran
Los “hombres” también lloran

Sumado a este pequeño, pero no insignificante detalle, en las familias y en las escuelas, se siguen normalizando actitudes que manifiestan la urgente necesidad de deconstruir mandatos para forjar nuevas masculinidades. Para esto es importante definir qué, la masculinidad es una construcción social. Lo que hoy significa ser varón no fue igual años antes ni lo serán en un futuro. para siempre lo mismo ni va a seguir siendo siempre igual. Los adolescentes actuales se ven sumidos en una lucha constante entre esa figura de adultos varones que naturalizan en sus familias y en los medios de comunicación, frente a las nuevas configuraciones de ser varones que les demandan sus compañeras desde los ámbitos de inserción de la ESI. En el cuadernillo Varones y masculinidad(es), desarrollado por Iniciativa Spotlight, se explica que la masculinidad es un concepto difícil de definir, pero que no depende del factor biológico, ni de los genitales, ni un conjunto de atributos propiedad de los varones. La define como un concepto relacional, que guía la educación de los varones hacia determinados mandatos y prácticas pero que, en la actualidad, se habla de masculinidades en plural, para poder ejemplificar que hay diversas formas de ser varones, e incluso, diversas identidades masculinas como, por ejemplo, las personas no binarias, lesbianas o mujeres que se identifican y expresan desde una apropiación singular de la masculinidad.

Entonces… ¿qué es lo que debemos complejizar en las aulas? Los mandatos de la masculinidad hegemónica que asigna a los varones cisgénero y heterosexuales, una posición social privilegiada respecto de las mujeres y otras identidades de género. Que puedan discernir que los roles que se asocian a la virilidad, tales como autosuficiencia, la fuerza, el honor, la valentía y la dominación no son características de la masculinidad y que la dependencia, la prolijidad, la emoción, la debilidad, el pudor y la subordinación no son características propias del hecho de ser mujeres o que deban corresponderse con la feminidad, sino que responden a patrones estereotipados que sólo promueven la violencia.

Los “hombres” también lloran
Los “hombres” también lloran

Prevenir la violencia de género y la discriminación es una tarea urgente. Cuestionar los mandatos de la masculinidad patriarcal y sus costos para varones es necesario para desnaturalizar los privilegios masculinos, las relaciones de complicidad machista entre varones y así deconstruir para que los varones puedan decir lo que sienten, llorar y no tener una vida cargada de presiones sociales.

Recursos

https://fundacionkaleidos.org/deconstructor-vol-2/

https://fundacionkaleidos.org/wp-content/uploads/2022/06/MASCULINIDADES.pdf

https://fundacionkaleidos.org/saludyvarones/

 

(*) Docente, comunicadora. Co-directora de La ESI en juego.
Columnista de Diario Digital Femenino– De ESI Sí Se Habla

 

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