
En tiempos que navegamos en aguas de incertezas, que la temporada invernal anuncia su llegada con el frío atravesando los cuerpos, muchas noticias huelen a patriarcado, por lo tanto no son buenas señales para aquellas mujeres, niñeces, adolescencias y diversidades a quienes venimos acompañando en el padecimiento de estas violencias tormentosas e intolerables que arrasan vidas y subjetividades, tampoco lo son para las trabajadoras de salud mental que alojamos en clave de derechos humanos con enfoque de géneros.
Por Mónica Vaccaro*
Una secuencia de fallos judiciales bajan implacables paralizando la esperanza, erigiéndose como mensajes disciplinadores y amenazantes dejando aún más a la intemperie esas subjetividades que ya vienen dolidas, desarmadas, sufrientes, vulneradas en cuerpo y alma. A contra marcha de los gritos URGENTES, resuenan «falta de mérito» «pruebas insuficientes» y se cuela en el helado paisaje a modo de melodía desafinada e incomprensible con la complicidad de silencios ensordecedores que por un momento, (solo por un momento) paraliza las luchas.
Nos convoco a pensar la trama como refugio, trama que cobije alojando decepciones, que encienda fuego de esperanza que irradie un poquito de calor a esas almas que necesitan ternura, abrazos que reinicien para levantarse y continuar (como puedan, cuando puedan).
Entonces pongo en contexto estas palabras «…los movimientos feministas llevan décadas intentando revertir esta situación buscando cambios en los contenidos subjetivos de su relación con el derecho, a través de la deconstrucción de un sistema que perpetúa su hegemonía. El feminismo jurídico, y lo que entendemos por Justicia feminista (es decir, una justicia sin hegemonías, sin castas ni privilegios, al servicio de todes les justiciables), será posible principalmente gracias a la introducción en los niveles académicos, legislativos, ejecutivos y judiciales, de la perspectiva de género, que cuenta con una maravillosa puerta de entrada: la teoría general de los derechos humanos.» Nelly Minyersky [1]
No cabe dudas que hay que deconstruir teorías y prácticas para poder construir otros modos de intervenciones en todos los ámbitos, incorporando la perspectiva de género, tejer tramas alojadoras que sean refugio a los sufrimientos, no hay código de ética que impida tejer tramas de ternura en los abordajes. No me resignare a que un protocolo deshumanizado, tenga más impacto que una historia de vida, que una VIDA.

Muchos interrogantes se abren en el afán de encontrar otros modos de construcción colectiva, interpela la URGENCIA de la transformación para dar respuesta a los pendientes desde las políticas públicas y el compromiso social, donde las voces de todos los sectores se habiliten para la construcción de sentido. Desde la interdisciplina también se convoca a les operadores judiciales a una escucha alojadora valorando saberes y experticia, la consideración «auxiliares de» retrotrae a las épocas más oscuras de nuestro país sosteniendo prácticas colonizadoras y hegemónicas.
En estos andares de tejidos y escrituras por los caminos de la deconstrucción, suelo escuchar «pero se ha avanzado mucho”…a lo que suelo responder, o lo hago ahora; el gran avance en materia normativa en nuestro país, que no está garantizado sino hay una plena aplicación de las leyes vigentes, no se condice muchas veces con las necesidades de la población.
Y vemos que cada tanto una nueva embestida a las leyes (a todas las leyes que amplían derechos), aparece con otros ropajes, como lo hace el patriarcado en sus múltiples formas al sentir que la marea se acerca y teme que salpique sus privilegios, entonces las leyes con espíritu de derechos humanos se convierten en amenaza y se pone en marcha el aparato desestabilizador.
Ese «avance» tampoco se siente cuando los relatos de las personas en situación de vulnerabilidad por razones de género están atravesados por la angustia que genera el peregrinar sin respuesta por las instituciones, la falta de respeto en el tratamiento mediático de la (des-información), la soledad en tantas situaciones que no son acompañadas y podrían serlo si la perspectiva de género fuera transversal en todos los ámbitos.
El «avance» se esfuma cuando el «chiste machista» todavía tiene vigencia y aparecen sonrisas cómplices-forzadas que lo sostienen. El «avance» no es tal cuando nos matan otra piba, cuando las madres protectoras peregrinan buscando ayuda y justicia, cuando profesionales que acompañan son perseguidas, cuando denunciar implica riesgo y un enorme impacto en la subjetividad de las personas, estas son solo algunas citas de los NO avances.
Volvemos entonces a pensar la trama como refugio hacia la salida con compromiso colectivo.
Tal vez sean momentos de interpelación, de incomodar/nos descubriendo así nuevos lugares, de respirar otros aires, aires colectivos con compromiso social, militar abrazos y empatía , de inventar otros encuentros posibles, más hospitalarios, que sean nuestros propios refugios dentro de esa trama de la cual somos parte como humanidad.
Asumirnos siendo parte, es otro pendiente en esta «modernidad líquida» (Zygmunt Bauman)[2], y podría ser un modo de favorecer el tejido de lazos, de habilitar escuchas y miradas alojadoras, de darnos la oportunidad de descubrir las coincidencias con otres, bajando de los «estrados» de privilegio que desigualan en la vida cotidiana, la cual debería ser considerada desde una dimensión política, parafraseando a Mabel Burín[3], como «política de las subjetividades» .Pausar la prisa que no conduce a ningún horizonte, bregando por una sociedad más justa e igualitaria, recuperar y actualizar saberes que se adapten a las urgencias que necesitan respuestas reales y humanitarias en estos tiempos de desamparo colectivo, producir teoría desde la interseccionalidad, transversalizando la formación en Salud Mental y géneros, haciendo trama como refugio de la ternura habilitando otros cobijos, otros vínculos amorosos ,otros tejidos de sostén…
(*) Trabajadora de la Salud Mental y activista de Derechos Humanos.
[1] Prólogo de Nelly Minyersky. Poder Judicial. La última trampa del patriarcado. Proyecto Generar. Editorial Cienflores
[2] Modernidad Líquida .Zygmunt Bauman. Fondo de Cultura Económica.
[3] Psicología Feminista. Débora Tajer (compiladora). La política de las subjetividades y el campo psicoanalítico. Mabel Burín. Ed.Topía 2022