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Defender la educación pública es político, no hacerlo también.
Manifestarse, como el amor, es político…
Todo acto de encuentro con la otredad, es político.
Lo personal es político. 

Así como la lluvia de los últimos días, se va filtrando por goteo lento y poco a poco, otro avance del patriarcado se desata, se cuela, invade, amenaza, atrasa, desconfigura, intenta disciplinar camuflado en variados ropajes, enunciando casi todo, en nombre de una supuesta libertad que aplica a poca gente.

Pues bien, ahora parece que no éramos libres, que todas las conquistas de derechos nunca existieron, intentar borrar historias de luchas colectivas es parte de la estrategia, de un plan sistemático de «desgobierno» que violenta, ahoga, desgasta, sumando sufrimientos, impactando cruelmente en las subjetividades.

Por Mónica Vaccaro*
para Diario Digital Femenino

A poco más de dos meses de implementarse el nuevo plan de gobierno, el vocero presidencial, hoy devenido secretario con abultada compensación por la «tarea», anunció en conferencia de prensa y con tono «triunfante»…

«Se va a proceder a iniciar las actuaciones para prohibir el lenguaje inclusivo y todo lo referente a la perspectiva de género». No se va a poder utilizar la letra «e», la arroba, la «x», Además, también se evitará «la innecesaria utilización» del género femenino en la redacción de documentos públicos, reafirmando, dé acuerdo a su visión, que la perspectiva de género siempre se utilizó como un «negocio de la política» 

Si no conociéramos la intención, o mala intención, de este «plan sistemático» de vulneración de derechos, pensaríamos que pecan de ingenuidad, pero no, es justamente lo contrario se trata de provocación perversa y distractora, mientras, «desaparecen» – «desfinancian», cultura, educación, salud, viviendas, obra pública, seguridad social, violentando un pueblo a través de políticas que no garantizan derechos, por el contrario desprecian la otredad, provocando hambre, dolor  y graves afectaciones en la Salud Mental de todas las personas sin distinción.

Una serie de interrogantes se abren a partir de este intento de borramiento de las palabras que nos nombran:

¿Será porque lo que no se nombra no existe?
¿Podemos evaluar la gravedad, de que estos hechos se instalen y naturalicen en un contexto social con subjetividades estalladas?
¿Nos interrogamos acerca de cuál es el próximo paso si se habilita todo tipo de violencia en el discurso «oficial»?
¿Qué otras maneras podemos encontrar de recuperar el lazo social a través de la palabra?
¿Cómo podemos construir colectivamente entramando amorosidad en las calles y en los territorios?
¿Podría ser una manera, reemplazar las redes «sociales»(que por ahora van «ganando» la batalla cultural), recuperando las otras redes sociales, las que nos constituyen como seres sociales, las de las palabras, las miradas, la escucha alojadora y despatologizante, los abrazos y los encuentros?

Claro que nominar es político, y no hacerlo también, tal vez por eso y rápidamente aparece este tema en la agenda gubernamental, como cuestiones urgentes a resolver, a resolver o a prohibir?

URGENTE es el grito colectivo que demanda la continuidad y ampliación de políticas públicas de prevención, contención y acompañamiento a mujeres y diversidades en situación de vulneración por razones de género. Políticas que garanticen un camino hacia la autonomía, la construcción de vínculos saludables, la posibilidad de que las niñeces y adolescencias sean libres y elijan su modo de SER en el mundo, que las niñas sean niñas, NO madres, que las personas gestantes puedan decidir sobre sus cuerpas.
URGENTE es garantizar el acceso a la salud integral, a la educación pública gratuita y de calidad, a la alimentación saludable y vivienda digna.
URGENTE es que frenen los despidos masivos y las personas recuperen sus fuentes laborales.
URGENTE es recuperar salarios y jubilaciones.
URGENTE es alojar los sufrimientos de Salud Mental de todas las personas ante tanta crueldad que nos acecha.

Nominar es político
Nominar es político

«La lengua que hoy se expresa inclusiva está siendo censurada en algunas geografías y no es por salvaguardar reglas gramaticales, sino por una disputa de poder», expresa Norma Loto, y continua, «dicen que en la Revolución francesa la palabra fue un instrumento político, porque hablar era combatir. Hoy la pelea pasa por ahí, mientras la clase dominante pretende ganar esa batalla implementando inútiles candados. Lejos de los prohibicionismos, la revolución feminista trae su lenguaje necesario y reparador. Y es que la gramática no es el límite para pensar una realidad diversa porque, al fin y al cabo, está claro que la lengua no tiene coronita, porque llegó el momento de ser nombradxs. Por eso es que la lengua no se calla» [1]

Como la lengua no se calla no habrá resolución ni «firma presidencial» que pueda dar por tierra las conquistas históricas y colectivas de ampliación de derechos, ganadas en las calles y en los territorios, tampoco serán eficaces para avanzar con la crueldad, palabras improvisadas, tales como «innecesarias» o «poco eficientes», que sin fundamento alguno, se utilizan para degradar programas de acompañamiento que comprobado está, fueron y son, altamente eficaces en la prevención  y erradicación de distintas violencias contra mujeres, niñeces y diversidades.

Nominar es político
Nominar es político

Lenny Cáceres, en el mismo sentido, nos trae sus valiosos aportes » Cualquier cosa que implique prohibir la libertad de las personas, para decidir, expresarse, luchar y Ser, da escalofríos. Más cuando esa supuesta prohibición se supone en nombre de las «buenas costumbres», el «bien general» y otras frases que pretenden ser serias. Además de conservadoras y autoritarias en nombre de la nada misma, son retintín…el lenguaje inclusivo tiene como objetivo nombrar para dar visibilidad a las diversas existencias que tiene la humanidad…es decir el lenguaje inclusivo supone un campo semántico bien amplio y abarca muchas realidades, luchas e identidades» [2]

En el mientras tanto surgen intercambios epistolares que nos sitúan en la búsqueda de materiales escritos no hace tanto tiempo, con otra realidad país, entonces traigo poniéndolo a disposición, este artículo NO hay Salud Mental SIN ampliación de derechos que puede resultar útil para «refrescar» conceptos.

Hace dos años atrás, el 23 de abril, mismo día que en 2024, se realiza la multitudinaria marcha nacional en defensa de la educación pública, la hoy renombrada, Federación de Psicólogas y Psicólogos de la República Argentina, por decisión unánime en asamblea de representantes de todo el país cambió su denominación.  

En el proyecto de mi autoría, presentado oportunamente para su consideración y posterior aprobación, fundamento ampliamente conceptos, que hoy son desestimados y seguramente desconocidos, por lOs (con O de patriarcado) decisores de turno. [3]

Estos eventos de orden histórico institucional deben ser recordados y puestos en valor siempre, destacando el trabajo y la fuerza de la construcción colectiva para su logro.

A lo largo de 45 años, desde la creación de la Federación, las psicólogas no habían sido nombradas, cabe aclarar que hablamos de un colectivo constituido por el 86% de mujeres trabajadoras, que, a su vez, perciben remuneraciones de un 16% menos que sus colegas varones, confirmando que la brecha de género Si existe.

Libertad es, que, a partir del cambio de nominación, ¡¡¡a las psicólogas argentinas SI NOS LEEN!!!

Nominar es político, no hacerlo también.
Salud Mental es tener la libertad de nominar.
Con prohibición NO hay Salud Mental.
Sin Salud Mental no hay Salud.
Salud Mental es tener acceso a EDUCACIÓN pública, gratuita y de calidad. 

(*) Trabajadora de la Salud Mental y activista de Derechos Humanos.

[1] La lengua no se calla. Algunos apuntes sobre la expulsión y la inclusión del lenguaje. Norma Loto. Editorial Sudestada.
[2] La transversalidad del género: espacios y disputas. Lenny Cáceres. Editorial Sudestada.
[3] Proyecto de nominación inclusiva FePRA. Lic. Mónica Vaccaro. Abril 2022

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