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Manifestarse…

Llega el solsticio de invierno tiñendo la extensión de todo el territorio nacional de significantes wiphala. [1]

Los gritos URGENTES siguen en las calles, sumando voces, visibilizando reclamos y el derecho a manifestarse.

Por Mónica Vaccaro*

De la enorme cantidad de personas que ponen calor a los reclamos, miles son mujeres, poniendo el cuerpo y el deseo, marchando pacíficamente en defensa de sus derechos como trabajadoras, de sus tierras, de sus orígenes, de su cultura. Haciendo trama para defender el derecho a la identidad de su pueblo preservándolo de más arrasamiento subjetivo del que vienen padeciendo.

A medida que los relatos en primera persona iban llegando desde las calles, sentí que no había mucho que celebrar en el día de la bandera, pero SÍ mucho para historizar, reflexionar y aportar a la construcción de la MEMORIA colectiva.

Mientras seguimos tejiendo con hilos de palabras nos pienso como humanidad en estos hilos de tiempos donde, con un mensaje nos transportamos a 1500km de distancia física queriendo sentirnos más cerca con abrazos virtuales y sostenidos al llegar estos textos, que denotan el impacto subjetivo en esas vidas que se movilizan por respeto y justicia…»hola compañera, sólo con ojos irritados y nauseas por el gas, pero bien…Resistiendo» más tarde …» con miedo…pensaba volver a salir, pero mejor no». Un par de días antes «Ya liberaron a todas las personas…y aparecieron los dos que faltaban…con golpes y todo lo que conlleva psíquicamente vivir algo así”.

En este mismo hilo de tiempo aparece la represión como disciplinamiento y criminalización de la protesta, este intento de callar voces y apagar ojos de muches, es violatorio de derechos humanos y nos aleja aún más de la aplicación de la Ley Nacional de Salud Mental 26.657 vigente en nuestro país. Artículo 1°.- La presente ley tiene por objeto asegurar el derecho a la protección de la salud mental de todas las personas, y el pleno goce de los derechos humanos de aquellas con padecimiento mental que se encuentran en el Territorio Nacional, reconocidos en los instrumentos internacionales de Derechos Humanos, con jerarquía constitucional, sin perjuicio de las regulaciones más beneficiosas que para la protección de estos derechos puedan establecer las provincias y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires.

Al encenderse todas las alertas por NUNCA MÁS busco la foto donde madres de plaza de mayo hacen frente a las fuerzas represoras de la dictadura con la pregunta ¿Dónde están nuestros hijos? y aparece Galeano expresando: «En Argentina, las locas de la Plaza de Mayo serán un ejemplo de salud mental, porque ellas se negaron a olvidar en los tiempos de la amnesia obligatoria».

Manifestarse, como el amor, es político y revolucionario
Manifestarse, como el amor, es político y revolucionario

Tal vez proponer ese ejercicio de promoción de salud mental, negándonos a olvidar los tiempos de oscuridad y atropello, poniendo en valor la ampliación de derechos que tantas luchas, años y cuerpas nos demandaron (y demandan) nos encuentre armando tramas de sostén como refugio, recordando que el patriarcado (peligrosamente enquistado también en el poder político), camuflado en distintos ropajes agazapado y en acecho es una amenaza siempre.

Salud Mental es tener trabajo digno. Salud Mental es tener derecho a manifestarse contra la precarización laboral.

Salud Mental no es violencia ni atropello. Salud Mental es habilitar voces.

Salud Mental es construcción colectiva y en comunidad, en clave de derechos humanos, con perspectiva de géneros y diversidad.

Salud Mental es tejer trama como refugio de la ternura.

No olvidéis jamás que bastará una crisis política, económica o religiosa para que los derechos de las mujeres vuelvan a ser cuestionados. Estos derechos nunca se dan por adquiridos, debéis permanecer vigilantes toda vuestra vida
Simone de Beauvoir

 

[1] La palabra wiphala proviene del aimará y significa emblema. Este símbolo identifica el sistema comunitario de los pueblos originarios basado en la equidad, la igualdad, la armonía, la solidaridad y la reciprocidad.

(*) Trabajadora de la Salud Mental y activista de Derechos Humanos.

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