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En medio de la crueldad que amenaza, invade, paraliza y atraviesa, exacerbada por los relatos vacíos de contenido, funcionales al Dios mercado, llegamos al 24M, y cabe la pregunta ¿dónde y cómo alojamos la Salud Mental?

La belleza del paisaje otoñal se ve opacada por la escalada de violencias que se sucede minuto a minuto, va mucho más rápido que la caída de las hojas en cualquier día ventoso en nuestra amada Pampa, donde también el cambio climático (que SÍ existe) preocupa y acecha sin pausa.

Es Marzo, con M de MUJERES, con M de MEMORIA (y otras M que no mencionaré), mujeres que una vez más salimos masivamente a las calles y claramente expresamos con el grito URGENTE y colectivo, que la libertad y los derechos NO se negocian, que la patria NO se vende, que nos queremos vivas, libres, desendeudadas y sin miedo, aunque el evento tuvo poca prensa, nos encontramos en los abrazos, en las canciones, el glitter y las banderas ,recuperamos fuerzas y esperanza en la sororidad y el tejido de redes, como sostén y refugio de la ternura en tiempos de desamor, desprecio por la otredad y ferocidades que se multiplican para provocar y herir sentimientos, los más profundos sentimientos.

Entre la crueldad, las amenazas y los relatos vacíos de contenido...llegamos al #24M
Entre la crueldad, las amenazas y los relatos vacíos de contenido… llegamos. Perfil

Hablando de mujeres y memoria, aparecen ELLASmadres y abuelas del AMOR, las que nos enseñaron acerca de lucha y resistencia, las que armaron las rondas eternas cuando el «uniformado» dio el grito disciplinador e intimidatorio: circulen, ELLAS circularon, circulan, las acompañamos y rodeamos de afectos, con la consigna colectiva que se escucha fuerte y atraviesa el país, «madres y abuelas de la plaza, el pueblo las abraza» , las  rondas continúan, permanecen y siguen, enlazando amorosidad con historia para la construcción de memoria colectiva indispensable y necesaria.

Entre la crueldad, las amenazas y los relatos vacíos de contenido...llegamos al #24M
Entre la crueldad, las amenazas y los relatos vacíos de contenido…

Mientras tanto, un plan sistemático se va instalando, las Violencias se desatan en formas diversas y «atacan», tal como el patriarcado, que se camufla en distintos ropajes cuando siente en riesgo sus privilegios.

Violencias que paralizan, intentan disciplinar callando voces, amenazando, dejando mensajes «mafiosos», arrojando gas pimienta y/o balas de goma, justificando la represión en nombre de la supuesta «libertad» (que atrasa) sujeta a un protocolo que protege a la «gente de bien», con puestas en escena que abonan al goce de sus perpetradores en formato de extrema crueldad y destrucción sistemática, que afectan como siempre, a quienes menos tienen, agravado ahora, porque se extiende a «casi» toda una sociedad sufriente.

En este contexto quieren imponer el relato vacío de contenido, que se pegotea como purpurina y tiene tan poco sustento como el cotillón, apuestan a más provocación, a la criminalización del reclamo y de las protestas sociales, queriendo instalar una verdad armada en un set de televisión, mientras tanto, en los territorios, esos que lloran en soledad y son desconocidos por el poder real, la desolación e impotencia atraviesan las subjetividades, no dan tregua, el hambre y los requerimientos de atención a la salud, se ponen en primera fila, en la fila de las necesidades básicas insatisfechas, de los derechos humanos cercenados, de una realidad país 2024 que duele fuerte.

Retomando la pregunta enunciada al principio, en este contexto y con la escalada de sucesos que nos atraviesan, ¿dónde y cómo alojamos la Salud Mental?

El impacto en las subjetividades toma tintes más relevantes en el día a día, lo que hace un tiempo eran preocupaciones en potencial, hoy se tornan en emociones que no deben ser patologizadas, sino por el contrario alojadas y acompañadas.

Se suele escuchar «anda un virus» y luego de la presentación del síntoma orgánico, aparece la descripción del sufrimiento subjetivo ante la realidad que agobia; la renovación del alquiler en poco tiempo, la inestabilidad laboral, la noticia de alguna persona del entorno que fue despedida de su trabajo, el precio de los medicamentos, de las zapatillas con realce, de alguna herramienta que se rompió y se necesita para trabajar, de la heladera que cumplió su ciclo y no hay más facilidades para renovarla, el comienzo de clases, las extras inalcanzables, los alimentos inaccesibles, el recorte injusto, las privaciones y las mochilas cargadas nuevamente, en especial las «mochilas» de las mujeres, que por exceso de «peso», están a punto de romperse, detonando en el cuerpo y en el alma.

Como si todo esto fuera poco, desde el discurso monárquico se escucha que las tareas de cuidado NO son trabajo, que la brecha de género no existe, que el masculino genérico nos incluye a todas las personas y que, bla bla bla, un sinfín de atrocidades y descalificaciones sobre las que hay que volver, una vez más, sumando mayor cansancio y desgaste sobre temas que dábamos por saldados. Pues bien, no es así en este nuevo mapa de ataque sistemático a la conquista de derechos, de provocación hacia los temas más caros al pueblo argentino, de empobrecimiento, desprecio y vulneración y vaya, si eso, no afecta la Salud Mental.

Ya nos habíamos referido a este tema en No hay Salud Mental sin ampliación de derechos.

Hoy MÁS que NUNCA para NUNCA MÁS debemos enlazar potencia, sororidad y convicciones.

Instamos a poner en valor una política de subjetividades, armando tramas de sostén en los territorios, en las calles, en las plazas, en las familias, con las amistades, desde esos lugares que conocemos bien y donde hacemos pie en las luchas y las resistencias, todo acto es político y necesario para defendernos de la crueldad que acecha y pretende disciplinar, para que permanezcamos, en silencio, con miedo y con el individualismo como eje de vida.

Es urgente, recuperar el valor simbólico de la palabra, traer a la luz los relatos colmados de historias y contenidos enseñantes, con vivencias, que aún desde el dolor no cesan en las búsquedas por VERDAD Y JUSTICIA, es necesario, acompañar las marchas y rondas de madres y abuelas con las 30000 mariposas que sobrevuelan con la esperanza del reencuentro.

Encontrarnos, como acto de Salud Mental, con el convencimiento de que la única posibilidad de salida es colectiva, nos convoca e interpela a la oportunidad de entramar tejido social abrazando la otredad, historizando para construir MEMORIA, defender la democracia y los derechos que ciertamente están en peligro y NO se negocian.

El 24M nos debemos esos encuentros en las plazas y en las calles de todo el país federal.

 

Entre la crueldad, las amenazas y los relatos vacíos de contenido...llegamos al #24M
Entre la crueldad, las amenazas y los relatos vacíos de contenido…llegamos al #24M
No hay Salud Mental sin justicia social.
No hay Salud Mental sin derechos humanos.
No hay Salud Mental con hambre, persecución, represión, crueldad y negacionismo.
#24M

#NuncaMas

(*) Trabajadora de la Salud Mental y activista de Derechos Humanos.
Ilustración de portada: Legislatura CABA.

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