imagen destacada

Hablemos de tejer tramas en clave de Salud Mental con enfoque de géneros hacia la salida colectiva…

“Quien escribe, teje. Al fin y al cabo, texto viene del latín textum,
que significa tejido. Con hilos de palabras vamos diciendo,
con hilos de tiempo vamos viviendo:
los textos son, como nosotros, tejidos que andan”.

Eduardo Galeano.

Seguimos tejiendo y andando, con diferentes tramas, tramas irregulares, tramas imperfectas, tramas que visibilizan, interpelan, encienden, tramas diferentes que con hilos de palabras nombran lo que debe ser nombrado, con hilos de tiempo entraman tramas sororas de amorosidad y compromiso social alojando el deseo, celebrando las oportunidades.

Por Mónica Vaccaro*

Hablando de oportunidades, celebro el espacio que @diariodigitalfemenino_ abrió a esta columna de Géneros y Salud Mental. Mientras tejemos con hilos de palabras, llegan devoluciones en hilos de tiempos, aportando a la trama amorosa y sorora, poniendo a circular  otras voces y dando cuenta de la imperiosa y urgente necesidad de visibilizar  con diversidad de tejidos los sufrimientos subjetivos, las múltiples violencias naturalizadas y sostenidas en cada espacio donde mujeres y diversidades transitamos nuestras vidas, las tareas no reconocidas como trabajos, los trabajos poco o mal remunerados, la «INjusticia» misógina y patriarcal con sus fallos disciplinadores y el intento de callar voces, entre otros obstáculos que el patriarcado insiste en replicar, sostener y no pocas veces patologizar y medicalizar.

En este ida y vuelta el costo es el impacto en la Salud Mental de las personas depositarias de esas violencias, en muchas situaciones aún no identificadas (ni por las personas en situación de vulnerabilidad por razones de género, ni por quienes abordan estas situaciones en los distintos ámbitos)  de lo cual se desprende que tanto para intervenir como para  acompañar es condición ética insoslayable la formación continua con enfoque de género.

Iniciamos este recorrido con espíritu transformador y aventurero donde la propuesta es «jugar» *a fondo buscando brújulas que orienten la navegación por estas aguas agitadas en tiempos de incertezas.

Digamos las cosas suficientes veces y las veces que sea necesario, habilitando voces, recuperando la palabra y espacios personales donde  detenernos un tiempo, en algún momento, en algún lugar, y que pensar/nos sea un acto fundacional de puesta en valor de la  Salud Mental. 

Animándonos a repensar/nos, a deconstruir y descolonizar teorías, prácticas y mandatos desde la  «desobediencia», como estandarte revolucionario para desafiar el «orden establecido».

Entramar Salud Mental y salida colectiva
Entramar Salud Mental y salida colectiva

Identificar malestares y violencias para poder nombrar, desarticulando enredos patriarcales que son trampas hacia adentro de los mismos movimientos de mujeres y diversidades, ya que nos ponen a confrontar, las señales de alerta deben estar siempre encendidas, ya que si «picamos» quedamos atrapadas y siendo funcionales al colonialismo que nos quiere sumisas y calladas, tejer redes de sostén desde los consensos y disensos será un modo quizá, de ir encontrando las brújulas que nos permitan surfear las olas que salpican desencuentros abonados por los  discursos de odio tan vigentes y enquistados que parecen no tener freno ni límite .

Retomando los hilos de palabras es tiempo de hablar de  historias propias y en primera persona, traerlas a escena y ponerlas en contexto. El evento disruptivo que nos atravesó como humanidad  puso en jaque las subjetividades y aunque poco se hable hoy de la pandemia recientemente vivida sufrimos los coletazos de su efecto devastador en todos los ámbitos que habitamos, en cada relato, en nuestras propias historias.

Recrear esos momentos vividos nos conecta con un tiempo no tan lejano en que las mujeres y diversidades debimos dejar las calles y las plazas del amor, donde los reclamos junto con los abrazos y el fortalecimiento para continuar las luchas son nuestros «fueguitos sanadores”.

Las personas dedicadas a las tareas de cuidados en general, las trabajadoras de salud de la primera línea de atención en particular, la gran sumatoria de trabajo a cargo de quienes permanecieron en los hogares, las niñeces y adolescencias atravesadas por esa realidad (que se transformó por momentos  en capítulos de series surrealistas) las personas mayores en sus soledades; en esta trama que intentamos tejer nos interpela ir al rescate de esas subjetividades, sin patologizar el sufrimiento, por lo tanto es indispensable  escuchar sus voces, alojar sus deseos.

También reflexiono acerca de otras subjetividades estalladas que no pueden «parar» que navegan sin rumbo entre el negacionismo, los discursos de odio, las violencias, la discriminación  y la cancelación de la otredad. Sin posibilidad de entramar lazo social, debemos problematizar acerca de estas situaciones encontrando la manera de tejer oportunidades y convocarles a ser parte de la construcción hacia la salida colectiva.

Es URGENTE ocuparnos de  LA SALUD MENTAL de la población, de TODA la población, entendiendo que:

«…se reconoce a la salud mental como un proceso determinado por componentes históricos, socio-económicos, culturales, biológicos y psicológicos, cuya preservación y mejoramiento implica una dinámica de construcción social vinculada a la concreción de los derechos humanos y sociales de toda persona.» 

Por lo tanto deben aplicarse las leyes vigentes e incorporarse en todas las agendas de políticas públicas de modo  transversal e intersectorial, en clave de derechos humanos, géneros y diversidad garantizando condiciones laborales, de capacitación continua y cuidado de la salud integral de trabajadoras y trabajadores de  salud mental (conformado por un  86%  de mujeres en el campo psi). En esta trama visibilizar y acompañar  los proyectos de ley para garantizar los derechos de las personas que ejercen cuidados debe estar entre las prioridades.

Seguir tejiendo trama en Salud Mental implica también un compromiso personal, lo personal es político, de deconstruir, descolonizar, informarse, visibilizar la territorialidad, sin perder de vista que la cultura patriarcal nos atraviesa a todas, todos y todes sin distinción alguna y no habrá atajo posible para salir de la emboscada si no escuchamos crujir el patriarcado hasta que caiga.

“… No se puede jugar a medias. Se juega a fondo.
Para jugar bien hay que apasionarse, para apasionarse hay que salir del mundo de lo concreto.
Salir del mundo de lo concreto hay que introducirse en el mundo de la locura.”                                                                                                            -Eduardo “Tato” Pavlovsky-

(*) Trabajadora de la Salud Mental y activista de Derechos Humanos.
Ilustración de portada: Corriente roja

+Ley Nacional de Salud Mental N° 26657 

 

Dejar un Comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *