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Repensar la industria audiovisual desde la crisis

En un contexto de crisis para el sector audiovisual, con más de ochenta días sin trabajar y sin respuestas por parte del Estado, las trabajadoras expresan la situación de la industria.

Por: Priscila Villarreal*

El Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio necesario para evitar el avance de la pandemia y la suma de cuatro años de vaciamiento junto con un abandono del estado, ha llevado a los sectores culturales a una crisis. Para la mayoría de les trabajadores de la industria audiovisual no existe el trabajo estable, ni la equidad en oportunidades laborales, mucho menos un cupo laboral que incluya a las mujeres y a las disidencias.

El último informe sobre la igualdad de género en la Industria Audiovisual argentina que realizó OAVA (Observatorio de la Industria Audiovisual de Argentina) dónde compara la formación profesional y la inserción laboral entre hombres y mujeres, muestra que dentro del porcentaje de egresadas de pregrado y grado en carreras de Artes Audiovisuales, un 61% son mujeres, y un 39% son hombres, mientras que a nivel posgrado hay un 62% de mujeres y un 38% de hombres.

Sin embargo, el porcentaje de distribución de mujeres y varones en roles técnicos en proyectos cinematográficos fueron de 62% de hombres y un 37% de mujeres, y en publicidad un 67% de hombres y un 33% de mujeres. El informe también muestra que la participación de mujeres en las tareas de maquillaje, vestuario, peinado y dirección de arte ronda entre un 80%, mientras que en las demás áreas la participación de las mujeres está por debajo de un 47%. Cabe mencionar que la limitación de las categorías binarias en las que se basa el informe, resultan dicotómicas y excluyentes para las demás identidades de género de las cuales hoy no podemos dar porcentajes.

El informe da cifras claras de las de posibilidades que tenemos las mujeres dentro del ámbito audiovisual, nuestras oportunidades están delimitadas por el género, las mujeres ocupamos roles tradicionalmente feminizados, y los puestos que incluyen toma de decisiones en altos rangos, conocimientos técnicos o predomina el uso de la fuerza física, los primeros a considerarse siempre son hombres.

Anita Torrent, editora audiovisual, actualmente parte de la Asociación Argentina de Editores Audiovisuales y de la Sociedad Argentina de Editores audiovisuales, cuenta: “Si bien dentro de mi rubro existe una deconstrucción en cuanto a la relación entre pares, las productoras siguen priorizando llamar a varones para puestos jerárquicos y las mujeres somos siempre asistentes y quizás coordinadoras, pero no llegamos a cabeza de equipo. Me ha pasado además, en varias oportunidades, ser la única mujer del grupo de trabajo”.

Evelyn Pin, especializada en Dirección de Fotografía, actualmente trabaja de electricista, gaffer y miembro del Colectivo de Técnicas de Cine y Publicidad, afirma que el género influye a la hora de conseguir trabajo y denuncia el maltrato que ha recibido por parte de un colega. “Me ha preguntado qué estaba haciendo, que tendría que estar en mi casa, que él no entendía, me ha llegado a decir que las mujeres servíamos solamente para procrear y servirle al hombre. Yo me puedo defender, pero, ¿por qué me tengo que defender? ¿Por qué no pueden aceptar que una mujer también puede cargar un camión?”

El maltrato machista en el ámbito laboral, tanto como en el educativo, no son hechos aislados. Evelyn menciona: “Dentro del colectivo recibimos a un montón de compañeras con problemáticas de género en el trabajo y es un gran canal de contención. Estamos con los brazos abiertos para tomar cartas en el asunto siempre. Hay que ocupar esos espacios y luchar por ocupar estos roles”.

Pero la disparidad no es la única problemática: desde que comenzó el confinamiento, la industria está frenada. Les trabajadores audiovisuales -en el mejor de los casos- tienen un contrato en relación de dependencia por un tiempo determinado según la duración de cada proyecto. Esto lleva a que sean trabajadores activos para el ANSES, y de esa forma quedan absentos de cualquier ayuda estatal.

“Yo no trabajo hace 80 días. Mi último trabajo fue una semana antes de empezar la pandemia para una publicidad y nunca más. Es terrible, porque estamos rebotando de todo tipo de ayuda otorgada por el Estado, rebotamos del IFE, del crédito Tasa Cero. Estamos rebotando de cuiles dadas de alta por nuestros ex empleadores, rebotamos porque el ANSES cruza datos de los últimos seis meses de tu trabajo, donde sobrepasamos los dos sueldos mínimos vitales y móviles, pero obviamente que si vas para atrás lo vas a superar. Es muy injusto como se está manejando la distribución, por lo menos para nosotras y nosotros”, explica Evelyn.

Mientras se visibilizan los reclamos, desde los sindicatos nacen las propuestas de protocolos de trabajo para “la nueva normalidad”. Les trabajadores siguen organizándose y creando redes de contención: “Somos muchas familias en una situación extrema, en los sindicatos se está tratando de ayudar como se pueda, generando bolsones de comida. Desde nuestro colectivo estamos haciendo campaña de difusión de emprendimientos de gente del audiovisual, pero la ayuda que nos corresponde tiene que venir del Estado y no nos está llegando”.

Cuando se piensa el futuro de la industria, las técnicas plantean el miedo a la tercerización laboral que terminaría en una reducción de los puestos de trabajo: “Lo que más preocupa es que muchas productoras están aprovechando la situación para dejar en la calle a compañeres y para pagar menos.” dice Ana Paula.

“Se están haciendo publicidades y series como la de Cont.ar en donde les envían un Iphone y luces a la actriz o al actor, y terminan cumpliendo todos los roles. Lo único que nos pasa es que esta precarización se vuelva normal, disminuir grupos de trabajo, total sale por streaming, es loquísimo. Estamos todos atrás que nos quedamos sin un peso. El miedo es que cuando la industria vuelva a funcionar, no funcione de esta manera”, agrega Evelyn.

Las demandas son claras: se necesita el reconocimiento urgente como trabajadores audiovisuales y  la elaboración de políticas públicas concretas en las formas de creación y financiamiento de los contenidos, son necesarias políticas de equidad y paridad de género, pero, por sobre todo, es necesaria una industria audiovisual que se construya escuchando las necesidades de sus trabajadores.

*Sonidista audiovisual e integrante de Mala Junta

Fuente: Notas Periodismo Popular

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