
¿Qué tiene que ver el amor con eso?
What’s Love Got To Do With It es una película biográfica de 1993 que cuenta la historia de la cantante Tina Turner. Fue dirigida por Brian Gibson, con Angela Bassett como Tina y Laurence Fishburne como Ike Turner.

Por Emiliano Samar*
para Diario Digital Femenino
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El guion fue adaptado por Kate Lanier del libro Yo, Tina escrito por Tina Turner y Kurt Loder. La película describe la oscura relación de Tina con su entonces mentor y marido Ike Turner. La biografía filmada cuenta sus esfuerzos para separarse de su abusivo marido. Ike tiene a Tina bajo su dañina dominación, actuando de manera violenta. Ella lucha para liberarse de su maltrato.
El concepto de “violencia de género” abarca todas las posibles formas de violencia cuyo denominador común es que son ejercidas contra las mujeres por el mero hecho de serlo. La categoría violencia de género ha ido apareciendo cada vez más en los discursos sobre derechos humanos ingresando como temática en la agenda pública y política. La Conferencia Mundial de Derechos Humanos de 1993, considera a esta violencia como una de las expresiones de la violación a los derechos humanos.
Este circuito de violencia que se describe, de hombre a mujeres, se sustenta en una matriz patriarcal, machista y hegemónica que se sostiene en el tiempo, reproduciéndose y haciéndose presente en distintos tipos de relaciones y en diferentes personas.
El machismo y sus implicancias están fuertemente arraigados en la cultura y la sociedad. El alcance del machismo incluye también a las relaciones que se dan en el territorio de la diversidad sexual y se encuentra presente en los distintos tipos de géneros. Las acciones machistas son reproducidas por una gran cantidad de varones cis y heterosexuales pero sería un enfoque reduccionista y estereotipado creer que no nos habita e implica a todas, todos y todes.
La violencia es una manifestación del machismo y se despliega en los modos de posicionarnos en el mundo y de relacionarnos con las otras y los otros.
La Licenciada en Psicología Marta Manrique trabaja activamente en el Programa de Prevención Contra la Violencia de Género de Neuquén. Frente a los vínculos violentos, señala, la víctima queda atrapada en una posición de objeto, perdiendo la identidad como persona y desdibujando los derechos y la conciencia de vida propia. Aclara también que se van naturalizando lentamente las conductas manipuladoras de quien o quienes ejercen conductas violentas.
¿Qué sucede con la violencia en las parejas del mismo sexo? También allí el machismo y las representaciones hetero patriarcales están presentes aunque mayormente no se hable de esa distinción. Se vuelve necesario reconocer social y jurídicamente las diversas manifestaciones de la violencia, diferenciándolas sin confundirlas.
¿Cómo considerar la violencia doméstica, familiar, de pareja, desde una perspectiva sin presunción de heterosexualidad ni desde un enfoque únicamente binario? Beatriz Gimeno, política y activista española a favor de los derechos LGBT, señala que toda la violencia es igual de dolorosa para las víctimas e igual de injusta, pero no todas las violencias se combaten del mismo modo ni responden a las mismas causas. Por su parte la periodista Violeta Assiego considera que si bien no todas las violencias son iguales, en todas existe un patrón basado en la necesidad de dominación propio de la cultura cisheteropatriarcal.
La violencia contra la mujer no se reduce a los vínculos de pareja. Se expresa en las relaciones de trabajo, en la vía pública y en otras vinculaciones familiares. Cuando hablamos de violencia contra la mujer incluimos el maltrato y el abuso verbal, económico, físico, simbólico hacia mujeres cis y transgénero. Por otra parte la violencia en el territorio de la pareja no se sucede sólo en las relaciones varón mujer y entre personas cis. Acontece con frecuencia entre varones, entre mujeres, en vínculos entre dos y entre más de dos. La herencia del discurso machista con su impronta de superioridad, dominio y celos se traduce en actitudes peyorativas, de maltrato, persecución e incluye las diferentes expresiones de la violencia. Según la Licenciada Manrique, liberarse de ese lugar paralizante requiere de valentía y de un entorno que favorezca la superación de miedos e inseguridades.
En la actualidad las teorizaciones, los artículos, los marcos jurídicos describen ampliamente la violencia en las relaciones heterosexuales. Con respecto a los vínculos de pareja del colectivo LGBTIQ+ pareciera imponerse un perverso juego de invisibilización, donde aquello de lo que no se habla, además se esconde. La profesora en Psicología González Oddera, co autora de “La violencia en parejas del mismo sexo…”, aborda este tema y señala que es la pregnancia de una matriz heterosexual la que aporta densidad explicativa a la problemática de la violencia. Es decir que, aún cuestionando la díada violencia – parejas heterosexuales no se despliegan abordajes innovadores, que intenten pensar, problematizar y teorizar sobre la violencia en las parejas desde una perspectiva diversa que no requiere apelar a la heteronorma.
Cuando una mujer trans denuncia violencia, cuando lo hace una mujer lesbiana o un varón gay, ¿cómo es recibida y entendida esa denuncia por parte de las autoridades? Porque no se trata de una pelea entre varones, o un enfrentamiento entre mujeres, son situaciones de índole familiar o doméstico que reproducen sistemáticamente modelos arcaicos a deconstruir.
Producto de la invisibilización de la problemática dentro del colectivo de la diversidad sexual, muchas veces las personas que sufren relaciones violentas no piden ayuda. Por otra parte el homotrans-odio internalizado se cuela y alimenta una temática sensible y delicada que requiere atención y legislación. Tenemos que concientizar que los surcos machistas y las huellas discriminatorias nos habitan en distinta medida a todas y todos.
Paz Dellacasa del espacio lésbico La Fulana dice: “Lo que queremos es que se nos reconozca. Lo que no se nombra, no existe, y lo que no existe no tiene derechos». Aquí tenemos mucho por nombrar.
Tina sufrió sistemáticamente el hostigamiento de su pareja. Le llevó mucho tiempo salir de allí y liberarse. Varones gay, mujeres lesbianas, varones y mujeres trans, andan el amor y las relaciones muchas veces sabiéndose parte de una sociedad que aún tiene que transformarse con respecto a la lógica estereotipada de los vínculos y de confirmación de familia. En ese sentido, cuando además son víctimas de violencia familiar, la dificultad puede multiplicarse, callando y escondiendo. Existe siempre la posibilidad de asomar, de buscar con quién, de poder susurrar lo que a veces no puede gritarse, para encontrar así la red que hace falta. La puerta está, será abierta y el susurro podrá volverse canción. Porque como sugiere el título de la película, la violencia nada tiene que ver con el amor. El amor es otra cosa.
(*) Columnista de Diario Digital Femenino
@emilianosamar
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