La ONG InteRed impulsa el proyecto «Mujeres que nos hablan de mujeres», un programa que lleva a los colegios las historias de vida y lucha de varias activistas latinoamericanas
25 de noviembre de 1960. Encuentran en el fondo de un acantilado de la costa de República Dominicana los cuerpos sin vida de tres mujeres, Minerva, Patria y María Teresa Mirabal. Tenían 34, 36 y 25 años, eran hermanas y activistas contra el régimen del dictador Rafael Leónidas Trujillo. Su asesinato, un crimen anunciado, marcó para siempre la historia del país y su memoria sirve hoy para conmemorar el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. La cultura dominicana tiene presente su legado, pero su historia no figura en los libros de los programas educativos de habla hispana; la historia «oficial» no suele contribuir a conservar la memoria de los referentes femeninos.
Hablar en los colegios e institutos de las hermanas Mirabal, del movimiento en defensa de la libertad, los derechos sociales y la participación política de las mujeres que ellas impulsaron es incorporar a nuestro presente el aporte de las mujeres a las luchas por la igualdad. Hay, y hubo, importantes liderazgos femeninos, pero la mayoría están ausentes en el relato que se transmite.
Contra este destierro forzado al olvido, y por este 25 de noviembre en el que se cumplen 60 años de su asesinato, la ONG InteRed ha impulsado el proyecto «Mujeres que nos hablan de mujeres», un programa que «lleva a colegios de España las historias de vida y lucha de mujeres latinoamericanas, y que tiene como objetivo formar a los jóvenes en la erradicación y prevención de las violencias machistas», explica Olga López, responsable de Medios de InteRed. Los materiales, financiados por la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo, están dirigidos a mayores de 12 años y compuestos por tres cómics y una guía didáctica pensada para aprender a identificar las violencias y su vínculo con la desigualdad.
Mujeres extraordinarias
El proyecto recopila y narra tres historias: La de «Las abuelas de Sepur Zarco», un grupo de mujeres mayas que pelearon por obtener justicia y reparación ante las violaciones sufridas durante el enfrentamiento armado en Guatemala, la de Bartolina Sisa, asesinada por enfrentarse a la explotación colonial en 1782, y la del múltiple asesinato de las hermanas Mirabal.
Sus autoras han articulado los relatos gráficos en torno a las conversaciones con mujeres activistas sobre el papel de sus antecesoras en la batalla por la igualdad. Por ejemplo, Teresa Canaviri, mujer indígena aymara, comunicadora social y ex viceministra de la Mujer en Bolivia entre 2003 y 2006, ha recuperado la biografía de Bartolina Sisa. La propia hija de Minerva Mirabal, Minou Tavárez Mirabal, ha hecho memoria sobre la vida y compromiso social de su madre y sus tías hasta su violento asesinato. Ahora es filóloga, profesora, exdiputada, ex viceministra de Relaciones Exteriores y fue candidata presidencial en 2016. Por último, la tira de «Las abuelas de Sepur Zarco» recoge el relato en primera persona de las protagonistas.
Primera página del relato gráfico ‘Vivas en nuestros corazones
Segunda página del relato gráfico ‘Vivas en nuestros corazones’
Tercera página del relato gráfico ‘Vivas en nuestros corazones’
Beatriz Gallart, coordinadora de InteRed en el país, fue la encargada de charlar con Minou Mirabal para dar forma al cómic. «Es, por un lado, un trabajo de sensibilización para que los jóvenes españoles conozcan la realidad de otros países, en este caso, en el terreno de las violencias machistas, y por otro lado una manera de visibilizar a mujeres que son referentes en América Latina». Y cuyos nombres apenas han llegado a nuestros oídos a pesar de tener una lengua común y de haber luchado algunas de ellas contra la colonización.
Gallart cuenta que Minou «es una persona muy reconocida en República Dominicana, no solo por ser la hija de Minerva Mirabal, sino por haber defendido y visibilizado los derechos de las mujeres, su empoderamiento y participación en la vida política. Fue una conversación muy reveladora la que tuvimos con ella porque nos contó muchas anécdotas personales y desconocidas de las hermanas: cómo vivían, cómo eran, qué les gustaba cuando eran pequeñas…».
En su juventud, el papel de Minerva, María Teresa y Patria contra la represión del dictador Trujillo ya era un asunto de dominio público y no tardaron en convertirse en referentes para buena parte de la población. «Quien empezó con el activismo por la igualdad fue Minerva, tenía una gran capacidad de liderazgo y estaba en completa oposición al trujillismo». Fue la primera mujer dominicana en obtener la Licenciatura de Derecho y lideró junto a su esposo Manolo Tavárez, también abogado, la creación del Movimiento Revolucionario ‘14 de junio’, una agrupación política que combatió a la dictadura.
La ‘Mariposa’, el nombre en clave que Minerva eligió para ocultarse de las persecución del régimen, es todavía «un símbolo que está presente en muchas casas de República Dominicana», explica Gallart. «Es el símbolo de la defensa de la patria desde la libertad, de los derechos de las personas, de lucha por la igualdad de las mujeres». El crimen conmovió a una nación cansada de tres décadas de violencia. Al año siguiente, el 30 de mayo de 1961, Trujillo fue asesinado. Las Mirabal tenían otra hermana, Belgica, apodada Dedé, quien desde el crimen continuó con el legado de su familia.
«Las violencias machistas tienen el mismo punto en común en todos los países: el privilegio de los hombres construido sobre la sumisión de las mujeres. La causa es el patriarcado y manda en todos los lugares del mundo». La diferencia, señala Gallart, está en los marcos normativos. «Las leyes que amparan a las mujeres en las culturas más conservadoras, como puede ocurrir más habitualmente en América Latina, no son acordes con los derechos que les corresponden. Hay elementos que perpetúan el machismo y el patriarcado».
Cree que proyectos integrados en los programas formativos de las escuelas, como «Mujeres que nos hablan de mujeres», pueden contribuir a que se prevengan y erradiquen las violencias machistas desde la juventud, porque «la educación es un motor de cambio y transformación de ideas».
«¿Conocíais a las mujeres protagonistas o a algún otro personaje o hecho que se cuenta en los relatos? ¿Qué os ha llamado la atención? ¿Qué rasgo de la personalidad de estas mujeres destacaríais? ¿Qué aspectos de sus vidas, a partir de lo que se cuenta en los relatos, os parecen que son semejantes y cuáles diferentes?», son algunas de las preguntas que se proponen en la guía para trabajar en los institutos sobre los relatos gráficos.
El trabajo de InteRed con niños, niñas, adolescentes y adultos siempre sigue la misma línea: «No siempre sabemos cuáles son las violencias, así que primero hay que identificarlas, después pasaremos a desmontarlas, y en el último paso las combatiremos generando nuevas formas de relacionarnos», añade Olga López. «La mejor manera de que la movilización social se active es con la influencia de unos jóvenes sobre otros jóvenes. Tienen que asumir que es su tarea y que tienen que responsabilizarse para vivir libres de violencias machistas».