
Qué significa el parto respetado y cuáles son los derechos de cada mujer
La mayoría de los nacimientos de América Latina se dan a través de cesáreas y con el correr del tiempo disminuyeron significativamente los partos en instituciones. Te contamos cuáles son los derechos de cada mujer de la mano de una experiencia de parto en hogar.
“A partir de informanos y sentir la violencia que ejercen en las instituciones decidimos que Lautaro nazca en casa. Luego en el transcurso del embarazo quisimos difundir información sobre los partos respetados en hogares porque las mayoría de las personas no conocen como se realizan”, relata Soledad Bettendorff.
Parirás con Poder es un documental sobre partos respetados que realizaron Bettendorff, licenciada en Artes Visuales del IUNA y madre de Lautaro, junto con su pareja Diego Romero, profesor de Lengua. Ambos conforman el grupo autogestivo Nuestra América Profunda, que se inició en 2005. Su fin es la producción y difusión de films educativos que reflejen y recuperen la cultura de los pueblos originarios, ocultada e ignorada de la historia oficial.
En distintos relatos que surgen en Parirás con Poder, determinados mecanismos que en las instituciones se realizan a modo de rutina durante el trabajo de parto se ponen en duda. Aunque cortar el cordón umbilical al instante del nacimiento sea algo normal en los hospitales y clínicas, el bebé debe tener su primera lactancia unido a su madre. Por otro lado para acelerar el trabajo de parto, la mayoría de los profesionales introducen Oxitocina. Aunque es una hormona que la mujer en un ambiente cálido y seguro genera, los médicos prefieren la sintética y la aplican por goteo, método que aumenta el dolor en las contracciones y acelera la respiración del bebé. Otra de las prácticas comunes en los partos convencionales es la realización de la episiotomía, que es un corte en la vagina para prevenir desgarros. La mayoría de las mujeres no lo necesitan y aunque el desgarro suceda, se cicatriza sin necesidad de puntos.
Aunque muchas mujeres la desconocen existe la ley 25.929 de parto humanizado que se promulgó en 2004 pero que aún no está reglamentada. Contempla, entre otras cosas, que todas las mujeres al momento de parir tienen derecho a: ser informadas sobre las distintas intervenciones médicas y decidir, si su vida o la del bebe no está en peligro, por ellas mismas; a ser tratadas con respeto de modo individual y personalizado; a ser protagonista de su parto; a que se respeten los tiempos biológicos y psicológicos del parto y se eviten practicas invasivas o suministro de medicación que a veces inducen cesáreas.
Francisco Sarasero es partero, especialista en acompañar a familias que realizan partos en sus hogares, licenciado en obstetricia y profesor de la UBA, formó parte del rodaje de Bettendorff y sostiene: “En las instituciones se apropian del tiempo del trabajo de parto, quieren que sea todo rápido y parecen fábricas de hacer bebes”. Además asegura que la mejor posición para parir es de pie, en cuclillas o cuatro patas y no acostada como habitualmente se realiza en clínicas y hospitales.
Corría junio del 2010, Bettendorff rompió bolsa por la mañana e inició el trabajo de parto sola. Luego llamó a su compañero y a un grupo de tres parteros que se denominan Parir en casa, uno de ellos era Saracero. Todos juntos trabajaron en el nacimiento del bebé. Ella no comió en todo el día y toda la noche, su trabajo de parto duro aproximadamente 17 horas. En el living de su casa, en cuclillas y entre gritos, palabras de aliento, miedo y mimos llegó Lautaro. Bettendorff resalta la importancia de desmitificar el trabajo de parto y hace hincapié en que es importante saber que se puede comer, beber, dormir, caminar y hacer lo que cada mujer necesite. “Nosotras somos el canal de ese bebé que sabe nacer, para hacerlo tenemos que estar relajadas y sentir nuestro cuerpo, que también sabe abrirse y dilatar”, afirma.
“El parto y el acto sexual son dos fases del mismo proceso separadas por un intervalo de tiempo que es la gestación, somos mamíferas y lo que tenemos que hacer para parir es despertar nuestro instinto”, dice Leila Ivana Savignano que ocupa el rol de doula. “La doula informa, acompaña desde lo emocional a la mujer durante el embarazo y todo el trabajo de parto, desde su lugar de haber pasado por la maternidad que en el mejor de los casos puede ser a través de un parto ideal”, define Savignano. El rol que cumplen es el que en la antigüedad ocupaban las madres, tías, hermanas, y todas aquellas mujeres que pasaron por el parto y transmitieron su experiencia. En la actualidad las personas por lo general viven lejos de su familia o quizá cerca pero con tiempos acotados y es por eso que surge la doula. Además, en el último siglo las experiencias de parto, en la mayoría de los casos, son en instituciones lo que lleva a que las mujeres no puedan difundir sus experiencias ya que los profesionales son los encargados y responsables de los nacimientos.
“Las mujeres tenemos que empezar a hacernos cargo, a saber y a enseñar a nuestras hijas que la verdadera información, la más importante, la que vale, es la que está dentro nuestro, la que no viene en folletos, pero aparece todos los meses con cada luna, la que sentimos en el medio del pecho y nunca se equivoca”, sostiene Savignano. Si la mujer decide elegir el miedo, el aceptar todo lo que provenga de la institución también elige traer a su bebé al mundo de esa forma. “Optar por el parto en casa es algo de mucha responsabilidad, es hacerse cargo del nacimiento una misma, es informarse y prepararse”, agrega Bettendorff.
Gritar, aullar, bailar, golpear las paredes, morder a sus compañeros, putearlos y otros actos atípicos en la cotidianeidad de la vida de las mujeres, son los hechos que realizan al parir de manera respetada. “Es muy fuerte tener ese poder, saber que todo lo que se sucede se hace y está en función de nosotras”, agrega Bettendorff.
“El parto reveló mi identidad más profunda, la confianza en mi cuerpo, la alegría de verme, de ser mujer, fue como volver a nacer”, describe Bettendorff. Por su parte Savignano agrega: “Parir es trascender, morir y renacer en cada contracción, es magia pura, el máximo estallido de nuestro estado más salvaje, tan terrenal como místico. Es aquel momento al cual volvería si se inventara la máquina del tiempo para pasar de nuevo por cada minuto, por cada sensación, por cada movimiento de mi hija en mi útero.”
Fuente: Perfil