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“No nacimos ayer” de la ilustradora RO Ferrer nos propone un recorrido por la historia del Movimiento Feminista atravesando el proceso continuo y dinámico de la conquista de derechos y libertades.

Muestra y conversatorio, en el Congreso de la Nación  organizada por la Directora de cultura de Diputados,  Andrea Barbieri, curadora Valeria Ré, acompañadas por la Senadora Liliana Varela. Panel de oradoras; Diana Maffía, Liliana Hendel, Lenny Cáceres, Florencia Guimaraes García, Mirta Lobato, presentadas por la ilustradora feminista RO Ferrer.

No nacimos ayer

Transcribimos su presentación donde nos habla del objetivo y detalles de la muestra:

Es importante decir que hoy, 7 de marzo, es el día de la visibilidad lésbica, donde se reivindica la lucha por los derechos de las lesbianas, especialmente el derecho a una vida digna y libre de violencias. Les abrazo fuerte.

Confieso que estos últimos días viví algo que creo (salvo a los varones cis presentes), nos sucede o sucedió a todes: el Sindrome de la Impostora, esto de creer que no somos suficientemente buenas, sabias, inteligentes o capaces y que entonces “se van a dar cuenta” de que somos un fiasco, que rodo lo que logramos fue obra de alguien más.

La exposición que está afuera pretende dar una pequeñísima muestra de cómo llegamos hasta acá, con este movimiento de mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans, no binaries, negras, originarias, personas con discapacidad e inmigrantes…con un objetivo común, hacer de este mundo un lugar libre de violencias, asimetrías y opresiones.

Sin la lucha de tantas compañeras, compañeres, que nos precedieron, hoy no podríamos estar HABLANDO. No sólo porque no lo hubiéramos tenido permitido de la puerta de calle hacia afuera (en muchos casos ni siquiera hacia adentro) y ¡menos en un auditorio del Congreso de la Nación! Sino que tampoco hubiéramos podido, porque no habríamos tenido acceso a la educación y menos a la educación universitaria. Porque nuestra voz aún hoy, pareciera sonar menos fuerte que la de un hombre y constantemente debemos mostrar credenciales para que nuestras expresiones y logros cobren un valor real… Si no nos interrumpen, corrigen o dan clases… nos piden explicaciones, soluciones y respuestas. El viejo rol de la madre-maestra ¡Y si sos feminista ADEMÁS te EXIGEN que peleés por el pato multicolor de Tasmania! Es que tampoco es suficiente con la carrera de obstáculos que vivimos para llegar a donde deseamos, o podemos, o nos dejan… SIEMPRE NOS FALTAN CINCO PARA EL PESO. De todos modos seguiremos resistiendo y avanzando, como hicieron ellas.

Sin ellas, seguiríamos pensando que nuestro fin ineludible es ese rol que definieron hace siglos, el combo “soy femenina”, ese de la maternidad, la crianza, las tareas de cuidado de tooooooda la familia (propia y política), las tareas de limpieza, alimentación y servidumbre que durante siglos disfrazaron de “amor”… es maravilloso, si te dicen que todo eso lo hacemos por amor, si no lo hacemos somos unas porquerías de personas, desamoradas y egoístas. Claro, tenés las propagandas de productos de limpieza o repelentes de mosquitos, esos para mamis exigentes y felices de estar arrodilladas fregando la bañera que refuerzan esa ideota ¡¡¡Yo no limpio el inodoro por amor ¿eh?!!! ¡¡¡No vengo con EL CHIP DE LA LIMPIEZA!!! ¡Es por pura necesidad nomás y porque soy un poco germofóbica! El combo viene con salame: ¿Cansada de qué si estuviste en casa todo el día? Dice el histórico machirulo de libro mientras se descalza, se tira cual lobo marino en el sillón y pregunta cuándo está la comida.

Digamos que ya tenemos bien claro que el confinamiento doméstico no es otra cosa que trabajo no remunerado, ahora hagamos la revolución doméstica (como dice Dora Barrancos).

Continuaríamos pensando que esa es LA REGLA, no una elección. Y el feminismo pelea por la libertad para elegir qué consideramos mejor para nuestras vidas. No es que de golpe tenés que salir toda peluda u odiar a los hombres o que no podés usar tacos y maquillaje. Podés todo lo que te haga feliz y desees…el feminismo va contra las imposiciones culturales que nos obligan a recortarnos o negar quienes somos realmente.

No podríamos tener propiedades a nuestro nombre NI el cuidado de hijes luego de un DIVORCIO…bah, tampoco podríamos divorciarnos y seguiríamos AGUANTANDO, como “las de antes”. Aguantando silenciosamente, maltrato, engaños, manipulación y todo tipo de violencias naturalizadas, hechas norma (lo normal). Es que nacemos en una cultura que romantiza las violencias, que nos define, controla y ubica con los roles y estereotipos de género, mandatos, normas morales (de doble vara obviamente… ellos son unos capos si están con dos o tres al mismo tiempo y nosotras… bueno, ya sabemos… unas casquivanas!!! Ni deseo, ni sexualidad plena, ni goce…pero qué lindo es ser desobediente y desubicada).

Trabajamos dentro y fuera del hogar y el sueldo ya no tenemos que dárselo obligatoriamente a marido. Hermanas, si eso sucede salgan de ahí ¡YAAAA!

Podemos elegir casarnos o no ¡Y CON QUIÉN!

Nos queda el derecho a decidir sobre nuestra vida sexual, reproductiva y no reproductiva. Terminar con la maternidad como fin obligatorio y sostén del sistema productivo.

Gracias a esas mujeres que pusieron el cuerpo y sus ideas antes… es que podemos ocupar cada vez más espacios de toma de decisión y poder. Gracias a ellas entendimos que lo personal es político y que incluso el no jugársela por ninguna causa también lo es… todo lo que consumimos, las elecciones que hacemos, lo que callamos…todo es político, porque fija una posición con respecto a la vida y la realidad que construimos a diario.

Ser conscientes de esas luchas, contextualizar a las personajes de otros tiempos, incluso esas de quienes no conocemos sus nombres, que no aparece en libros de historia (bueno… ¿cuántas aparecen y cuántas siendo “personajes de reparto” en la HISTORIA MASCULINA?), pero hicieron su parte de revolución en las casas, en sus núcleos familiares, EN LAS CAMAS.

Mirar a nuestras ancestras EN SUS ESPACIOS CULTURALES, SOCIALES, POLÍTICOS, ECONÓMICOS Y RELIGIOSOS; reconocer que incluso cuando muchas no se definían como feministas, sí lo eran con sus acciones o idea Algunas no se definían feministas porque aún no existía el movimiento, luego porque no sabían qué significaba o porque su partidismo era tan fuerte que quizá lo sentían en tensión…sumado claro, a la mala fama que le crearon al feminismo con mentiras y manipulaciones propias de la cultura patriarca. Imaginen que un movimiento que lucha por igualdad implica pérdida de privilegios y poder para quienes se encargaron de estructurar el mundo asimétricamente (y claramente no con nosotres en la parte de arriba ¿no?)…¡¡¡ES CLARAMENTE PELIGROSO Y EXTREMISTA!!! Eso de querer ser consideradas PERSONAS y que no nos maten ES UNA LOCURA.

Y bueno… gracias a esas locas, rebeldes y desubicadas que buscaron equidad en todos los aspectos de la vida, para poner fin a las desigualdades y discriminaciones (raciales, étnicas, de clase, de género…), sin pretender cambiar la superioridad y la opresión de “bando” , es que hoy tenemos un movimiento de construcción colectiva, diverso, plurinacional. Y tenemos que hablar de interseccionalidad y horizontalidad. El movimiento feminista no responde a nadie individualmente. Por otro lado debemos entender que nos atraviesan diferentes tipos de violencia, algunos compartidos y otros no. Soy una mujer blanca de clase media, hetero, cis…No tuve que esconder relaciones sexo-afectivas por miedo a ser discriminada, moralizada, o violentada…claro que sí sentí que mi deseo o mi sexualidad se medían de manera diferente que el deseo y la sexualidad masculinas ¡y aparentemente ellos tienen un problemita, es tanto el caudal sexual que no pueden aguantar y TIENEN QUE ACOSAR O VIOLAR! Pobres ¿no? Y nosotras que salimos a la calle libremente con pollerita corta ¿Cómo hacen para no violarnos?¿Para frenar esa necesidad de moralizarnos o de demostrar su poder? Y…”viste como son los hombres”.

Pensar que una persona con discapacidad sufre exactamente las mismas violencias que yo viví, sería tener una mirada cortísima. Pienso en las neurodivergentes, en las personas TEA yendo a denunciar una violación en la comisaría, todos esos estímulos, el trato y el propio dolor sumado a los nervios de una situación que quizá se torne inmanejable. Se suele ver primero la discapacidad, borrando a la persona. Pienso en el momento de asistir al médico, las preguntas que les hacen, como les infantilizan…

¿Cómo equiparar mi realidad a la de una compañera afrodescendiente u originaria? ¿A las inmigrantes que NO SON EUROPEAS BLANCAS? Compañeras, compañeres que llevan sobre la espalda, siglos de esclavitud, explotación y silenciamiento… ¿Cómo, cuando mi color de piel y mi lugar de nacimiento no serán motivo de discriminación, pérdida de oportunidades laborales ni malos tratos (al menos no en este país)?

¿Una piba que pudo estudiar y elegir dónde trabajar, puede simplificar la realidad de las travas y trans cuyo promedio de vida no supera los 35 años? Y cuya gran mayoría son empujadas a pararse en una esquina, por una sociedad que mira hacia otro lado.

Eso es interseccionalidad, analizar, ver y pelear colectivamente para romper con todas esas discriminaciones, contra la invisibilización de realidades…salir del propio ombligo. Este es un movimiento y como tal, dinámico, vivimos en contradicción y replanteo constante entre lo aprendido y lo que vamos descifrando día a día.

Esas, LAS DE ANTES no distan mucho de tantas de estas LAS DE AHORA… porque la lucha feminista va contra toda forma de explotación, maltrato, manipulación, invisibilización y opresión ¿quién puede oponerse a eso?

La muestra

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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