Acabo de ver la entrevista que Infobae le hizo a Fabiola. Se la percibe invadida por el miedo, la angustia, la tristeza, la rabia, el profundo malestar, la soledad y la exposición mediática que no eligió. Su situación me angustió y me hizo pensar, como tantas veces al escuchar a mujeres víctimas de sus parejas o ex: ¡cómo les arruinan la vida los hombres a las mujeres!
Por Enrique Stola*
En las últimas horas, la vida de Fabiola ha sido invadida por múltiples intereses que no son los suyos. Una violencia mediática que se manifestó en la publicación de fotos que no autorizó (desde La Nación + hasta C5N, mientras que felicito a Tiempo Argentino y Página 12 por negarse a hacerlo, y también destaco el positivo cambio de postura de @eldiarioar)[1]. Esta violencia mediática también se ejerció de manera patriarcal contra Tamara Pettinato.
El juez Ercolini, miembro activo del Partido Judicial, la presionó para que presentara la denuncia. Por su parte, el presidente Milei aprovechó políticamente su situación, tratando de encubrir su propia misoginia y la violencia que representa en la destrucción de los mínimos resortes institucionales que los feminismos habían logrado para proteger a miles de mujeres y personas LGBTIQ+. También la vicepresidenta, Victoria Villarruel cuestionó a Alberto Fernández, mientras defiende a los genocidas que aplicaron múltiples formas de violencia de género extrema.
Diversos comunicados del peronismo han mostrado que, en algunos casos, no es Fabiola quien importa, sino la lucha por resolver cuestiones internas políticas. Incluso integrantes del PRO, conocidos por sus actitudes machistas, hoy «descubren» la violencia de género.
Muchas personas que, siendo funcionarias y funcionarios, tuvieron contacto con la realidad vivida por Fabiola, deberán explicar por qué no facilitaron con diálogo y apoyo que pudiera salir de su situación y, si así lo decidía, denunciar lo que estaba viviendo.
Yo le creo a Fabiola. Mi creencia no es ingenua, sino una actitud afectiva que busca estimular a quien ha sido víctima, para que pueda ampliar su mirada y tomar conciencia de lo vivido, soportado y sufrido.
Por supuesto, no confío en «la justicia». En Argentina, tenemos a miles de mujeres y niñes judicializadas, empobrecidas, desgastadas anímica y psicológicamente, y que nunca recibirán justicia. Fabiola tiene a su favor el nivel de exposición mediática que su caso ha generado, lo que podría actuar como un control social sobre fiscales y jueces/zas.
El exsenador José Alperovich está judicialmente condenado. El periodista y académico Pedro Brieger fue condenado socialmente. El expresidente Alberto Fernández está condenado socialmente, veremos qué sucederá judicialmente. El intendente de La Matanza, Fernando Espinoza, procesado por agresión sexual, sigue en su cargo sin pedir licencia. El diputado Germán Kiczka, de Activar e integrante de La Libertad Avanza en la provincia de Misiones, a quien se le encontró material de explotación sexual de imágenes de niñas, niños y adolescentes, demoró en pedir licencia, y acaba de renunciar luego de una allanamiento a su domicilio.
No podemos hacernos responsables de las conductas violentas y machistas de nuestros dirigentes, pero sí somos responsables de no tomar medidas rápidas para apartarlos de sus cargos una vez procesados.
¿Qué habrá sentido la esposa del presidente Alfonsín cuando los medios recalcaban la relación de éste con otra mujer? Nadie la defendió públicamente. ¿Qué habrá sentido Zulema Yoma ante la violencia ejercida por el presidente Menem? Nadie la defendió públicamente.
Sabemos por sus declaraciones lo que ha sentido Fabiola: la descalificación y el ocultamiento de su trabajo y su palabra. Y no la defendimos.
(*) Médico Psiquiatra. Feminista. Psicodramatista.
[1] También algún diario de provincia, como La Arena de La Pampa, que tomaron la decisión editorial, ética y profesional correcta de no publicar.
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Lenny Cáceres @lennycaceres69
Blanca Zulema Rodriguez -
Es muy grave lo sucedido con la primera dama y el expresidente, abogado, profesor de la universidad, que mal nos hacen nuestros representantes del poder ejecutivo, la mala actitud misogena de algunos hombres, y la ausencia de las mujeres que desempeñaron su cargo solo para cobrar, o encubrir a los violentos. Aprender a elegir personas sanas, humanos constructivos. Nuestro pueblo sufre mucho, la miseria es: económica, social, educativa, institucional, judicial, ejecutiva. Cómo está nuestro pueblo que venden sus: tierras, sus trabajos, sus hijos, sus mujeres, sus ancianos, su dignidad, su religión, sus vergüenzas. Depredadores. Verdad es mejor que se vayan y no regresen.