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Palabras que abrazan y contienen, palabras que cortan, palabras que hieren dejando marcas, palabras que circulan o silencian en diferentes sentidos alternando puntos cardinales o atrapadas en círculos, entraman lo cotidiano, lo íntimo atravesando y siendo atravesadas en las redes vinculares.

Por María Paola Casariego* 
dra.mariapaolacasariego@gmail.com

Comprender el valor de la comunicación en sus diversos formatos nos habilita y otorga poder, si hacemos foco en “las palabras”, podemos afirmar que es una herramienta humana que nos interpela constantemente para la transformación inclusiva de entramados convivenciales habitables.

Palabras que abrazan y contienen, palabras que cortan, palabras que hieren dejando marcas, palabras que circulan o silencian en diferentes sentidos alternando puntos cardinales o atrapadas en círculos, entraman lo cotidiano, lo íntimo atravesando y siendo atravesadas en las redes vinculares.

En estas breves líneas me propongo reflexionar mediante una ocurrente clasificación, las repercusiones subjetivas de la comunicación enfocada en las palabras usadas en el cotidiano.

Podría pensarse en diversos tipos de palabras verbalizadas o escritas que invocan o convocan mudas y a los gritos acciones, que traslucen omisiones o vociferan ponzoña o antídotos en variados entramados, en tanto me centraré en dos grupos de palabras: PALABRA COMO SABLE Y PALABRA COMO VAINA.

La palabra como sable y la palabra como vaina
La palabra como sable y la palabra como vaina

El significado de la palabra sable denota un arma blanca curva y de un solo filo pensada para cortar, usada en caballería e infantería en el siglo XIX e incluso XX.

Dentro del grupo de palabras sable intento comprender palabras cortantes, al filo, precisas, protectoras, hirientes, cuidadas, descuidadas, sobrevaluadas, devaluadas, dichas y no dichas, boicoteadas, invisibilizadas, ninguneadas, mediadas, justas, injustas, preponderantes, privilegiadas, entre otras.

Las palabras sable devienen con ciertas características rítmicas, de tono o volumen en las interacciones humanas muchas veces matizadas con insultos, agravios, descalificaciones o silencios, entre otros, afectando las subjetividades personales e interpersonales.

Por su parte el significado de la palabra vaina alude a una funda ajustada para armas blancas o instrumentos cortantes o punzantes. Las vainas pueden estar elaboradas de diversos materiales, incluyendo piel, madera y metales como bronce y acero.

Dentro del grupo de palabras vaina pueden incluirse como significantes palabras protectoras, cuidadas, ajustadas, invisibilizadas, apreciadas, depreciadas, a medida, justas, injustas, preponderantes, privilegiadas, entre otras.

Las palabras vainas también denotan ciertas características rítmicas, de tono o volumen en las interacciones humanas muchas veces solapadas, encubiertas, matizadas con aparente cuidado afectando o asfixiando las subjetividades personales e interpersonales.

La oportunidad, la pertinencia y coherencia de la palabra situada y utilizada en el contexto marca la diferencia en pos de una comunicación convivencial.

Estamos ante un tema crucial de gran actualidad, trascendencia y complejidad que se transparenta en cada una de nuestras interacciones, que nos interpela a la tarea de comprender y reflexionar de qué manera fluyen e influyen las palabras que usamos en nuestra vida cotidiana en los diversos escenarios y a la coherencia de las palabras con las acciones.

La palabra pasa a escena como lenguaje sutil y potente del poder en la actualidad, en sus niveles cognitivo, semántico, pragmático y cultural para desentrañar su función, sus alcances y sus significados implícitos y manifiestos.

Para Foucault, el poder circula “el poder no se aplica a los individuos, sino que transita a través de los individuos”. El poder se construye a través de las prácticas, los mecanismos y los dispositivos engendrados en la sociedad, los mecanismos de poder tienen un trayecto, una técnica, una táctica, una producción, un funcionamiento de los discursos, son sólidos y cuentan con una tecnología específica que se extiende cada vez más en posible forma de dominación en el entramado de las instituciones modernas y contemporáneas, permeando con su lenguaje de poder la familia, la escuela, el colegio y su grupo de pares, convirtiéndose posiblemente en instrumento efectivo de formación e influencia en las personas.

Las palabras que usamos no solo revelan nuestro pensar, sino que proyectan el curso de nuestro quehacer, el vivir humano se da en un continuo entrelazamiento de emociones y lenguaje como un fluir de coordinaciones consensuales de acciones y emociones. Maturana H. (1997)

El discurso violento y discriminatorio es uno de los temas centrales de variadas investigaciones, en tanto es creciente la violencia particularmente en las instituciones, los medios de comunicación y las redes sociales imperantes en el tercer milenio.

En todo el mundo, estamos presenciando una inquietante oleada de xenofobia, racismo, intolerancia y apología del odio. Se están explotando los medios sociales y otras formas de comunicación como plataformas para promover la militancia de la intolerancia, la violencia, el desprecio por la salud y el ninguneo por la vida.

El discurso público se está convirtiendo en un arma para cosechar ganancias políticas con una retórica incendiaria que estigmatiza y deshumaniza a las minorías, los migrantes, los refugiados, las mujeres y todos aquellos vulnerables etiquetados como “los otros”, y no se trata de un fenómeno aislado.

El odio se encuentra enquistado tanto en las democracias liberales como en los sistemas autoritarios y con cada norma que con odio se rompe, se debilitan los pilares de nuestra común humanidad.

Existe un consenso en los organismos de derechos humanos acerca del impacto de los discursos de odio sobre las formas tangibles de la violencia. Se trata de discursos que “profundizan la desigualdad, lo cual a la larga obviamente impacta en los niveles de violencia” (Abramovich, 2015).

Sin embargo, aun constatando este impacto de las discriminaciones sobre formas tangibles de la violencia, es compleja la forma de intervención en este tipo de discursos en la medida en que la doctrina de la libertad de expresión (particularmente a nivel regional) señala que los discursos deben ser tolerados casi en todas sus expresiones; sólo podría haber prohibición de discursos que inciten en forma directa a la violencia o al odio.

Formas más sutiles de discriminación y estereotipación deben ser enfrentadas con más discurso.

El problema,  la mayoría de las veces, es diferenciar la incitación directa o apología de  la violencia de otras formas más sutiles de la misma, para lo cual se han  acordado diversas pruebas y mecanismos, entre ellos los consensuados en el Plan de Rabat: valoración del contexto, intención de quien emite,  contenido y forma, alcance y probabilidad de daño.

Por último, comprender el valor de la comunicación en sus diversos formatos, la utilización de las palabras como sable o como vaina, registrando las interacciones en lo cotidiano nos habilita y otorga poder para la transformación inclusiva de entramados convivenciales habitables del presente milenio.

(*) Abogada y mediadora con perspectiva de género , operadora en psicología social, escritora y docente,  miembra de EsTILA.ar (Espacio de Transformación Inclusiva Latinoamericana).
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