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Celebremos niñeces libres.

  «…Quiero tiempo pero tiempo no apurado
Tiempo de jugar que es el mejor
Por favor, me lo da suelto y no enjaulado
adentro de un despertador
…»

Hoy la propuesta nos invita a pausar el tiempo apurado y hablar de niñeces, de todas las niñeces, de niñeces libres desplegando sueños multicolores por doquier, habitando los días con risas que contagian fuerte y llegan lejos dibujando sus deseos de SER, con besos y manos pegoteadas de amor puro, algunos abrazos escurridizos cuando tienen ganas, solo cuando tienen ganas (y está muy bien). El pensarles, transforma en mejor posibilidad a este mundo desconfigurado y enrarecido.

Por Mónica Vaccaro*
para Diario Digital Femenino

Cuando llegan los vientos que soplan y resoplan nos animan a remontar barriletes, son mejores los que se arman en equipo, con varillas, cinta de papel, hilo de algodón y lo que pinte, para personalizar el «chasis» y un divertido ropaje con impronta de celebración. Seguramente de esos vuelos de cometas, habilitando  la creatividad, en-trama, con el amor y la hospitalidad, tejeremos un eslabón de ternura que aloje en algo a nuestras niñeces que quedan un tanto a la deriva mientras la humanidad navega por turbulentas aguas de incertezas .

Mientras el capitalismo disputa la mejor «oferta» para atraer posibles consumidores, circula en redes una caprichosa defensa adultocéntrica de sostener  con la O de patriarcado una única nominación (casi inmodificable)  para el día de la niñez, fecha que además, no debería ser la única, en que se conmemoren y visibilicen los derechos de las niñeces.

Siguiendo en el hilo de visibilizar, informar y tejer trama como refugio, en este caso alojadora de niñeces con sus derechos, seguramente nos interpelemos como personas adultas.

Dado que son varios los puntos que ameritan ser enunciados, puestos en debate, problematizando y abriendo preguntas, hoy tomaremos sólo algunos de ellos.

Aporta recordar, también en esta ocasión, los marcos normativos vigentes tal como la «Ley de Protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes» [1] 

«…que tiene por objeto la protección integral de los derechos de las niñas, niños y adolescentes que se encuentren en el territorio de la República Argentina, para garantizar el ejercicio y disfrute pleno, efectivo y permanente de aquellos reconocidos en el ordenamiento jurídico nacional y en los tratados internacionales en los que la Nación sea parte… los derechos aquí reconocidos están asegurados por su máxima exigibilidad y sustentados en el principio del interés superior del niño…debiéndose respetar: 

  1. a) Su condición de sujeto de derecho;
    b) El derecho de las niñas, niños y adolescentes a ser oídos y que su opinión sea tenida en cuenta;
    c) El respeto al pleno desarrollo personal de sus derechos en su medio familiar, social y cultural;
    d) Su edad, grado de madurez, capacidad de discernimiento y demás condiciones personales;
    e) El equilibrio entre los derechos y garantías de las niñas, niños y adolescentes y las exigencias del bien común;
    f) Su centro de vida. Se entiende por centro de vida el lugar donde las niñas, niños y adolescentes hubiesen transcurrido en condiciones legítimas la mayor parte de su existencia…

    Los derechos y las garantías de los sujetos de esta ley son de orden público, irrenunciables, interdependientes, indivisibles e intransigibles…»

Hacer efectiva la plena implementación de esta Ley (y otras) convoca a decisores de políticas públicas para que asignen los recursos necesarios a través de los financiamientos; a trabajadoras y trabajadores de todos los ámbitos involucrados con niñeces (salud, educación, justicia, comunicación, fuerzas de seguridad, etc)  a capacitación continua específica, en clave de derechos humanos con perspectiva de géneros y diversidad; a las familias; a la sociedad en su conjunto.

Hablemos de Salud- Salud Integral- Salud Mental 

La Salud como derecho debe ser garantizada, si bien en la mencionada Ley 26061, claramente se explícita que…

Los Organismos del Estado deben garantizar:
a) El acceso a servicios de salud, respetando las pautas familiares y culturales reconocidas por la familia y la comunidad a la que pertenecen siempre que no constituyan peligro para su vida e integridad;
b) Programas de asistencia integral, rehabilitación e integración;
c) Programas de atención, orientación y asistencia dirigidos a su familia;
d) Campañas permanentes de difusión y promoción de sus derechos dirigidas a la comunidad a través de los medios de comunicación social…Las niñas, niños y adolescentes tienen derecho a la atención integral de su salud, a recibir la asistencia médica necesaria y a acceder en igualdad de oportunidades a los servicios y acciones de prevención, promoción, información, protección, diagnóstico precoz, tratamiento oportuno y recuperación de la salud.» 

Hay otros debates que debemos dar hacia adentro de las interdisciplinas, en particular en el campo de la Salud Mental para hablar de garantías de derechos.

Hablar de despatologización es prioritario en este contexto de modernidad líquida, donde se «confunde» diagnóstico con clasificación ,es llamativa la proliferación de etiquetas que traen las niñeces como carta de presentación, casi no tienen nombres propios, se les convierte en una sigla y se pone rápidamente en funcionamiento un circuito de «multi-terapias» ( no es interdisciplina) donde muchas veces esa niñez y también su familia quedan atrapades, cuando en realidad lo que necesitan es ser alojadas, aliviadas, acompañadas, armando trama de sostén.

Ni siquiera contextualizar en el evento disruptivo que nos atravesó como humanidad (la pandemia por Covid-19) atemperó  la voracidad por etiquetar niñeces.

Esa obligada pausa que por el cuidado de la salud colectiva nos fue necesaria, no es tenida en cuenta en múltiples situaciones o en diversos ámbitos  en que transitan sus vidas y que pueden (o deberían ser) oportunidades subjetivantes. Hay cierta resistencia a aceptar que somos parte de «eso» que atraviesa a niñas, niños y adolescentes.

Es un compromiso ético respetar sus tiempos teniendo en cuenta que las niñeces perdieron, sus ámbitos de socialización, y en algunas situaciones mucho más, coincido con Beatriz Janin cuando expresa «considero fundamental que comprendamos que esto ocurrió, que sacudió los cimientos de lo conocido, dejó huellas capaces- en algunos casos- de transformarse en marcas indelebles…Y que nada es igual a partir de esto» [2]

Transformar las prácticas interdisciplinarias en encuentros con abordajes saludables, sin patologizar los sufrimientos, dando lugar a la palabra es un camino posible a la salida colectiva. Volver a tejer trama como refugio a la ternura y a esas niñeces que necesitan abrigo.

Celebremos niñeces libres y respetadas, sin etiquetas, alojando y acompañando con tiempo no apurado
Celebremos niñeces libres y respetadas, sin etiquetas, alojando y acompañando con tiempo no apurado

Y como nada es igual a partir de esto, hay que inventar nuevos aires, hay que redescubrir la naturaleza como bien común, quedarse en la plaza hasta que caiga el sol, escuchar otras voces, las de la gente chiquita que seguro tiene tanto para decir, si habilitamos escucha alojadora, si acompañamos en la construcción y vuelo del cometa que enciende sueños, si despejamos las «agendas infantiles» escritas con letra adulta haciendo pausa en clave de cuentos y dulce de leche, si les damos tiempo, tiempo no apurado y de jugar que es el mejor, el de pisar charcos y correr gritando, el de esperar la llegada de esa carrera con un abrazo y por un momento imaginar la más linda canción haciendo que esta humanidad, sea ese mejor mundo posible donde quepamos todes.

                                                                                                                                                             «…Quiero cuentos, historietas y novelas
Pero no las que andan a botón
Yo las quiero de la mano de una abuela
Que me las lea en camisón…»
 

     Marcha de Osías (María Elena Walsh)

 

[1] Ley 26061 de Protección Integral de los Derechos de las niñas, niños y adolescentes.

[2] «Niñas, niños y adolescentes en tiempos de desamparo colectivo» De la incertidumbre a la esperanza en salud mental y educación» Beatriz Janin Noveduc, 2022

(*) Trabajadora de la Salud Mental y activista de Derechos Humanos.

 

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