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Desmontar el mito del sexo binario es el desafío que lleva años de espera, porque no todo encaja en dos categorías. Ser intersex es una variación corporal de los seres humanos. No es un problema médico, una enfermedad o una patología como muchas veces se buscó instalar y sostener.

Por Emiliano Samar*

Escucha este artículo en la voz de Marina Colado

XXY es una película argentina de 2007. Escrita y dirigida por Lucía Puenzo es protagonizada por Ricardo Darín, Valeria Bertuccelli, Martín Piroyansky e Inés Efron. Es la historia de una persona intersexual de 15 años que junto a su familia se traslada a un pueblo frente al mar para evitar el rechazo social y aprender de la situación que viven. La película se basa en un cuento de Sergio Bizzio, «Cinismo». El relato que recupera la película hace referencia al Síndrome de Klinefelter, también conocido como Síndrome XXY, una de las tantas formas de intersexualidad posibles.

XXY
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La intersexualidad abarca un conjunto amplio de corporalidades, en la historia del film solo se refiere a una de dichas posibilidades, dentro de la diversidad corporal de las personas intersex.

Las personas intersexuales son aquellas cuyos cuerpos y sus aspectos biológicos  (cromosomas, órganos reproductivos y/o genitales) no se encuadran anatómicamente dentro de los patrones sexuales que constituyen el sistema binario varón/mujer. Como describimos anteriormente, se enmarca en la diversidad corporal. La intersexualidad no tiene que ver con la identidad de género, ni con la orientación sexual. Es decir, las personas intersex tienen diferentes orientaciones sexuales e identidades de género.

Cuando alguien nace, se repite la misma pregunta: ¿Es un niño o una niña?. Dicha pregunta puede parecer a primera vista inocente, pero indica que las clasificaciones de sexo y género se encuentran enraizadas en nuestra sociedad de manera binaria. Asimismo, pone en evidencia nuestro limitado entendimiento vinculado al abanico de posibilidades con respecto al género. Existe una línea rígida con la que clasificamos y separamos los sexos. Habitamos y repetimos dos categorías exclusivas y excluyentes. “Simplemente, el sexo de un cuerpo es un asunto demasiado complejo. No hay blanco o negro, sino grados de diferencia”, describe Anne Fausto-Sterling, filósofa, escritora y profesora de biología y estudios de género.

Este ordenamiento binario del sexo y género se despliega en nuestra sociedad y determina la forma en que entendemos y organizamos el mundo a nuestro alrededor. Colores, objetos, actitudes, formas de expresarnos. Las categorías femenino y masculino, y su marca que encasilla, exponen todo aquello que no se reconoce en ellas. Deja al descubierto ante una matriz discriminatoria y de invisibilización a quienes se reconocen en una zona no binaria, produciendo quiebres a sus derechos humanos básicos y fundamentales. Las personas intersex son especialmente vulnerables en este sentido. Morgan Carpenter (activista intersexual) echa luz sobre el tema cuando señala que “uno de nuestros problemas fundamentales de derechos humanos no es la existencia de géneros binarios, sino lo que se hace médicamente para hacer que nos adecuemos a esas normas”.

XXY
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Laura Inter y Eva Alcántara analizan la intersexualidad desde una perspectiva de derechos humanos y comparten algunas reflexiones por demás significativas: “Aunque el objetivo de las intervenciones es normalizar nuestros cuerpos con el argumento de hacer un bien y disminuir el sufrimiento, la verdad es que esto no ocurre así. El problema no es la diversidad corporal, sino la crueldad social y el rechazo, productos del temor y de la incapacidad para aceptar que las diferencias son algo deseable. Las personas intersexuales compartimos con el movimiento lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero y travestista (lgbttt), y con todos los seres humanos, el anhelo de libertad, de una libertad para decidir cómo es que queremos llevar nuestras vidas, a quién deseamos amar, cómo queremos vivir y con quién, una libertad plena para decidir sobre nuestros cuerpos”.

La Comisión Interamericana de Derechos Humanos declaró su preocupación por la información que ha recibido respecto de violaciones de derechos humanos de las personas intersex debido a que sus cuerpos difieren de los estándares corporales “femeninos” y “masculinos”, tal y como son definidos médica y culturalmente. Declaran que “esto incluye cirugías de asignación de sexo y operaciones de los genitales, las cuales son practicadas sin el consentimiento informado de personas intersex. La mayoría de estos procedimientos son de naturaleza irreversible y se encuentran dirigidos a “normalizar” la apariencia de los genitales”.

También la CIDH describe que “se ha reportado que estas cirugías y procedimientos causan un enorme daño en niños, niñas y adultos intersex, incluyendo, entre otros, dolor crónico, trauma de por vida, falta de sensibilidad genital, esterilización, y capacidad reducida o nula para sentir placer sexual. Con frecuencia estas cirugías resultan en esterilización forzada o coaccionada”.

La reproducción de la matriz machista, patriarcal y binaria se vuelve un molde que no responde a las variaciones de cuerpos, géneros y relaciones. Se imponen formatos que, en el caso de las personas intersex, se vuelven violatorios de derechos y dejan consecuencias psicológicas y físicas la mayoría de las veces irreversibles. El temor a lo desconocido por parte de las familias aparece en los relatos de las personas del colectivo intersexual. Tanto la falta de información, como el miedo y las posiciones ideológicas devienen en violencia simbólica y física.

Alex, quien protagoniza XXY, viajó al mar con la esperanza de poder moverse con libertad. Seguramente dar visibilidad a estos temas es ir construyendo de a poco la orilla hacia un mundo más justo y plural, donde la diversidad sea un viaje en el cual todes, todas y todos podamos elegir el recorrido. Para que, más que llegar, siempre estemos yendo.

(*) Columnista de Diario Digital Femenino
@emilianosamar
emilianosamar@gmail.com

1 Comentarios

    • Gabriela -

    • agosto 25, 2021 a las 09:19 am

    Interesantísimo!!! Creo que el problema de género es sólo una de las dimensiones del problema A mi entender, la perspectiva binaria es heredera del capitalismo y de la ciencia positiva. La acumulación exige normalizar, controlar, regular las relaciones sociales
    La medicalización y consecuente caracterización de la intersexualidad como síndrome obturan todos los matices del espectro
    Discutir la perspectiva binaria es el gran desafío del siglo XXI

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