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Toda una odisea intentar escribir sobre tres cuestiones que se interrelacionan y que cada persona vive de manera diferente, o dimensiona diferente. De todas maneras, me animo porque es la realidad cotidiana, la que me interpela, a veces paraliza y otras vulnera.

Por Lenny Cáceres*
Foto de portada: Rebelarte

Y es bastante egoísta esto de la vulneración ―me hago cargo― porque se trata de otras vulneradas, en todo caso, en mi cuerpo habita prestada, por un ratito o más, pero debo saber que no es propia o me pongo en el centro y eso haría imposible el aportar, la mano, el abrazo. Y, a la vez, ¿cómo me armo y sostengo? Me hago la pregunta que no es personal, nos la hacemos infinidades de compañeras a diario. Construimos una red. Esa es, hoy, la que nos sostiene; rotas, muy rotas, pero abrazadas. Con todas las preguntas, las dudas, la falta de respuesta no solo para nosotras, para esas otras que esperan un cachito de ilusión habitable, o simplemente de dónde agarrarse por un rato…

Violencia, comunicación y territorio
Violencia, comunicación y territorio

El intentar conectar los conceptos “violencia”, “comunicación” y “territorio» me lleva a tres dimensiones fundamentales que influyen en la dinámica social y política de diversas comunidades. Me importa la mirada del propio espacio, del lugar en el mundo que habito y comparto. ¿Qué aborda cada una y cómo se interrelacionan?

La definición de violencia es clara y se refiere a la utilización de la fuerza o el poder, ya sea física, verbal o simbólica, para imponer un dominio, control, o causar daño ―siempre causa daño―. Puede manifestarse de diversas formas, incluyendo la violencia física, psicológica, estructural, simbólica, entre otras. La violencia es acción y omisión, porque ante la presencia de acciones violencias, no reaccionar y mirar para otro lado también es una forma de violencia. Claramente, esta no es la definición acostumbrada, pero sí parte de las muchas que podemos armar.

Cuando intento definir comunicación y territorio, me viene a la mente el material que utilizaba para cursos, talleres, conferencias. Y, allí, definía:

Comunicación
¿Qué es?

  • La comunicación es el proceso por medio del cual se transmite información de un ente a otro. Es el intercambio de sentimientos, opiniones o cualquier otro tipo de información mediante el habla, escritura u otras señales.

Territorio
¿Qué es?

  • Como construcción cultural, un producto de la fusión entre sociedad, naturaleza y cultura. Una hoja sobre la cual las diversas comunidades vamos escribiendo nuestra memoria y tejiendo nuestra historia.

Eran otros tiempos, otra paz y, hasta podría decir, una inocencia. Jamás pensamos que los escenarios cambiarían tanto, que la destrucción, la descalificación y el desasosiego fueran parte de nuestra cotidianeidad. Lo que nos importa ahora, y especialmente en los tiempos políticos que vivimos y nos obligan a habitar, es el impacto de esas violencias en el territorio y el rol de la comunicación, léase medios de comunicación y redes digitales.

El impacto de la violencia puede moldear el uso y control de un territorio. Ejemplos de esto incluyen conflictos armados, desplazamientos forzados, la imposición de límites territoriales y la lucha por recursos naturales, como mirada macro.

Lo importante es que no dejemos escapar que ese territorio es nuestro lugar, donde nos encontramos, salir del individualismo y ser nosotras, nosotros, nosotres. Ese espacio que habitamos junto a otras personas, todas distintas. No importa si en pleno centro de una ciudad capital, en las ruinas de un pueblo fantasma o en una villa superpoblada. El territorio es todo y somos todas y todos.

Hoy, ese territorio es un espacio geográfico delimitado que es habitado, controlado, o administrado por un grupo o entidad. Va más allá de lo puramente físico, incluyendo aspectos culturales, simbólicos y políticos, todos destructivos. Momento de preguntarnos, ¿cuál es el rol de la comunicación en esta avanzada de violencias varias?

Violencia, comunicación y territorio

Nos transmiten y se intercambian ideas, información y significados entre individuos o grupos, de manera verbal, no verbal, escrita y visual y, en este punto, debemos resaltar que el rol en lo relacionado con la violencia y el territorio nos está dejando afuera, no nos ven ni oyen. No hay una mirada social de lo profundo.

Estamos ante un territorio, nacional diría, ante un espacio geográfico delimitado que es habitado, controlado, o administrado por un grupo, entidad o como quieran llamarle. Y va más allá de lo puramente físico, porque influye fuertemente en aspectos culturales, simbólicos, y políticos.

Supuestamente, la comunicación es esencial tanto en la propagación de la violencia como en la resolución de conflictos. La manera en que se comunican las ideas sobre un territorio puede legitimar o desafiar el control sobre él. Por ejemplo, la propaganda puede ser utilizada para justificar acciones violentas, mientras que la comunicación en procesos de paz es clave para la resolución de conflictos. ¿Cuál es la que nos está tocando?

Es aquí donde se hace visible la fuerte conexión entre la violencia y la comunicación. El control del territorio ya ni siquiera es una causa de conflicto interno, son otros los que lo controlan. Nuestro territorio está ligado a recursos, identidad cultural, o poder político. La forma en que se comunica hoy el valor de un territorio o las narrativas en torno a su control intensifican otras realidades, afectan las emociones, alimentan la desesperanza y no hay escucha, no existe la figura del interlocutor o interlocutora válidos. Los conflictos violentos se intensifican: personales, familiares, sociales; es lo que nos están dejando la violencia, como única forma de expresión y de reacción.

Y es aquí, claramente, donde vemos las interrelaciones: la sociedad no se siente parte de ese territorio, la han despojado, los medios en general van y vienen, tal vez al mejor postor, sin poder siquiera pensar en lo colectivo y anclarse en lo empresario o simplemente individual, el “sálvense quien pueda”, y la única forma de expresión, respuesta o salida que queda es la violencia.

Esta mirada con intenciones de análisis de la violencia, comunicación y territorio permite comprender mejor las dinámicas de poder en las sociedades y cómo las narrativas pueden influir en la paz o en el conflicto. Estos tres elementos están profundamente interconectados y forman parte integral de la configuración de las relaciones sociales, políticas y económicas en nuestra sociedad.

(*) Periodista feminista abolicionista, directora/editora de Diario Digital Femenino. Titular de la web de Asesoramiento y Capacitación https://lennycaceres.com.ar/
Autora del libro La transversalidad del género: espacios y disputas.(Ed. Sudestada)

 

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