
Ro Ferrer cuenta a Diario Digital Femenino el porqué de este libro, cómo surge y qué significa o cómo impacta socialmente el apartarse de los mandados o lo que se nos impone desde muy niñas “Este libro surge durante la cuarentena por la COVID-19, como reflejo de lo que empezamos a vivir al compartir TODOS los espacios y momentos, con el resto de les integrantes de nuestras familias ¡las 24 horas del día!
Como necesidad digamos…
-Sí, poder hacer catarsis desde el humor, expresar que no es algo que nos afecta individualmente, transformarlo en un abrazo colectivo, hablar de eso que casi nunca se dice. Criar, acompañar, cuidar, son tareas que se revisten de “amor” para que nos genere culpa cuando renegamos, no tenemos ganas…e incluso como un modo de encajarnos la responsabilidad absoluta. Y si son “por amor”, no se reconoce como trabajo real. Desde el feminismo gritamos continuamente: “ES TRABAJO NO PAGO”.
¿Por qué Mala madre?
Mala madre refleja el amor y también la desesperación, el cansancio, la culpa que sentimos durante estas arduas tareas de crianza y cuidado, mientras hacemos malabares para sostener “la casa”, “la armonía”, “la familia”; todas esas construcciones culturales que nos deshumanizan al colocarnos siempre al final, abnegadas, culposas.
Mala madre siente deseo, placer, goza comiendo chocolate a escondidas o encerrándose en el baño a llorar cuando siente que no da más. Juega, se divierte, duerme poco y mal por la carga mental… acompaña a otras en estos procesos, desenmascara la romantización que se esconde detrás de los roles, mandatos y estereotipos de género, porque entiende que son mecanismos de ubicación, control y definición, que nos encorsetan y muchas veces frenan en el desarrollo de nuestros sueños y proyectos. También tiene miedos y contradicciones. Vivimos en un sistema que está preparado para que siempre sintamos que estamos fallando, que algo nos falta.
Es un señalamiento común el de «mala madre» a las mujeres, ¿en qué situaciones?
-Socialmente el “mala madre” está en la punta de la lengua y se escupe cuando te corrés un poco de lo que se espera. Constantemente recibimos consejos e indicaciones que no pedimos, comentarios que hieren. Y si eso no es suficiente para que la confianza ande en una cuerda floja, nos invaden publicidades, cuentos, revistas, mensajes que contienen violencia simbólica y legitiman, reproducen, sostienen las estigmatizaciones, la construcción hegemónica de los cuerpos, la idea de que la maternidad es el fin único e ineludible, la exigencia de una perfección que no existe.
Soy mala madre porque quiero hijes libres, ser guía y no su dueña. Porque antes que madre, soy persona con sueños, proyectos, sentimientos, dudas… toda una humanidad revoltosa, en continuo aprendizaje y con mucho amor para compartir. Pero esencialmente, aprendiendo a amarme como soy.”
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De Editorial Chirimbote
Sale MALA MADRE (en cuarentena), un nuevo libro de la comunicadora e ilustradora feminista RO FERRER editado por CHIRIMBOTE (Colección Dibrujeando).

Con humor, acidez y ni una cuota de autocompasión, nos adentra en un mundo para exorcizarnos y reírnos de las contradicciones y de las rupturas cotidianas que se hacen de la maternidad perfecta, paciente, incondicional y alejada de los deseos; y una que se práctica en la cuarentena, entre aislamiento, múltiples tareas de cuidado, teletrabajo y hormonas –y mucho chocolate-.
Se trata de Mala Madre en cuarentena, una propuesta de la ilustradora y comunicadora feminista para desarmar estereotipos sobre la maternidad. En clave d
e humor, sin perder la crítica, Ro Ferrer aborda cómo las tareas de cuidado son relegadas a mujeres y feminidades –por el hecho de serlo-, el impacto de ese reparto desigual en sus trayectorias y las estrategias feministas para tirar por la borda los modelos impuestos.
“Detestan que rompamos el mandato de la funcionalidad, de existir para satisfacer a otros. No nacimos con el chip de la limpieza, ni de ´encontrar cosas´, ni de la maternidad obligatoria. No somos electrodomésticos con patas. Antes de madres, somos personas: ser madres debería ser una opción entre otras y no el fin único e ineludible que pinta la cultura. Ser maestras, enfermeras, abogadas, empleadas, médicas, científicas también es solo una parte nuestra. Somos personas con derechos, con deseos, proyectos y miedos”, señala Ro Ferrer, ilustradora y comunicadora feminista, invitando a vivir una maternidad incorrecta con mucho humor y sin autocompasión.
Mala Madre en cuarentena, el nuevo libro de la Colección Dibrujeando de Editorial Chirimbote, nos adentra en un mundo para exorcizarnos y reírnos de las contradicciones y de las rupturas cotidianas que se hacen de la maternidad perfecta, paciente, incondicional y alejada de los deseos; y una que se práctica en la cuarentena, entre aislamiento, múltiples tareas de cuidado, teletrabajo y hormonas –y mucho chocolate-. Ro interpela en cada página: “¿Cómo se puede definir una relación por ese verso cultural del ´amor para toda la vida´… si apenas podemos estar ´seguras´ de lo que sentimos ahora? ¿Puede importar otra cosa? Disfrutá loca, que sea lo que sea. Pero que sea hoy, en este momento… no existe nada más”. Y así nos embarca en un viaje donde no hay soledad, sino manada para desobedecer colectivamente.
A les hijes
Con amor, pero uno que se permite dudas y ninguna moralina, también transmite un mensaje a les más chiques: “No me las sé todas, apenas logré saber qué quiero o no en mi vida… quiero acompañarles, que sean libres, buena gente, no ´son mi propiedad´: solo les cuido y amo”, les dice. “Mala madre” se le llama a esa planta que, una vez que crecen sus “hijitos”, los suelta en la tierra para que sigan creciendo por su cuenta. Y nos es azaroso que, en criollo, se le llame así a una planta que se desprende de sus capullos. Así, vemos en una denominación de todos los tiempos cómo se ve el rol de la maternidad que libera, que deja crecer, que no retiene lo que, en un principio, brotó de su propia raíz, de su propio tronco. Y, por eso, este libro es una lisa y llana reivindicación del “malamadrismo”. ¡Mala madre y que viva la maternidad incorrecta!