El concepto de parto respetado nació en 2004 gracias a la Asociación Francesa por el Parto Respetado (AFAR) y desde entonces se replicó en países alrededor del planeta con el objetivo de visibilizar los derechos de las mujeres en el momento de dar a luz.
En Argentina existe la Ley 25.929 sancionada y promulgada en 2004 y finalmente reglamentada en 2015 la cual defiende los derechos de las madres, los recién nacidos/as y sus familias. Por todo esto y en el marco de la Semana Mundial del Parto Respetado, “El Aire de las Misiones”, programa de la 89.3 FM Santa María de las Misiones, dialogó con Agustina Petrella acerca de su experiencia y de la violencia obstétrica en general, de la ley, la falta de información y mucho más.
De qué hablamos cuando hablamos de parto respetado
Para hablar de parto respetado primero -desafortunadamente- tenemos que hablar de violencia, en este caso la obstétrica, que figura como una de las seis formas de violencia contra la mujer en el artículo 6 de la Ley 26.485 de Violencia de Género, norma de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones interpersonales.
“A grandes rasgos, un parto respetado es aquel donde se respetan las condiciones naturales de la fisiología femenina al momento de parir”, afirmó Petrella y agregó que “si un embarazo es sano, de bajo riesgo y el parto está dentro de lo que se considera normal y saludable no debería ser intervenido. Como protagonista de este acto fisiológico la mujer percibe su propio cuerpo y va generando las situaciones necesarias tanto físicas como emocionales para poder dar a luz”.
Al referirse a su experiencia personal, Agustina primero resaltó que cuando iba a tener a su hija “la Ley 25.929 ya estaba aprobada y reglamentada”, y como el nacimiento de su primer hijo había sido una “experiencia muy fea”, ella decidió presentar en la clínica en la cual iba a dar a luz un plan de parto. “Estaba de 39 semanas y pedía que se respetaran ciertos requisitos para tener un parto saludable, en intimidad y tranquila”, sin embargo al día siguiente “me llamaron para decirme que ellos no hacían parto respetado. Eso ya fue una locura”.
Ella se había anticipado en presentar la carta porque “los protocolos de atención de partos y nacimientos en todas las instituciones del país no están adecuados a las recomendaciones de la Organización Mundial de la Salud de manera que si uno va a parir dentro de lo que es el sistema de salud y se ajusta y permite que las instituciones se adecuen a sus protocolos, una la pasa mal en general”.
Si bien millones de mujeres aceptan todo eso y lo permiten, “la verdad es que la pasan mal y no es saludable. Pero como mi obstetra me podía asistir sólo en esa clínica por una cuestión de la prepaga yo confié en él. Culturalmente estamos acostumbradas a ponernos en manos del obstetra y esto es algo que hay que cambiar también porque después pasan estas cosas”.
Si bien la experiencia fue dolorosa, traumática, resaltó que dar a conocer su testimonio es muy bueno “porque la ley existe, está reglamentada y está vigente para todo el país, de manera que ninguna institución pública o privada, ningún profesional de la salud, ningún médico por más títulos y experiencia que tenga puede decir que no va a cumplir con la ley”.
Es sumamente importante que las mujeres sepan que la ley de parto respetado existe y debe ser cumplida y “el primer paso” para que esto pase es que sean conscientes de sus derechos, “que traten de agruparse, que busquen apoyo, hay muchísimas personas trabajando por esto en todo el país”.
Entre los puntos básicos que establece la Ley 25.929 mencionó que “una mujer no tiene que permitir le generen el parto con goteo con oxitocina sintética, no tiene que permitir que le pongan fechas límites para parir si el embarazo viene bien dentro de lo normal, no tiene que permitir que le obliguen a parir acostada porque es la posición menos recomendada y más complicada. No tiene por qué padecer dolor, en general el dolor tiene que ver con todas las intervenciones y con que nos obligan a parir en una posición que es naturalmente dolorosa y tampoco tiene que permitir que la separen de su hijo. No hay necesidad ni de bañar a los bebés, ni de pesarlos, ni de medirlos, ni de ponerles todas las cosas que le ponen a los cinco minutos de nacer”.
Además, la actriz remarcó que las mujeres deben saber que “la violencia obstétrica se puede y se debe denunciar. Hacerlo es gratis, no se necesitan abogados, no se necesitan testigos, y no se necesitan pruebas. En la Defensoría del Pueblo de la Nación hay un formulario de denuncias que se pueden hacer online para quienes tienen internet y sino una carta escrita firmada la mandan a la Defensoría”. También pueden comunicarse con Petrella a través de Facebook Parimos Conciencia e Instagram.
Pero la violencia obstétrica no se da solamente antes o durante el parto, muchas veces hasta implica el abandono de la madre. A nivel país, las situaciones que se viven a diario “son terroríficas, como sacadas de un cuento de terror, pero lamentablemente las denuncias formales son muchas menos en relación a lo que pasa”, Petrella conoce muy bien acerca de esto porque le escriben mujeres de todo el país, “porque en las redes sociales las mujeres suben sus relatos, pero a la hora de hacer la denuncia formal, lamentablemente tienen miedo”.
Finalmente, Petrella hizo hincapié en que el hecho de que exista violencia obstétrica no tiene que ver con presupuestos, estratos sociales, posición económica, ni nada parecido. “Cuando hablamos de un embarazo sano, un parto respetado no implica ningún tipo de gasto extra, implica el respeto a la fisiología femenina, el respeto a la persona, implica estar capacitado y no hay ninguna excusa, ningún tipo de institución por menos recursos materiales que tenga para no respetar la ley, de manera que el cambio es cultural, es de la sociedad en general y del sistema médico en particular”.
Fuente: Primera Edición