Feminismo popular y revolución
Unas palabras de bienvenida
Por Monserrat Bosch Heras
(Descargar en portada o en la Biblioteca virtual)
La antología que aquí se presenta es una colección de textos que fueron escritos a lo largo de toda una vida. A través de su lectura, podemos conocer la situación en que vivían los pueblos originarios de México hace décadas e incluso cientos de años, cómo las mujeres eran y son discriminadas y enajenadas, o qué caminos considera Mercedes Olivera que debe tomar la Antropología o la metodología feminista para que las mujeres logren su autodeterminación.
Los textos que ella escribió, desde sus inicios como antropóloga hasta la actualidad de “viejita feminista”, están todos enmarcados en su propia historia. El uso de un lenguaje sencillo, fácil de leer, se entremezcla con un discurso de constante reivindicación de derechos que abarcan desde las autonomías de los pueblos indígenas a la “liberación” de las mujeres, –reflejando la unión y contradicción– entre la militancia y la investigación desde sus primeros ensayos. En ocasiones, es la activista quien se presenta, en otros pasajes es la investigadora quien se impone exponiendo la riqueza de sus reflexiones teóricas e investigaciones. Esta dicotomía que se aprecia en textos de los años setenta del siglo pasado se exacerba en los escritos de la segunda década del siglo XXI, los cuales reflejan una lectura del contexto social chiapaneco desde su posicionamiento político feminista, cada vez más alejado de una academia que ella sitúa alejada de la realidad social que viven las mujeres campesinas.
Conocí a Mercedes durante el auge de los movimientos revolucionarios centroamericanos, de los cuales fue partícipe activa a través de la militancia en el proceso guerrillero guatemalteco, al que apoyó desde su vertiente internacional y del que se distanció paulatinamente, en parte por diferencias políticas, en parte porque no asumieron las reivindicaciones feministas que ella proponía. Con posterioridad, abrazó la causa zapatista, a la que sigue apoyando como se aprecia en muchos de sus textos finales. Remarcar esta militancia tiene su sentido para explicar el vacío bibliográfico que se observa durante esos años de inactividad investigadora académica y por qué escribió textos en los años noventa de otra naturaleza, sobre las guerrilleras guatemaltecas y salvadoreñas o sobre los procesos políticos nicaragüenses
A diferencia de muchas personas, la edad y el paso de los años no moderaron la fuerza de su pasión para la consecución de un mundo mejor, un mundo inclusivo latiendo con un corazón “abajo y a la izquierda”, como marca el zapatismo. Su ideología, sus creencias y las consecuentes luchas en pos de esos objetivos han marcado toda su vida. Leyendo su obra, no se aprecian grandes cambios ideológicos con el paso de los años. Si Mercedes de joven utilizaba un marco teórico marxista, con referencias de las obras clásicas de Karl Marx, a finales de los años noventa aparecen sus primeras citas de Bourdieu, el neomarxista que apoyará sus escritos hasta prácticamente la actualidad. Los conceptos de campo, luchas y estrategias, capitales (económicos, culturales, simbólicos, etcétera) y los habitus no solo conforman sus textos, sino que explican el mundo tal como ella lo lee e interpreta.
Mercedes es feminista. Lleva años luchando y reivindicando el feminismo de la igualdad. En los años setenta del siglo pasado escribió sobre la opresión femenina e, incluso, en sus etnografías anteriores las mujeres cobraban relevancia especial, en una época en la que todavía se hallaban invisibilizadas en la mayoría de los escritos etnográficos. A Mercedes corresponde la autoría del que, para muchas investigadoras, es el primer texto de investigación feminista que se publicó de Chiapas, “Sobre la explotación y opresión de las mujeres acasilladas en Chiapas”. Desde un posicionamiento claramente estructuralista, muestra la “cruel” realidad que viven las mujeres indígenas en las fincas del norte de Chiapas. Sobre las mujeres acasilladas escribió y publicó diferentes textos. Esta reiteración de una misma idea, dándole “una vuelta más de tuerca” en cada nueva publicación, es algo que sigue realizando y que dificultó, en ocasiones, qué texto seleccionar para estas páginas dada la similitud entre muchos de ellos, pero en los cuales había diferentes aportes importantes para recuperar, por lo que en ocasiones se presentan en esta obra algunos escritos de contenido similar. Debido a ello, para leer esta antología se aconseja realizar la lectura a saltos grandes o a pequeñas zancadas, siguiendo impulsos o directrices del azar, tipo Rayuela.
A finales de la segunda década de este milenio, cincuenta años después, las luchas que las mujeres realizan, no solo sus acciones feministas sino las que llevan a cabo en la cotidianidad en ámbitos indígenas y populares, siguen marcando los ensayos académicos de Mercedes Olivera. Las vidas de las mujeres marginales de Chiapas continúan ocupando gran parte de sus reflexiones y escritos, en los que difícilmente logra ya separar la investigación del activismo, algo que ella reivindica como necesario para transformar una academia que considera acartonada y separada de la sociedad. Los aportes y discusiones feministas que en ella se realizan, opina, pocas veces llegan a las mujeres –con quienes y por quienes se trabaja–; pareciera que el único objetivo académico fuera su propia reproducción como sistema. Los avances sociales que pudieran suponer las investigaciones quedan de esta forma relegados en unos espacios restringidos y alejados de lo que debería ser su razón de existencia. Desde esta consideración, su vida académica la unió, sobre todo en los últimos años, al trabajo directo y a la asesoría en organizaciones no gubernamentales (ONG).[1] Con y a través del Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas ha reflexionado sobre las violencias que sufren las mujeres, de las cuales la propiedad de la tierra –el sustento necesario para ellas y sus familias– es consustancial. Algunos de los últimos escritos presentados en este libro refieren la participación de las mujeres campesinas en la defensa de sus propios casos. En este sentido, Mercedes realizó un acompañamiento en la construcción de conciencias críticas para favorecer la autonomías y autodeterminación de las mujeres… seguir leyendo.
[1] Mercedes Olivera, como activista, fundó junto con otras mujeres feministas dos ONG. La primera, llamada Centro de Investigación y Acción para la Mujer (CIAM), inició sus actividades en Nicaragua, México y Guatemala en los años noventa. El Centro de Derechos de la Mujer de Chiapas comenzó mucho más tarde. Los talleres que se muestran en el video están relacionados con este último centro, en el cual se siente totalmente implicada.
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