
El Presidente del país africano sostiene que: «no cederá al chantaje”
El secretario general de la ONU, Antonio Guterres exige la “inmediata e incondicional liberación” de las jóvenes.
Por Daniel Hector Saban*
@oct49
317 estudiantes fueron raptadas por hombres armados, que las sacaron en la noche por la fuerza, del establecimiento Government Girls Secondary School de Jangebe, especializado en ciencias.

Son varios los grupos armados que operan en el estado de Zamfara, conocidos por efectuar secuestros para cobrar altos rescates y lograr la liberación de sus miembros encarcelados. El presidente, Muhamadu Buhari, exhortó a los gobiernos estatales a no efectuar pagos en dinero o en vehículos a los bandidos, y aseguró que: “no cederá al chantaje”.
Estas bandas criminales están movidas por la codicia, teniendo algunas de ellas vínculos con grupos yihadistas. Se ocultan en el bosque de Rugu el cual abarca cuatro estados: Katsina, Niger, Kaduna y Zamfara. La violencia de estos grupos ha dejado más de 8.000 muertos desde 2011 y ha obligado a cerca de 200.000 personas a abandonar sus hogares, según un informe efectuado por el International Crisis Group, publicado en medio del año 2020.
Los colegios se han convertido en los últimos tiempos en objetivos muy lucrativos para las agrupaciones criminales, multiplicando los secuestros de estudiantes, lo que conforma una amenaza creciente al acceso a la educación. En esta región es muy menor la concurrencia de niñas y niños a la escuela.
Estas pandillas delictivas, actúan esencialmente con fines de lucro y no por razones ideológicas, a pesar de que algunas se hallan vinculados con grupos yihadistas en el noroeste de Nigeria. Por ese motivo se considera muy peligroso otorgar amnistías a los responsables de los secuestros.
El presidente del Senado de Nigeria, Ahmad Lawan, exhortó al gobierno para que aseguren las escuelas que son vistas como objetivos fáciles para los criminales. “Ninguna escuela es segura”, aseguró con firmeza Murtalka Rufai, quien es profesor en la Universidad de Gusau, en la capital De Zamfara.

Se considera que el hecho de pagar rescate, convierte a los secuestros en un muy lucrativo negocio para los delincuentes. Lo que se está logrando es que cada vez más estudiantes abandonen la escuela por miedo.
Peter Hawkuins, representante de UNICEF, la agencia de las Naciones Unidas para la infancia opino que: “Esta es una grave violación de los derechos de los niños y una experiencia horrible para ellos”, y declamo que: “los niños deberían sentirse seguros en casa y en la escuela todo el tiempo, y los padres no deberían tener que preocuparse por la seguridad de sus hijos cuando los envían al colegio por la mañana”.
Constituye el segundo secuestro en el año, en menos de un mes. El hecho aconteció en el norte de Nigeria en la localidad de Jangebe. Según informa la agencia noticiosa Reuters, el suceso ocurrió cerca de la 1am del 26 de febrero cuando los secuestradores llegaron en camionetas y armados, doblegando a la población con disparos, obligando a las jóvenes a irse con ellos, algunas caminando, en dirección a la selva.
La policía del Estado de Zamfara, ubicado al nordeste del país, ha comenzado la búsqueda de las estudiantes secuestradas por los vándalos. Ante la presencia de los delincuentes 54 adolescentes, pudieron mantenerse escondidas. Las autoridades han manifestado que la población total del establecimiento es de 400 alumnos y un profesor ha declarado que son más de 300 las niñas desaparecidas.
Llegaron en motocicletas y camionetas, obligando a las jóvenes a ascender a los vehículos. Los individuos habían arribado ataviados con vestimentas similares a las de los guardias de seguridad, lo cual generó una confusión extrema. Se especula que las jóvenes fueron trasladados a un bosque cercano, donde se esconden los vándalos.
Familiares de las chicas secuestradas produjeron destrozos en el establecimiento cómo muestra de fastidio por lo acontecido. Mientras tanto, residentes locales arrojaron piedras ante el paso de las unidades policiales, en una de las cuales se trasladaba el comisario de Asuntos Interiores del estado. Los pobladores se hallan irritados ante la falta de seguridad existente para resguardar el Instituto.
El 17 de febrero, aconteció en Kagara
El pasado 17 de febrero, había acontecido un hecho similar donde se habían secuestrado a
42 personas en la localidad de Kagara, en el Estado de Níger, en el centro-oeste del país. En esa ocasión fueron raptados 27 alumnos varones, tres profesores y 12 familiares de los mismos. Todos siguen prisioneros de sus captores
En el momento del ataque había 650 alumnos en el establecimiento, y uno de los estudiantes resultó muerto. Los secuestros de niños y niñas en zonas rurales de los estados del norte parecen constituir un modus operandi de grupos criminales de la zona.
En diciembre, el hecho ocurrió en Kankara
En esa oportunidad habían sido 344 estudiantes, quienes habían sido secuestrados el once de diciembre, de su escuela. Pero una semana después, durante una ceremonia de bienvenida, el gobernador del estado de Katsina, agradeció a las fuerzas de seguridad haber logrado liberar a los niños, negando haber pagado rescate por su liberación.
El grupo Boko Haram se habia adjudicado el hecho delictivo.
Abril de 2014, en Chibok
Boko Haram, conforma un grupo terrorista, el cual había efectuado el secuestro de 276 estudiantes, en 2014. De ese grupo de estudiantes hay un conjunto de niñas que no quisieron volver con sus familias. “Estoy casada; estoy bien”, respondió una de ellas al no querer ser liberada. Se había logrado reintegrar a 82 adolescentes y es en ese momento que la propia presidencia nigeriana admitió que no se trataba de un caso aislado el de esa niña que no quiso retornar a su entorno.
Mientras estaban siendo examinadas en la escuela, los activistas de Boko Haram, secuestraron a más de 200 jóvenes de entre 12 y 15 años, las que han permanecido en manos del grupo durante más de tres años en un “aislamiento relativo”, según explica Mausi Segun, de Human Wright Watch en Abuja.
“Tras un periodo tan largo, no es sorprendente para las cautivas desarrollar el síndrome de Estocolmo”, explica la investigadora. Un negociador en el proceso de liberación asegura que muchas jóvenes ya no desean retornar al círculo del cual provienen.
El líder de Boko Haram, Abubakar Shekau, anunció que muchas de esas chicas secuestradas que son cristianas se casaron con combatientes islámicos convirtiéndose al mahometismo. En esa región muy pobre de Nigeria, la promesa de matrimonio conforma una manera de reclutamiento a las filas de los guerrilleros.
La joven que no ha optado por su libertad, nos enseña la difícil y problemática relación que se establece entre el secuestrado y su secuestrador.
Los ataques a las escuelas, son llevados a cabo como rechazo a la educación occidental que se desarrolla en las mismas y que consideran no islámica.
(*) Columnista de Diario Digital Femenino