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Ls niñas y niños no se salvan de los aumentos. En el Día del Niño/a un estudio detectó diferencias de 100% en juguetes. La desigualdad de género abarca todas las edades.

Pese a los avances en materia de igualdad de género que hubo en los últimos años, las diferencias de acceso entre varones y mujeres sigue existiendo y atraviesa a todas las edades. Un informe reciente en ocasión del Día del Niño reveló que el «Impuesto Rosa» existe también en los juguetes para los más chicos, que en algunos productos llega al 100%.

El trabajo se realizó sobre los precios de juguetes que se ofrecen en comercios físicos y catálogos online en ocasión del Día del Niño/a. Así puede verse que una mochila del Hombre Araña cuesta $ 1.690, mientras que una versión similar, con el mismo tamaño y materiales, de color rosa, se ofrece a $ 3.490, un 106% más.

 

El "Impuesto Rosa" alcanzó a los juguetes
El «Impuesto Rosa» alcanzó a los juguetes

 

En tanto, para adquirir una bicicleta de color rosa hay que desembolsar $ 2.250 más respecto a lo que sale una versión cross de igual rodado. En el mismo sentido, una guitarra infantil rosa se vende por $ 200, mientras que una versión de guitarra criolla se consigue por $ 120, un 66,6% menos.

Ocurre lo mismo con los personajes infantiles: el «Señor Cara de Papa», personaje de Toy Story 4, se ofrece a $ 1.190, mientras que la versión «rosa», la «Señora Cara de Papa», de igual tamaño y materiales, vale un 16,8% más: $ 1.390.

Impuesto rosa

El concepto de «impuesto rosa» nació en la década de 1990 en California, Estados Unidos, para evidenciar que los productos o servicios «orientados» a las mujeres son más caros respecto a sus equivalentes orientados a los hombres. En el Día del Niño/a, la Defensoría del Pueblo bonaerense, a cargo de Walter Martello, hizo un relevamiento y corroboró que esta práctica discriminatoria también se refleja en la venta de juguetes.

De acuerdo a un informe elaborado en 2018 por la consultora Focus Market para CAME, una mujer paga en promedio casi un 14% más por los productos “orientados” a ellas mientras en simultáneo sus salarios son un 35% menores, en relación a los varones. Un ejemplo clásico son las maquinitas de afeitar en versión femenina que tienen un 47% de sobre precio respecto de la masculina.

El relevamiento de la Defensoría del Pueblo demuestra que el mismo fenómeno se da en los productos infantiles. “En jugueterías, y catálogos online de algunas de las principales tiendas e hipermercados del país, se puede visualizar el impacto de este gravamen encubierto. Ello se da en variados rubros: desde el marchandansid de la franquicia Disney y Marvel, hasta rodados, instrumentos musicales, artículos escolares y prendas deportivas”, advierte.

Colores y estereotipos

Por otra parte, el trabajo de Martello denuncia que gran parte de la industria sigue identificando los juguetes destinados a las niñas con el color rosa, mientras que aquellos dirigidos a los varones, por lo general, tienen una escala cromática donde predomina el azul.

“Resulta por demás llamativo que, en pleno siglo XXI, exista tan poca sutileza por parte de algunos fabricantes y diseñadores a la hora de lanzar productos al mercado que asocian determinados trabajos y/o funciones de acuerdo al sexo biológico. Para muestra, un botón. En casi todas las jugueterías que hemos relevado, se pudo observar, en lugares destacados de las estanterías, kits de limpieza y carritos de supermercados en miniatura, en cuyo packaging se resalta la figura de una niña”, señala.

Un informe elaborado por el centro de estudios de Economía Política Argentina (CEPA), en base a datos relevados en 2018, concluye que el 40% de los juguetes destinados a las niñas están vinculados a las tareas de cuidado, siendo la oferta de muñecos bebés (con todas sus variantes como accesorios para el baño, “aprender a hablar”, mamadera, etc.) la más repetida de todos los juguetes categorizados como “de mujer” o “de niña”.

“Ante este marco normativo, se necesita trabajar fuertemente en campañas de concientización. Debemos facilitar la identificación de los juguetes con áreas cognitivas, emocionales o de valores. ¿De qué forma? A través de juegos que fomenten el ingenio, el espíritu crítico; que estimulen la observación de la naturaleza, la educación ambiental y la sensibilización ante las problemáticas sociales”, remarcó Martello.

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