
Delitos informáticos en Argentina
¿Qué es un delito informático?
Los delitos informáticos o ciberdelitos son todas aquellas conductas ilícitas o ilegales que vulneran derechos o libertades de las personas y utilizan un dispositivo informático como medio para la comisión del mismo o como fin.
Un dispositivo informático es toda aquella tecnología que procesa automáticamente datos e información, como por ejemplo, una computadora, un celular inteligente, una tablet, una televisión inteligente, una consola de videojuegos o cualquier dispositivo que tenga conexión a Internet, entre otros.
El dispositivo actúa “como medio” para la comisión de un delito, por ejemplo, cuando una persona amenaza o acosa a otra u otras y lo realiza a través de esta tecnología. Y actúa “como fin” cuando el blanco del delito es la propia tecnología, por ejemplo, cuando un malware o software malicioso, como un virus, afecta y altera el normal funcionamiento del dispositivo o los datos y la información que almacena.
En este sentido, el cibercrimen no representa un tipo de criminalidad específica en tanto que nuclea a un conjunto de delitos que adoptan esta definición por el lugar que ocupa la tecnología, más que por la naturaleza criminal del acto mismo. La definición de delitos informáticos es instrumental.
Durante los dos primeros años de la pandemia del COVID-19, en Argentina, se produjo un incremento de denuncias sobre diferentes modalidades delictivas sucedidas en Internet. El aumento de casos pudo surgir por un mayor uso de las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, de servicios y aplicaciones de Internet, surgidos a partir de la implementación del teletrabajo, la educación a distancia y el pago de servicios, generado por el aumento del comercio electrónico.
Una característica propia de los delitos informáticos cometidos en este contexto excepcional de pandemia es una mayor sofisticación y complejidad en las técnicas de comisión de estos ilícitos, tanto así como la aparición de asociaciones ilícitas y de bandas con cierto grado de organización, que toman al cibercrimen como emprendimiento delictivo.
Las modalidades detectadas más frecuentes pueden agruparse en tres tipos: los fraudes y estafas en línea a nivel de usuarios particulares, los ataques de ransomware a organizaciones y el blanqueo ilícito de capitales por Internet. Esto arroja como resultado la presencia de nuevas modalidades de delitos ya existentes.
Dentro de los delitos que mencionan en las recomendaciones se encuentran:
- Phishing
- Perfiles falsos de bancos en redes sociales
- Fraude de servicio o aplicación informática “vulnerada”
- Fraude de turno de vacunación
- Fraude de DEBIN
- Estafas piramidales o de esquema Ponzi
- Fraude de donaciones por el COVID-19
- Fraudes de inmunización del Coronavirus
- Fraudes relacionados con programas o beneficios gubernamentales
- Fraudes de compraventa en redes sociales
- Ataques de ransomware a organizaciones
- Blanqueo ilícito de capitales
- Oferta de Trabajo
Recomendaciones para evitar fraudes y estafas
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Recomendación general

Nunca una organización, sea pública o privada, -como un organismo de gobierno, un banco, una empresa, una tarjeta de crédito o una ONG, entre otras- va a solicitar datos personales de un cliente o usuario por vías alternativas de contacto tales como el correo electrónico, los servicios de mensajería del celular, SMS, redes sociales o sitios web.
Recomendaciones particulares
Para no caer en un engaño de phishing, nunca abras correos electrónicos o ingreses a enlaces que te resulten sospechoso o que no esperabas recibir. En el caso de los correos, revisá detalladamente la dirección del mail y chequeá cada letra para ver si es la original que ya conoces, es decir, la que figura en la página oficial de tu banco u organización conocida. Los cibercriminales suelen cambiar a la dirección una letra, número o símbolo para engañarte, de la misma forma que lo hacen con el enlace de los sitios web, es decir, con la dirección de la ubicación de las páginas.
Podés chequear la dirección de correo o el enlace colocando el puntero del mouse sobre el enlace recibido y, de esa forma, verás en la parte inferior izquierda del navegador el enlace o la cuenta de mail verdadera. Si esa opción no resulta efectiva, la mejor práctica es escribir en tu navegador la dirección que ya conoces, es decir, la que usaste anteriormente.
Otro factor a tener en cuenta son los errores gramaticales. Tené presente que ninguna empresa seria enviará un correo electrónico que esté mal redactado, no sea claro o tenga faltas de ortografía. Por eso, no accedas a los enlaces de un mensaje así, ni descargues archivos adjuntos porque podrían contener un programa malicioso.
Tampoco realices ninguna acción si recibís un correo que te indica actuar de forma inmediata, con límite de tiempo o te cause miedo. Lo primero que debés hacer es comunicarte por teléfono o personalmente con esa organización que supuestamente te ha enviado el mensaje para corroborar la veracidad del contenido.
La revelación de tus claves personales o bancarias son un tesoro muy preciado que los ciberdelincuentes buscarán también obtener mediante la técnica de phishing. Por eso, nunca debes revelarlas, ya que ninguna institución financiera ni de otra naturaleza, que se precia de ser seria, te las pedirá por teléfono o por mail, ni a través de empleados que vayan a tu casa o trabajo.
Si recibís un mail desde una casilla general (como Gmail, Outlook o Yahoo) en el que dicen ser una empresa determinada, desconfía al instante. Por lo general, las empresas o instituciones prestigiosas suelen tener sus propios dominios para las direcciones de correo electrónico, salvo algunos comercios pequeños. Por lo tanto, antes de responder o realizar alguna acción solicitada, verifica todo y así evitarás caer en los fraudes. Lo mejor es mantener una actitud de desconfianza y cuidado.
Presta atención a los encabezados genéricos de los correos, como aquellos que dicen: «Estimado, cliente”; “Hola”; “Buenas tardes, amigo o amiga”, etc.», porque de esa forma se suelen expresar los estafadores que envían de forma simultánea el mismo mail a un número importante de personas. Cuando una organización quiere dirigirse a un cliente o usuario, lo hace escribiendo el nombre del destinatario en el texto y no de forma general.
Si el sistema no te exige claves con ciertos requisitos de seguridad, generá una de más de ocho caracteres utilizando mayúsculas, números y algún carácter especial. No utilices fechas específicas como día, mes y año de nacimiento, número de dirección postal ni nada que te identifique o puedan asociar con vos. Tampoco repitas letras en secuencia.
Si el sistema de homebanking desde donde accedes a tu cuenta bancaria permite una contraseña sencilla, comunícate con el banco para solicitar que no permita esa opción y que configure sus sistemas con credenciales de acceso que contengan un cierto nivel de seguridad, tal como lo exige la normativa del Banco Central de la República Argentina… seguir leyendo
Fuente de la información para Diario Digital Femenino: Gustavo Sain, director Nacional de Ciberseguridad. Coordinador Académico de la Diplomatura en Ciberdelito de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA.