
Introducción
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Este material, que ponemos hoy a disposición de la comunidad docente, tiene por objetivos reflexionar acerca del abordaje de las situaciones conflictivas que se presentan en la escuela vinculadas con el consumo de drogas y aportar posibles líneas de acción en torno a ellas. Surge de la experiencia profesional acumulada en actividades de apoyo a instituciones educativas ante eventos de suposición de consumo y de consumo de sustancias en niños y jóvenes.
Nuestra intención es clarificar las situaciones que más frecuentemente se presentan y establecer criterios de intervención en estas problemáticas, que de por sí sabemos complejas. Esta complejidad hace que no se pueda brindar “la instrucción para actuar” sino que, previa y fundamentalmente, se debe transmitir una aproximación al tema que permita abordarlo en forma integral considerando la multiplicidad de factores que inciden en él, e indicar ciertos criterios para poder decidir qué camino seguir.
Se pretende aportar ciertos elementos y con ellos fomentar que cada institución siga pensando y discutiendo posibles mecanismos de acción acordes a su realidad. Es necesario reconocer que la temática de las drogas nos toca emocionalmente y que los problemas relacionados con el uso de sustancias (sean estas legales o ilegales) constituyen materia que despierta gran interés social, que afecta las interrelaciones cotidianas de las comunidades e impacta muchas veces en la convivencia escolar.
Ante la problemática del consumo de sustancias, el cuerpo social –es decir, todos nosotros– se ve movilizado y tiende a dar respuestas “heroicas”, polarizadas y cargadas de moral, influidas por las imágenes sociales del tema drogas, que suelen estar llenas de afectividad y saturadas de un sinnúmero de estereotipos y preconceptos que distorsionan la realidad. Frecuentemente, las reacciones de las personas cuando estas situaciones se presentan en la cotidianidad de la vida escolar son, en primera instancia:
de miedo,
de rechazo
de estigmatización.
Además, habitualmente se suele considerar el consumo de drogas como la causa de una gran cantidad de problemas cuando múltiples estudios indican que, en la mayoría de los casos, esos problemas originan el consumo.
Las instituciones educativas se ven en la necesidad de asumir la responsabilidad de implicarse en estas problemáticas ya que afectan la vida institucional e inciden no sólo en las posibles reacciones personales de sus actores –ya sean estos alumnos, docentes o padres– sino fundamentalmente en la escolaridad de los niños y jóvenes.
Este cuadernillo ha sido pensado para colaborar en las intervenciones docentes y en la toma de decisiones por parte de los directivos y los equipos de apoyo escolar, quienes en última instancia serán quienes, dado sus roles, reciban las consultas sobre situaciones problemáticas vinculadas con el uso de drogas.
Es muy importante que todos los docentes sepan que tienen que compartir el análisis de estas situaciones con los equipos de apoyo y los directivos. Y esto no sólo para orientar la intervención –pensemos que los docentes no pueden individualmente resolver la mayor parte de estas situaciones– sino porque, por los sentimientos que genera el tema drogas, es recomendable no abordarlo en solitario, sino involucrando a los diferentes actores de la escuela, de acuerdo a sus diferentes incumbencias. Esto sin que se pierda la debida confidencialidad de los casos tratados.
Por otra parte, se debe tener presente que con temas delicados como este, que cargan con una fuerte connotación moral, es muy importante manejarse con confidencialidad y respeto.
Cuando se sabe o se dice que un alumno consume drogas, y esa situación se conoce públicamente, los docentes y/o directivos –adultos de la escuela–, tenemos que formularnos algunas preguntas, a efectos de pensar si es necesario intervenir o no y en caso afirmativo decidir con qué tipo de intervención hacerlo.
Las preguntas que deberían formularse para encarar correctamente cada caso son:
1. Por qué en la escuela nos preocupa este consumo?
2. ¿Cómo se supo o conoció la situación problemática?
3. ¿Cómo es el desempeño escolar de ese alumno?
4. ¿Con qué regularidad concurre a la escuela? ¿Llega tarde? ¿Tiene inasistencias?
5. ¿Cómo se relaciona con sus compañeros? ¿Y con los docentes?
6. ¿Se observaron conductas en la escuela –clases, recreos, paseos, etc. – que evidencien este consumo?
Teniendo en cuenta que el lugar de adulto de los docentes en la institución está dado fundamentalmente por su rol educativo, conviene siempre tener presentes estos seis interrogantes básicos en toda situación vinculada al consumo de sustancias psicotrópicas… Seguir leyendo AQUÍ