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Abordajes del parto y nacimiento de diferentes equipos sanitarios en el contexto de la pandemia de COVID.19

En este informe elaborado por La Oficina de Niñez, Adolescencia y Género de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires y la organización Parir y Nacer, se brindan herramientas y propuestas para que las mujeres y personas gestantes puedan parir libres de violencia obstétrica y sin correr riesgos de contraer Covid-19.

En ese marco, Diario Digital femenino dialogó con directora de Niñez y Género de la Defensoría del Pueblo-CABA María Elena Naddeo, quién planteó “la necesidad de cumplimiento de la ley de parto respetado en la ciudad de Buenos Aires, que en este contexto se está cumpliendo de manera parcial”.

“En algunos centros sanitarios o maternidades no se permite el acompañamiento por falta de elementos de protección personal. En otros sí se considera que es un derecho adquirido de las mujeres y las personas gestantes, entonces se permite y se posibilita el ingreso a la sala de partos de una persona que ella elija en ese momento”, sostuvo.

La funcionaria afirmó que “otro tema tiene que ver los cuidados y la prevención de virus, la necesidad de establecer circuitos separados, entre las personas gestantes y el resto de los pacientes del centro de salud. Además, la necesidad de que se cumplan los controles y que haya un acompañamiento de manera telefónica, que puedan hacer las consultas con su profesional y que ellos las llaman periódicamente. Es muy importante que se modifiquen las practicas adaptándolas a este contexto”.

Informe.

La Oficina de Niñez, Adolescencia y Género de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires y la organización Parir y Nacer realizaron el 30 de marzo un encuentro virtual extraordinario de la Mesa de Trabajo sobre los derechos del Parto y Nacimiento, en el marco de la pandemia del COVID-19 que hoy afecta a nivel mundial.

De esta manera, “científicos, parteras, médicxs obstetras, comunicadoras, todes activistas por el parto y nacimiento respetados de la Argentina, Suecia y Alemania, se dieron cita en este encuentro realizado de forma virtual, para analizar el tema de la coyuntura que atraviesa el mundo frente a la pandemia del COVID-19. Se buscó de ese modo compartir diferentes experiencias de abordaje ante las complejidades que derivan del virus, así como las estrategias que se han ido elaborando ante las deficiencias propias de los diversos sistemas sanitarios. El objetivo principal, es proponer herramientas y posibles caminos para el efectivo cumplimiento de los derechos reproductivos”.

Tras el encuentro, profesionales elaboraron un informe donde explicaron que la pandemia “nos ha empujado a una oportunidad de modificar los protocolos de atención del embarazo y nacimiento, a modo de reducir los riesgos de transmisión y contagio en lo que refiere al entorno de la mujer, la familia y la comunidad”.

“Se busca la salud y el bienestar de todxs sin menoscabar la experiencia del nacimiento, con uso racional y necesario de los recursos (humanos y materiales) bajo la presión de una pandemia que nos afecta con inclemencia. De este modo, prevenir riesgos tanto en la población de mujeres, recién nacides y del personal que los asistirá durante todo el proceso de embarazo, parto y puerperio. Los ajustes basados en criterios personales, en el miedo y en prejuicios individuales y colectivos no parecen ser el camino correcto”, sostiene.

Además, plantea la necesidad de “entender que la cultura y los valores que nos impulsan a estos cambios van impregnados de inequidades y desequilibrios de género nos plantean un alerta y una oportunidad de equilibrar la balanza, pensando y actuando en beneficio de la humanidad”.

Por estos motivos, “las modificaciones sanitarias deben basarse tanto en las evidencias científicas actuales sobre el COVID-19 (escasas, recopilándose ahora y susceptibles a cambios) como en la data registrada. Un análisis racional, profundamente científico, prudente y libre de sesgos de cualquier tipo puede proporcionar el equilibrio necesario ante la magnitud de esta amenaza”.

“Una actitud flexible y dinámica es imperativa ante los cambios futuros tal como los virus mutan para su supervivencia. En este momento, iniciando abril de 2020, se pueden hacer recomendaciones y sugerencias que guíen racional y equilibradamente al sistema de salud reproductiva en beneficio de las madres”, indica.

Buscar espacios.

En otro párrafo, el informe plantea “la necesidad urgente de utilizar espacios físicos para la atención de pacientes contagiados con COVID 19 y con compromiso serio de salud nos ha llevado a pensar en otros ambientes donde puedan ser atendidas las embarazadas, parturientas y los recién nacidos, especialmente de bajo riesgo”. De esta manera, “sanatorios exclusivos para la maternidad, centros de bajo riesgo, vuelven a aparecer como opciones a evaluar que permitan la atención de las embarazadas que no tengan complicaciones y en forma óptima y segura”.

“En estos espacios, como lo expresaron en la mesa de trabajo las parteras de Maternidad de Carlotto, de Suecia y de Alemania, la práctica clínica y la evidencia científica demuestran ser exitosas. En estas instituciones, se trabaja con el modelo de personal basado en la atención brindada principalmente por parteras, con un respaldo de 24 horas de un obstetra que proporciona trabajo interno y la cobertura del parto sin otros deberes clínicos competitivos”, destacaron.

En el documento, recordaron que la OMS y el CLAP “vienen haciendo estas recomendaciones de asistencia hace varias décadas. Su reorganización, de todos modos, sigue siendo dinámica y atiende las eventualidades que plantean las autoridades de la cartera sanitaria. Vemos en ese sentido diferencias en cada institución, lo que plantea un enfoque federal y local, atendiendo las necesidades de cada población en sus respectivas realidades”.

“Las propuesta de estas modalidades, tienen menos complejidad y se utilizan menos recursos, materiales y humanos al disponer de clínicas o sanatorios equipados con lo indispensable para la atención de un embarazo de bajo riesgo, esperando un parto normal. Se puede o no prescindir de un quirófano o salón de cirugías para realizar las cesáreas intraparto si se dispone de un plan de traslado y un sanatorio de referencia cercano, en caso de surgir complicaciones maternas o neonatales que lo ameriten”, explica.

En esa línea, señala que “debemos asumir que lo esperado es que la mayoría de las mujeres de estas características de bajo riesgo obstétrico recorran la experiencia de maternidad, ellas y sus recién nacidos, sanos y en buenas condiciones. Se une a este aspecto el ajuste ya estudiado y aún polémico de la duración de la internación a un promedio de 24 horas. Se plantea un beneficio ya utilizado en países que permiten una vigilancia y asistencia previa de la mujer y su recién nacido con visitas domiciliarias o contacto virtual o por vía telefónica”.

¡”Las parteras, las licenciadas obstétricas y médicos generales o de familia resultan efectivos para complementar la vigilancia sanitaria. La presencia y compañía a la parturienta de una persona de su confianza y cercanía afectiva plantea una discusión difícil de asumir y polémica ante el gremio médico, a pesar de ya haber sido evaluada como una intervención favorable a la experiencia del nacimiento y a los resultados perinatales”, añade y precisa que “resulta obvia la salud de esa persona y el riesgo de contagiarse ella misma al compartir con el personal sanitario. La mesa de trabajo en su conjunto recomienda especialmente que esta medida se cumpla en el contexto actual”.

Por otro lado, advierte que “no tiene ninguna justificación realizar inducciones del parto o cesáreas sin indicación en embarazadas sanas, con síntomas o confirmada la infección por coronavirus al final del embarazo. Hasta ahora la infección por COVID-19 no parece afectar ni con más frecuencia ni con más o menos severidad a las embarazadas, no parece asociarse a pérdidas reproductivas, a malformaciones congénitas ni a una frecuencia mayor de partos prematuros”.

“No se justifica en embarazos de bajo riesgo la realización de los monitoreos fetales ante parto (no estresante) tal y como no tiene indicación en cualquier embarazada de bajo riesgo. La utilización del monitoreo intraparto tampoco tiene indicación en mujeres de bajo riesgo que inician su trabajo de parto sin síntomas, con sospecha o con infección comprobada con el virus. Tampoco se ha comprobado la transmisión vertical del virus (de la madre a su bebé intrauterino o recién nacido) ni a través de la leche materna”, remarca.

Por lo tanto, afirma que “el apego oportuno piel con piel, el pinzamiento adecuado del cordón umbilical, la lactancia materna inicial y a libre demanda, y el alojamiento conjunto, se mantienen como protocolos de atención útiles y respaldados por la evidencia actual”.

Prácticas imprescindibles.

El informe señala que “la aparición del COVID 19 deja al descubierto prácticas imprescindibles por parte del discurso médico hegemónico, tales como el uso indiscriminado de los ultrasonidos (ecografías y monitoreo electrónico fetal) y otras prácticas diagnósticas, excesos de cesáreas innecesarias. Y en el contexto de la pandemia, voces contradictorias en cuanto al sostén de la lactancia materna, cuando hasta el momento no hay evidencia de transmisión vertical de madre a hijo”.

“Ciertamente, ante la incertidumbre que día a día nos atraviesa las perspectivas más racionales se atienen a lo que las evidencias van mostrando, precisamente en ese día a día. Es tal vez el momento de cuestionar modelos de asistencia altamente intrusivos y señalar el valor que tendrá en un futuro mediato revisar el exceso de intervenciones, mientras se descuidan aspectos subjetivos relevantes en la constitución de nuestra humanidad, afirman la partera Alejandra Mazzeo y Carlos Burgo, del equipo Nuestras Parteras”, agrega.

Finalmente, reclamaron “información pública hacia la población en su conjunto, y nos preguntamos cómo será la re organizado el sistema de salud en diferentes medios locales, ya que sabemos que cada Municipio, tiene su realidad y posibilidad sanitaria”.

INFORME MESA TRABAJO PROTECCIÓN derechos reproductivos. COVID.19 (1)

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