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Con la ESI no se metan

Por María Inés Alvarado

La semana pasada, otro caso de un padre que se negó a que su hijo recibiera Educación Sexual Integral en la escuela abrió la polémica. Según publicó el Diario Clarín el jueves 9 de mayo, este hombre presentó un documento ante las autoridades de la Escuela 766 de Comodoro Rivadavia, en Chubut, en el cual, citando a la Constitución Nacional y a los Tratados Internacionales, exige que “a su hijo no le den más clases de «educación sexual con base en los principios de perspectiva/ideología de género y diversidad sexual», asegurando que recurriría a la Justicia si se continúa exponiendo a su hijo a un «adoctrinamiento».

Con la ESI no se metan
Parte de la nota presentada por el padre de un alumno. No quiere que reciba Educación Sexual Integral (El Patagónico).

Agrega, en el mismo escrito, que los derechos de su hijo fueron vulnerados porque las currícula tiene una polémica, refiriéndose a la ideología de género, y a sus derechos como padre por no haberle avisado y que pudiera tomar la decisión de dejar que su hijo participe o no de esa clase.

Sin duda, el caso representa un nuevo avasallamiento a los derechos de niños, niñas y adolescentes, dado que la Ley 26150 plantea que la Educación Sexual Integral es un derecho que deben recibir “Todos los educandos (…) en los establecimientos educativos públicos, de gestión estatal y privada de las jurisdicciones nacional, provincial, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires y municipal” según consta en el artículo 1 de dicha ley.

Según él, lo que no desea para su hijo es que se le inculque “la ideología de género”. ¿Y qué es la ideología de género? Para la agrupación #ConMisHijosNoTeMetas, “es un punto de vista (perspectiva) y conjunto de ideas (ideología) que sostiene que las diferencias entre varón y mujer no se deben a una naturaleza fija, sino que son construcciones culturales que responden a estereotipos impuestos a lo largo de la historia”. Por lo tanto, niegan la posibilidad de que cada persona pueda asumir su expresión de género a partir de la autopercepción. Quienes se oponen a esta forma de entender la realidad, desmienten la posibilidad de que existan las personas trans por no tener ningún tipo de asidero científico.

Evidentemente, este señor no leyó los lineamientos curriculares que aparecen en el Programa Nacional de Educación Sexual Integral que promueven una educación centrada en el respeto y la igualdad de oportunidades para niñas y niños; además de la obligatoriedad de las escuelas de impartir estos conocimientos.

Por lo tanto, escondiéndose detrás de la mentira acerca de la ideología de género, terminan negándole a su su hijo que conozca la importancia de aprender a cuidar su cuerpo; de prevenir infecciones de transmisión sexual y/o embarazos no deseados; a valorar la expresión de sentimientos y emociones; cómo construir vínculos saludables. Se opone también a que pueda desarrollar un proyecto de vida basándose en su identidad personal, en sus gustos, que pueda decidir cómo quiere representarse. En fin, que le expliquen que somos seres sexuados y que nuestra concepción de la sexualidad es integral porque tiene una concepción biológica, psicológica, social, afectiva y ética.

Este nuevo episodio pone en evidencia nuevamente que las familias no pueden negarse ni objetar el derechos de sus hijas e hijos a recibir ESI porque estarían vulnerando un derecho y, además, negándoles a las escuelas la responsabilidad que tienen frente a garantizar ese derecho.

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