
Sonia Vaccaro, psicóloga clínica y laboral, ha desarrollado desde hace más de 20 años toda una carrera profesional en el ámbito de la Victimología y la Violencia basada en el Género. Participó como autora y coordinadora del Estudio Comparado entre países, acerca del SAP y escribió los libros: “El pretendido Síndrome de Alienación Parental”, junto a la Dra. Consuelo Barea, y la Guía“¿Qué hacer si mi hija ha sido maltratada?”.
Con vistas a la movilización en contra del SAP que se realizará por redes sociales el próximo 12 de septiembre en 15 países del mundo y la marcha bajo el slogan y hashtag #ProtegerANuestrosHijosNoEsDelito, fue consultada por Diario Digital Femenino para que su opinión ayude a entender el reclamo que llevan adelante quienes organizaron esta movida.
Si bien en este momento tu lugar de residencia es Madrid, ¿estás al tanto de cómo surgió la movilización en contra del sSAP que se llevará adelante el próximo martes 12 a las 12?
-Sí, la consigna que conozco y a la que yo adhiero es la que se realizará el 12 de septiembre. Creo que surgió a través del Facebook desde organizaciones de Argentina, Brasil y España, a la cual luego se fueron agregando el resto de los países. Desde la Red Internacional que integro y de la cual soy vicepresidenta, Fight4 Child, adherimos y participaremos desde Italia. Es una movilización que se hace como manifestación contra la aplicación del falso “sSAP” (supuesto síndrome de alienación parental), que a pesar de haber sido rechazado como enfermedad, como patología y de haberse demostrado que es un prejuicio patriarcal y misógino, continúa siendo utilizado en la justicia para quitar la custodia a las madres protectoras y entregarla a los padres maltratadores, denunciados o no. No olvidemos que el SAP es un invento creado por el médico estadounidense, Richard Alan Gardner en el ámbito de la justicia. Y es importante aclarar porque se denuncia una ínfima parte de casos de violencia contra las mujeres, las estadísticas que hablan de un 15%, y en los casos de incesto o maltrato contra hijas e hijos apenas un 3%. Esto logra que, la justicia, con su discurso de poder, haga creer que lo “que no se denuncia no existe”, borrando una realidad social que es otra. Y aquí radican algunas de las perversiones en la construcción de este engendro que es el “sSAP”: se vive una realidad social y se enjuicia solo la que llega a los juzgados, profundizando la brecha de la in-justicia y la victimización a las víctimas.
Aún cuando este supuesto síndrome ha sido desestimado por muchísimas organizaciones de psiquiatras y psicólogxs en todo el mundo, y la OMS declaró que no posee ninguna base científica ¿Por qué la justicia, o una buena parte de ella, insiste en su aplicación?
–En primer lugar, por falta de conocimiento serio y profundo en el tema. En segundo lugar, porque la justicia es una institución que conserva una estructura, un ordenamiento y una mentalidad de funcionamiento patriarcal y androcéntrico; entonces las juezas, los jueces y demás operadores judiciales que escapan a este perfil, lo hacen con mucho estudio, un fuerte cuestionamiento personal y un arduo trabajo, además de tener que sufrir siempre el embate del resto de su entorno que prefiere conservar el statu quo. No fue casual ni inocente que Gardner haya instalado su invento para ser utilizado en la justicia: el sSAP es la única “enfermedad” que se diagnostica en la justicia y se “cura” por orden de un juez. Gardner conocía muy bien los prejuicios que sostienen el imaginario judicial y la creencia mayoritaria de que se puede enjuiciar y emitir sentencias sobre casi todo. ¿Cómo se explica si no, que haya países como México y Brasil que hayan legitimado la existencia del “sSAP” en el marco de una ley? Aunque por suerte México lo derogó, pero, ¿cuándo se vio que se implante una falsa enfermedad junto a una ley y ningún legislador o legisladora averigüe antes de sancionarla y/o reglamentarla, qué es ese “síndrome”? Aquí en España se aprobó una Tesis doctoral, basada en el “sap”, o sea hay “doctor” con una tesis que parte de una falacia, quizás porque nadie de los que integraban el tribunal que la revisó, se ocupó del contenido, sino sólo de las formas. Además, el “sSAP” representa tan bien al imaginario colectivo, que también es patriarcal, y nadie le pide “demostraciones” cuando se lo enuncia o se lo inserta en leyes y en tesis doctorales, y es como las mancias:“no creo, pero que las hay, las hay”.Tal vez el día que se comience a pedir licencia laboral o subsidios por discapacidad a causa del “sSAP”, el lobby empresarial lo cuestione y le ponga fin, en lo civil, en lo penal, en causas que involucren a menores de edad y a mujeres.
¿Existen estadísticas del número de denuncias que han resultado falsas como para que sigan constituyen el único “marco teórico” referencial en ámbitos judiciales?
-Sí, en una nota publicada en el periódico El Mundo, La Fiscalía General del Estado subraya, en su último informe anual, “que el porcentaje de denuncias falsas por violencia machista es «escasísimo». Entre 2009 y 2016 las condenas por denuncias falsas fueron 79, «la fiscalía no demostró que ninguna de las denuncias (de esas 79) fuese falsa, el porcentaje lo forman 14 que aún cursa la investigación, y suponiendo que todas terminen en condena eso daría el 0,001%, porcentaje ínfimo, casi inexistente» frente a las 1.055.912 denuncias por violencia de género presentadas en esos ocho años” (https://amp.elmundo.es/sociedad/2017/09/05/59aec40022601d052f8b4574.html)
Por último, sobre la actividad del 12, ¿qué respuesta se espera?
-Yo creo que de estas manifestaciones se espera demostrar que las mujeres y muchos hombres –por suerte son cada día más-, no nos callamos frente a la barbarie y a la injusticia. Son formas de hacer visible que somos muchas y muchos, más de lo que puede imaginar la mentalidad rancia del patriarcado, que nos disponemos a manifestarnos, a hacernos oír contra la discriminación y la victimización que sufrimos desde las Instituciones y desde el mismo Estado. Que además, somos la vozde las niñas y los niños que no están siendo escuchadas/os y por sobre todo, que “no tenemos miedo”.
Lenny Cáceres
María Inés Alvarado