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Aun cuando la ley establece la gratuidad desde 2006 en cuatro años 23 hombres eligieron hacerse una vasectomía en la salud pública. El resto de las más de 2.500 operaciones fueron a mujeres. Apuntan a un pobre acceso a la práctica y el hábito machista de cargar la responsabilidad en ellas.

Por: Arlen Buchara

Leandro había pasado los 40 cuando tomó la decisión de hacerse una vasectomía. Se había separado un año atrás y tenía dos hijos y ninguna intención de volver a ser padre. Hizo los trámites en la obra social Iapos y se operó hace 11 años. Hoy, con 53, remarca que nunca se arrepintió y que la vasectomía le dio la posibilidad de vivir las relaciones sexuales con libertad, tranquilidad y sin cargar en las mujeres la responsabilidad de la anticoncepción. En los últimos cuatro años otros 23 hombres se hicieron la cirugía en la salud pública rosarina. El número es mucho menor a las mujeres que piden la ligadura de trompas, que se lleva casi el 100 por ciento de las cirugías de anticoncepción en centros de salud públicos. En proporción, por cada varón que se hizo una vasectomía, 111 mujeres se ligaron las trompas. Desde la Municipalidad explican parte de la desigualdad en los números por la cultura machista que fuerza la prevención del embarazo sólo a las mujeres.

Cómo es

La ley 26.130 de Anticoncepción Quirúrgica fue aprobada en 2006. Garantiza el acceso a la ligadura tubaria y la vasectomía como un derecho de quienes tienen más de 18 años. La norma no necesita que las provincias adhieran. Todas tienen la obligación de garantizar el acceso. Para hacerlo quien tenga interés solo debe firmar un consentimiento informado. No es necesario pasar por Tribunales.

Aún con la ley se registraron casos donde la salud pública de distintas partes del país les negaba el derecho o les hacían esperar ya sea por falta de voluntad de empleados administrativos o médicos. En algunos casos les pedían una orden judicial o el permiso de sus parejas. Con el tiempo el acceso a las cirugías mejoró, pero depende de cada sistema de salud. Según datos del Programa de Salud Sexual y Reproductiva nacional, en 2016 se hicieron 12.976 ligaduras de trompas y sólo 97 vasectomías. En la actualidad, la ligadura de trompas es un método anticonceptivo más junto con el diú, las pastillas anticonceptivas, los parches o las inyecciones. En el caso de los hombres los números de vasectomías no la ponen como una alternativa al preservativo.

Desde 2015 la salud pública rosarina tuvo un total de 2.591 operaciones de anticoncepción. El 99.11% fueron a mujeres y el resto (0.89%) hombres. La proporción no cambió. En 2015 fueron 615 ligaduras y 6 vasectomías. En 2016 fueron 492 operaciones en mujeres y 4 en hombres. En 2017 hubo 675 ligaduras y 3 vasectomías. El año pasado fueron 786 operaciones en mujeres y 10 en hombres. Las de las mujeres se hacen en el hospital Roque Sáenz Peña, el Alberdi y el Centro de Especial Medicas Ambulatorias de Rosario (Cemar). Las vasectomías se hacen en sólo en el Cemar.

En primera

Leandro es médico y trabaja en el área de Salud Sexual de la Municipalidad. Forma parte del equipo de profesionales que garantizan las Interrupciones Legales de Embarazo (ILE) que el Código Penal habilita desde 1921 por las causales de violación y riesgo de salud de la persona gestante. Él se dedica en las que se hacen con Aspiración Manual Endouterina (Ameu), una técnica de baja complejidad sin internación que se hace en los hospitales Roque Sáenz Peña, Cemar y Alberdi. El 20 por ciento de las mujeres que acceden a un aborto legal en la salud pública lo eligen.

Leandro estaba convencido de que no quería tener más hijos. La vasectomía fue sencilla y en tres días estaba recuperado. La decisión de no volver a ser padre la sostiene. Está satisfecho. “Me puedo enamorar profundamente, pero no significa que quiera tener otro hijo. La vasectomía fue muy cómoda porque estoy tranquilo de que no falla. Muchos piensan que te hace perder masculinidad o potencia. Nada de eso pasa. Es una cuestión cultural. El hombre si no se cuida no pasa nada: nunca va a quedar embarazado”, explica a El Ciudadano. “La obligación de protegerse, cuidarse y hacerse controles es de la mujer. Estamos en una sociedad sumamente machista, pero no todos los hombres pensamos así. Muchos somos responsables y liberamos a las mujeres cuidarse todos los días”, agrega.

Además del factor cultural, Leandro cree que el acceso a la cirugía puede mejorar. “Las mujeres pueden pedir la ligadura después del parto o de la cesárea. Es una opción conocida y utilizada en las maternidades públicas. También hay casos de mujeres que piden una ILE porque estaban en espera para hacerse una ligadura y quedaron embarazadas”, dice y suma: “No pasa lo mismo con los hombres. No hay cartelería ni campañas. Son contados los hospitales donde se puede hacer una vasectomía. Lleva días de trámites y consultas. Eso hace que muchos desistan o ni siquiera lo tomen como una opción”, opina Leandro.

Para él, los hospitales deberían tener un consultorio para hacer vasectomías y debería ser una cirugía más rápida. “Hay países donde es una práctica ambulatoria con anestesia local. En unas horas se resuelve trámite y cirugía. Acá puede llevar meses”, compara. Por fuera de la salud pública las obras sociales y prepagas no siempre cubren los procedimientos. “No arreglan buenos honorarios con los médicos y termina pasando que te cobran un plus, que hace que sea menos accesible”, comenta Leandro.

Volver

Quien tuvo una vasectomía o ligadura puede tener un bebé. La ley de fertilización asistida cambió todo. “Permite tener un bebé a quienes se hicieron vasectomía o una ligadura de trompas. No se puede volver atrás pero sí pueden hacer tratamiento”, explica Daniel Teppaz, director de Salud Sexual de Rosario. Para él, la relación desproporcionada entre hombres y mujeres que piden la práctica responde a que los servicios de salud tienen una oferta mucho más consolidada en la salud sexual y anticoncepción para las mujeres. “Socialmente está internalizado de que la anticoncepción es un tema de las mujeres y los varones las hacemos cargo de ese aspecto. Incluso cuando la decisión es del varón de no tener más hijos sigue recayendo en la mujer. La oferta en salud sigue los mismos patrones sociales de concepción de quien se hace cargo”, opina.

Teppaz recibe todos los años pedidos quienes no pueden acceder a una vasectomía en la salud pública. En 2018, cuando el debate por la legalización del aborto llegó al Congreso, hubo una leve suba en las consultas.

Fuente: El ciudadano

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