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Malena Galmarini presidenta de Agua y Saneamientos Argentinos (AySA) junto al ministro de Obras Públicas de la Nación Gabriel Katopodis, la periodista Ingrid Beck y Luciano Fabbri, coordinador de Agesex UNR, Instituto de Masculinidades y Cambio social, presentaron las Políticas de género que lleva adelante AySA y la «Guía para el uso no sexista de la lengua»

Malena Galmarini presentó la Guía de comunicación con perspectiva de género – AySA
Malena Galmarini presidenta de AySA

¿Cómo influye el uso del lenguaje no sexista en el ámbito de la Obra pública?

M.G. influye mucho, pero no solamente en el ámbito de la obra pública, por supuesto que en este ámbito que es masculinizado tradicionalmente es mucho más duro, hay mucha más resistencia y también por eso más notorio. Por eso estamos trabajando en ello. Creemos que en una empresa tan potente como AySA tenemos no solo la oportunidad sino la responsabilidad de llevar adelante un proceso que hoy públicamente, porque ya viene siendo trabajado por las personas que integran la empresa

AySa como una de las empresas más importantes de este país en el sector, en el continente y el mundo tenemos una enorme responsabilidad, primero trabajar hacia adentro de la empresa, segundo con quienes articulan con nosotras y nosotros y después ser un puntapié inicial hacia adentro de las familias que todavía no toman este tema.  También creo que tenemos que ser punta de lanza para otras empresas tanto del Estado como mixtas y privadas. El mundo empresarial es es más machista que el de la política. Solo el 5% de los lugares jerárquicos de las empresas están ocupados por mujeres, les cuesta mucho llegar… (escuchar la presentación completa en el video en esta nota)

Ingrid Beck

«No va a pasar que el lenguaje llegue naturalmente por eso necesitamos acciones afirmativas como el manual de lenguaje no sexista» puntualizó Beck

La periodista se refirió al principio a las maneras utilizadas para descalificar el lenguaje no sexista » El argumento que se usa para el lenguaje no sexista o inclusivo es el de la RAE, que dice que no modifica el lenguaje, sino que es una suerte de escribana del uso que la gente hace del idioma español. Lo que hace es expresar las representaciones mentales de la sociedad. Lo que no se nombra no existe, el lenguaje representa un mundo masculino y lo que hace es anular o subordinar gramaticalmente lo femenino o lo no binario. Según la lógica de la Real Academia Española tendríamos que esperar a que la sociedad usara el lenguaje inclusivo para que la Academia lo recogiera y lo anotara en sus usos y costumbres.»

Es decir, tendríamos que esperar a dejar de ser patriarcal para que la RAE dejara de ser machista. En ese sentido expresó «no va a pasar que el lenguaje llegue naturalmente por eso necesitamos acciones afirmativas como el manual de lenguaje no sexista». «La idea de que el lenguaje modera el pensamiento no es una idea loca, hay estudios científicos. Dice Teresa Meana Suarez, filóloga española, que distinto hubiese sido si en los manuales en lugar de sociedad de ‘cazadores y recolectores’ diría sociedad de ‘cazadores y recolectoras’. Así estaríamos contando la verdad y visibilizando lo que hacían las mujeres y las estaríamos mostrando en la historia. Las mujeres sabemos que existimos, la diversidad LGBTIQ+ sabemos que existe, lo que necesitamos es estar en la lengua, necesitamos que nos nombren. Si el lenguaje le da forma a la manera en que pensamos el mundo, el debate por el lenguaje no sexista es un debate político y las resistencias que genera no tienen que ver con el apego a las buenas formas de la lengua, como dice la RAE o sus defensores sino con el apego a los privilegios del poder».

“El diccionario no refleja la lengua, sino que refleja el poder de quien hace diccionarios”. «No queremos cambiar el lenguaje, queremos cambiar la sociedad y el lenguaje es uno de los pasos imprescindibles. Tenemos que ir cerrando las brechas de desigualdad y compensando un poco los desequilibrios estructurales también en el lenguaje. No estamos en el asunto de modificar el lenguaje sino en el asunto de modificar la sociedad y avanzar en la igualdad de géneros. Marcela Serrano dice: ‘El día en el que hombre se apoderó del lenguaje se apoderó de la historia y de la vida, y al hacerlo nos silenció.’ La gran revolución del siglo XXI es que las mujeres recuperemos la voz», puntualizó

Luciano Fabbri

«La resistencia al lenguaje inclusivo no sexista es la resistencia a perder los privilegios androcéntricos que el sistema otorga sobre todo a estas masculinidades» expresó Fabbri

A su tiempo Fabbri se refirió a las resistencias y privilegios en el uso del lenguaje,  en los diversos ámbitos de desarrollo e intervención de las personas. «Hay diferentes resistencias. Nos encontramos con la resistencia en la universidad en la que trabajo, donde impulsamos y aprobamos una resolución que habilita a los usos no sexistas e inclusivos en el lenguaje  en las producciones académicas y también en la comunicación funcionaria administrativa de la universidad y nos encontramos con algunas resistencias en ese proceso, y por otro lado con las resistencias mas especificas del mundo de las masculinidades y dentro de esta, las resistencias particulares de los varones, cisgéneros y heterosexuales. Cuando hablamos de cisgéneros hablamos de aquellas personas que fuimos asignadas en un género y nos identificamos con el mismo género, o sea, no somos transgéneros. Y los varones cisgéneros y heterosexuales de algún modo son el sujeto más privilegiado en el marco de la estructura de desigualdades de poder que llamamos patriarcado.»  precisó

«De todas las diferentes modalidades y estrategias que necesitamos para empezar a pensar en los usos no sexistas e inclusivos del lenguaje, nos encontramos como denominador común es el objetivo político de desmontar el uso generalizado del género gramatical masculino como universal y neutral. Esta famosa idea de que cuando se dice TODOS se incluye a toda la humanidad más allá de cuál sea su identidad de género», puntualizó

Al respecto y en el marco del trabajo que lleva adelante, observó «lo que empezamos a advertir hace mucho tiempo y cada vez más instalado, en las diferentes agendas públicas e institucionales y en el protagonismo indiscutible de las juventudes y adolescencias es la presencia en el marco del debate por la ILE, en ese contexto se han instalado socialmente el uso de E de forma masiva como hace unos años atrás no lo imaginábamos. De algún modo lo que se viene a politizar en relación al lenguaje es que es un eco este uso masculino de pretensión universal, es un eco gramatical y lingüístico de un orden androcéntrico. Cuando hablamos de orden androcéntrico, hablamos es de un orden de cosas que pretende instalar a una experiencia parcial, interesada y privilegiada, como la experiencia universal.»

Puntualmente, «andro, nos remite a un universo de masculinidades que no son todas las masculinidades, sino las que ocupan posiciones hegemónicas. Son las cisgéneros, heterosexuales, blancas, occidentales, sin discapacidades. Y de algún modo las resistencias con las que nos encontramos en la cotidianidad, aunque no sean expresadas conscientemente, racionalmente de esta manera, lo que vienen a dar cuenta es el intento de mantener los privilegios que suponen en la experiencia del colectivo masculino hegemónico sea de algún modo reproducida como la experiencia universal.

En ese sentido marcó claramente que «la resistencia al lenguaje inclusivo no sexista es la resistencia a perder los privilegios androcéntricos que el sistema otorga sobre todo a estas masculinidades. Porque al mismo tiempo que el lenguaje inclusivo no sexista impugna el género gramatical masculino y que sea universal y neutral nos esta interpelando a aquellas masculinidades a asumir que somos sujetos de género. En general, cuando hablamos de géneros hablamos de mujeres y diversidades y disidencias sexuales. Pero cuando se ubica que la masculinidad también es una posición parcial, una experiencia parcial de lo que se esta hablando es que los varones también somos sujetos de géneros que también tenemos intereses, que también estamos en una posición parcial y que por lo tanto tenemos una responsabilidad en la reproducción de las desigualdades de poder este orden androcéntrico patriarcal».

En el mismo marco advierte «lo que más nos incomoda no es el uso de la E o el uso de la arroba o del desdoblamiento masculino-femenino sino que nuestros privilegios se vean amenazados a partir de la politización del lenguaje y del discurso. Tomemos conciencia que nuestras comunicaciones institucionales son un acto político que visibilizan o invisibilizan, que reconocen o desconocen, que reparan o revictimizan y tomar la decisión de avanzar en el desmontar ese genérico masculino de pretensión universal es una forma de reconocer y reparar por lo tanto, es asumir la responsabilidad del acto político institucional de nominar».

Guía AySA hacia una comunicación con perspectiva de género

(Descargar en Portada)

Recomendaciones

La incorporación del lenguaje igualitario se presenta como un desafío frente al uso androcentrista del lenguaje. Nuestra lengua siempre ha estado marca – da por el uso de lo que se llama falso genérico masculino, que consiste en la utilización gramatical del masculino cuando queremos hablar, por ejemplo, de toda una población. En este caso, al hablar de los ciudadanos, debe entenderse que, dentro de los ciudadanos, hay ciudadanas. Sin embargo, en realidad, no hemos mencionado a las ciudadanas en ningún momento. Por lo cual, sostenemos que este genérico es falso porque, detrás del mismo, las mujeres e identidades disidentes quedan excluidas e invisibilizadas. Su presencia se da por supuesta.

Es importante destacar que el uso del masculino como falso genérico forja construcciones mentales erróneas y refuerza la universalidad del varón como centro de la humanidad. Por eso, a través de esta guía, buscamos desmontar el mito del genérico.

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Presentación completa

Políticas de Género

Incorporar la perspectiva de género para alcanzar la igualdad

En su página web Agua y Saneamientos Argentinos S.A. declara su «compromiso en la elaboración, desarrollo y gestión de políticas que integren la igualdad de trato y oportunidades sin discriminación directa o indirecta por razones de género, así como en el impulso y fomento de medidas para conseguir la igualdad real en el seno de la organización, estableciendo la igualdad de oportunidades entre todo el personal como un principio estratégico de las políticas corporativas y de recursos humanos, plasmadas en la Convención Colectiva de Trabajo que rige actualmente».

En ese sentido puntualizan «La visión estratégica de la gestión actual de AySA tiene el propósito de implementar el enfoque de género de manera transversal en toda la empresa mediante la promoción de cambios estructurales en la organización y en las personas que la conforman, de modo que tengan un impacto positivo en la sociedad. La propuesta radica en trabajar con acciones concretas, con el fin de valorar las implicaciones que pueda tener cualquier acción planificada -legislación, política o programa- en todas las áreas y en todos los niveles, y evitar profundizar o generar nuevas desigualdades entre sus trabajadoras y trabajadores*, al tiempo que se logran transformaciones sociales reales que perduren en el tiempo.

Promover una gestión con enfoque de género para construir una mayor equidad en el acceso al agua y al saneamiento.

*Según definición del concepto de transversalización de la perspectiva de género del Consejo Económico y Social de las Naciones Unidas (ECOSOC, julio 1997).

En cuanto a los aspectos a observar y profundizar agregan, «la presente Política es el resultado de un trabajo mancomunado de la empresa con el S.G.B.A.T.O.S. y promueve el trato respetuoso y justo, la equidad, la diversidad, la inclusión e igualdad de oportunidades con el foco puesto fundamentalmente en la prevención del acoso y violencia en el ámbito de trabajo.

Esta Política mantiene una mirada estratégica general y se apoya en 5 pilares fundamentales:

  • La difusión de la cultura de la organización: prevención, concientización y sensibilización,
  • La capacitación permanente,
  • La implementación de medidas de acción positiva,
  • La salud, higiene y seguridad ocupacional, y
  • La prevención, tratamiento, gestión y respuesta adecuada de la empresa frente a las denuncias que pudieran presentarse ante situaciones de acoso y violencia en el ámbito del trabajo, a través de un protocolo de actuación específico exclusivamente para este tipo de denuncias.

 

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