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Entrevista conjunta con Viviana Mazur[1], Claudia Bani[2] y María Eugenia Otero[3], miembras del equipo de coordinación del Postítulo en Educación Sexual Integral del Instituto Superior del Profesorado Joaquín V. González, de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, espacio que fuera recientemente ternado para la categoría Educación del Premio Democracia que, cada año, ofrece el Centro Cultural Caras y Caretas con el objetivo de reconocer la excelencia a quienes demuestran su compromiso con los valores democráticos. Los diez años del postítulo y la importancia de seguir trabajando contenidos ESI en el aula, son los ejes de esta nota.

Por María Inés Alvarado
La ESI en juego 

¿Cómo ven lo que pasa con el aula y la ESI en este contexto?

Eugenia: Cuando irrumpe el mandato de aislamiento sanitario y se sostiene como social aparece la necesidad de readecuar la tarea docente a un formato sin una estructura previa, desde lo pedagógico y desde lo estructural, y aparece también un vínculo pedagógico diferente al del aula en un marco institucional, donde la familia está presente. Lo que pasa con la ESI en la pandemia es que queda suspendido el mecanismo protector que el aula tiene para generar intimidad que permite fluir ciertas cosas, como revisiones y repensamientos de las propias identidades o reconocimientos de situaciones de abuso o la posibilidad de poner en juego vínculos aprendidos y matrizados en el aula. Todo eso que se creaba y recreaba en el aula vuelve a la casa, al lugar con lo más crudo de esas producciones. Entonces  ¿Cómo pensar la ESI cuando un niño/a tiene a su familia alrededor en el momento del encuentro pedagógico, en donde la intimidad no está garantizada, en donde quienes participan de la pantalla a veces ven una cara, un nombre o una foto? Pretender sostener actividades de ESI, sin tener en cuenta ese cambio de contexto, descoloca. Te deja girando en el vacío, aplicando técnicas pedagógicas en condiciones que no garantizan ni la intimidad ni la oportunidad de armar un vínculo pedagógico donde dejar fluir lo que a través de la ESI aparece.

Es fundamental el encuentro cara a cara en el tema de la ESI.

Viviana: Las experiencias son desparejas y siempre hay de las que se puede hacer mucho y otras en las que no se puede casi nada por las desigualdades estructurales. Cuando escuchamos a nuestras y nuestros egresados tienen muy en claro que es lo que se tiene que sostener en estos tiempos de pandemia y lo que no se puede, como por ejemplo las identidades, porque es lo que sostiene nuestra subjetividad y la ESI pasa por ahí. Si pensamos la ESI como integral nos damos cuenta de la importancia de los vínculos.

Claudia: Este contexto de intimidad, de confidencialidad, de ida y vuelta queda algo avasallado con lo virtual. Se contamina porque ahí también se juegan las fantasías que traen muchos estudiantes que tiene que ver con la intromisión de los padres, de las autoridades y desde el Zoom está todo más exacerbado. Además, ha pasado que se han metido en el Zoom personas que no tenían que estar ahí y han saboteado la tarea y generado bastante ruido. De todas maneras, de ese caos inicial, se fue encontrando la vuelta para seguir sosteniendo el espacio de la ESI. Algo muy alentador es que todo ese movimiento de personas relacionadas a nuestro postítulo, se ha multiplicado. Hay que encontrarle la vuelta porque es un espacio de pelea, de lucha y de incertidumbre. Somos uno de los organismos del Estado que lleva adelante una ley que ellos mismos promulgaron, es una cuestión de derechos. Con la pandemia e implementación de virtualidad, quedaron al descubierto las grandes desigualdades, pero estamos trabajando esas temáticas; no nos han paralizado. Hacemos lo que se puede y aprendemos desde este lugar. Si en la pantalla irrumpen los padres y cuestiones delicadas como abuso y maltrato, hay que ver cómo se maneja, porque hay motores que tienen que ver con la demanda de los pibes y con el protagonismo y la fuerza que ponen les profesores que están involucrados en este proyecto.

¿Cómo ven el tema ESI a nivel federal?

Eugenia: Nos sorprende ver como las experiencias son dispares y en los lugares que esperamos encontrarnos con más obstáculos a veces hay experiencias exitosas y viceversa. Hay lugares en los cuales cuesta menos en las escuelas religiosas que en las públicas. Hay mucha gente valiosa trabajando en el programa nacional de ESI y otros espacios que brindan muy buenas capacitaciones pero la experiencia del Joaquín es única. El gran cuello de botella de la implementación de la ESI es la formación docente…» de la implementación de la ESI es la formación docente, creemos que no debe ser una formación de dos días o diez jornadas, sino una formación integral en la que se insista revisar ataduras y matrices de aprendizaje en relación al género y la sexualidad. Porque aún con mucha información y mucho contenido teórico, las personas se sienten des instrumentadas frente a la situación porque no han podido trabajar su propia biografía.

Viviana: Me contactaron de una provincia donde estaban empezando a evaluar los programas de formación docente y de carreras universitarias para ver en qué medida incorporar la ESI y ahí me di cuenta que en estos diez años del Joaquín hay gente trabajando en el Programa nacional o en distintos lados que tiene impregnada esta lógica de trabajo. Creo que ya dejó de estar reducido a Capital o conurbano, producto de la continuidad y de una masividad que ha incorporado el postítulo. Al mirar la curva de egresados que termina cada año, que es tan ascendente, se ve la importancia del postítulo de promover especialistas que puedan transformar esas currículas en otros lados, no solo en su aula.

Claudia: Esto tiene que ver con el protagonismo, con la posibilidad de transformación de la realidad y es la línea de trabajo que implementamos desde el postítulo: interpelar mis matrices también se pone en juego y cuando estás metida en ese trabajo al que te desafía la ESI desde una línea integral no se siente el vacío de la falta de herramientas. Promovemos y compartimos un aprendizaje colectivo y circular, que tiene que ver con la capacidad de ser protagonistas, transformadoras y flexibles para adaptarse a distintas circunstancias. Eso es algo que el género humano trae consigo, ya que ha sobrevivido a muchas realidades, pero nosotras potenciamos eso, para que puedan adaptarse activamente a otro terreno.

En estos 10 años que lleva adelante el postítulo, muchas son las temáticas ESI que antes apenas se hablaba y han ganado batallas tanto a nivel opinión pública como debates parlamentarios. Una es el cupo laboral trans. ¿Cómo ven los contenidos o los ejes conceptuales relacionados con las personas trans en el aula, cómo se trabaja actualmente, como ha crecido en el trabajo de formación docente?

Eugenia: Socialmente se fue modificando de una manera enorme, temas como diversidad o aborto se tratan de manera distinta e interesante, es un reflejo de lo que fue pasando en la sociedad. El primer debate era en el aula, instalando que no era “los travestis” sino las travestis. Hoy muchos docentes tienen situaciones en el aula con preguntas acerca de las identidades de género. Lo que en aquel momento era una rareza; hoy hace posible pensar en la identidad de género en la infancia y en la adolescencia.

Claudia: En todo este tiempo pasaron muchas cosas, el matrimonio igualitario, la ley de unión civil, la de identidad de género, participación política, el cupo del 50%, el aspecto de la modificación de la ley 26485 en relación del tema de la violencia política. Vamos acompañando todos esos movimientos que forman parte de un proceso de la lucha de distintos derechos que nos interpela y nos compromete a nosotras. En lo personal tengo una visión muy distinta de quienes fueron los primeros grupos que iniciaron el postítulo a los que vienen hoy. Ahora tienen ciertos conocimientos de la temática y la tiran en la mesa para interpelar permanentemente. La población trans ha estado vulnerabilizada por distintas variables durante mucho tiempo, por eso trabajamos con estos temas, es un desafío permanente y tenemos que ajustar nuestras cabezas a todo esto que es nuevo y que está en un movimiento constante.

Eugenia: En la cursada del postítulo está presente esto de no de ser tolerante con las diversidades sino de tener una posición activamente disidente, es poner en cuestión todo intento de normalizar. Me llena de esperanza poder militarlo, porque es la única manera de pensar estas cuestiones para que sean trasversales. Y reafirmando que queremos terminar con el género porque sino seguimos pensando que si no estás en esta cajita estás en esta otra. Pero a la vez, con la preocupación de seguir planteando el binarismo cuando hablamos del poder; desde lo social y cultural si perdemos la perspectiva de que el poder se organiza binariamente, tenemos que seguir hablando de géneros como de oprimidos y opresores; si no nos queda afuera la invisibilización de las mujeres en algunas cuestiones. Nos preocupa pensar en ambas perspectivas juntas.

Viviana: Y esas relaciones de poder no se deconstruyen por decreto ni decisiones superficiales, hay un camino muy profundo en relación a la diversidad y disidencias que muchas veces se sostienen desde el binarismo y esas relaciones de opresión están intactas. Por eso es importante reconocer distintos recorridos de cada uno, y ser súper respetuosas de la heterogeneidad que se produce en el aula. A veces hay voces que vienen con un recorrido militante o formatos del deber ser, nosotras buscamos que eso no tape la heterogeneidad sino terminamos siendo una usina de elaboración de consignas que no permite problematizar y repensar a nadie en particular.

Claudia: No perder de vista el patriarcado porque es un sistema que muta permanentemente. A los conceptos que vienen hay que interpelarlos, para que no se borre en 5 segundos tres siglos de lucha en el ser reconocidas como mujeres. Los cambios son importantes, son producto de la lucha sin descanso y la organización con acuerdos para estar donde estamos pero cuidando que en esa vertiginosidad no desaparezcamos. Porque las condiciones de producción, la división sexual del trabajo, el 1% del capital en manos de mujeres y el 99% en manos de varones, dice absolutamente todo. El sistema sigue funcionando con jerarquías que implican desigualdades y que tienen un impacto en la vida cotidiana y esto se lee desde los parámetros de la pandemia con el aumento de la violencia de género, poniendo en el tapete las desigualdades económicas y las posibilidades que tienen unos sectores y otros. Esto sigue intacto, la cosa no cambió.

Sin duda. El trabajo de la mujer en la casa sigue siendo un gran peso y en esta época de aislamiento, seguimos cargando con todas las responsabilidades de las tareas domésticas. Las desigualdades siguen existiendo. Y con respecto al lenguaje inclusivo, hace 10 años escribíamos con la @ o la x y ahora está mucho más permitido el uso de la E, ¿cómo ha variado en la cursada?

Claudia: El tema del lenguaje es muy interesante porque genera realidades, pero hay espacios de resistencias que son también muy importantes. No se lleva a cabo, incluso en instituciones públicas comprometidas con la inclusión. En la vida común, entre jóvenes circula, pero se sigue resistiendo mucho.

Eugenia: Hay docentes que traen la preocupación porque se enfrentan con sus directivos por el tema del lenguaje inclusivo. Hay que ir con mucho cuidado y con estrategias para no quemarse en espacios que seguimos necesitando que estén. Proponemos que piensen una perspectiva con alumnos/as pero que no se pierdan lugares por llevar esta bandera. Sigamos sosteniendo que el lenguaje sexista es una lucha porque expresa relaciones de subordinación, pero tenemos que ser inteligentes y tener estrategias para ver cómo, dónde y de qué manera seguir avanzando. Entendiendo que las personas que no entienden el lenguaje inclusivo son las más oprimidas.

Viviana: El lenguaje expresa formas de pensamiento. No se modifican por decreto, sino que van expresando distintas formas de pensar. Lo más interesante es que aparezca la incomodidad de sentir que la forma que nos estamos comunicando deja gente afuera. La prioridad es establecer una comunicación para ir tejiendo un lazo que permita problematizar junto a esa persona si estamos nombrando a todos, todas y todes. El lenguaje no debe ser una bandera sino una herramienta para ir transformando las formas de pensar y de comunicar.

Claudia: Es una herramienta política extraordinaria, porque obliga a replantearte la concepción de esa realidad que mencionamos antes. Hay que familiarizarse con esto, hacer una deconstrucción enorme, porque la realidad que conocemos se está moviendo.

El último tema de gran crecimiento ligado a la ESI en estos últimos 10 años es el aborto, ¿cómo se está trabajando en la formación docente?

Viviana: Siempre pongo de ejemplo que pasamos de hablar de aborto en un bar, con el mozo escondido tras el mostrador, hace diez años, a la marea verde. Es muy impresionante el proceso social que ha tenido el tema. Pero eso no significa que se ha conquistado el derecho a decidir sobre nuestros cuerpos, o a instalar el derecho al aborto legal, seguro y gratuito todavía. En relación al postítulo, al principio éramos muy cuidadosas de que se pudieran expresar todas las opiniones en relación a la temática, hoy eso quedó perimido porque, salvo situaciones muy particulares, no tenemos voces en contra, la mayoría de las personas coincide en que el derecho a poder decidir o elegir el aborto como programa de salud es un piso que está garantizado entre los alumnos del postítulo. El tema hoy es como garantizar el acceso, como acompañar. Una de las cosas que se ha modificado es que las y los docentes se vieron implicadas en el lugar de ser quienes faciliten el acceso, ya no es solamente el debate en las aulas, sino como ser parte de este conjunto social que garantiza el acceso a sus alumnas y como articular con los servicios de salud.

Eugenia: Hay dos cosas importantes. Una es el 0-800 del Ministerio de Salud, de la consejería de salud sexual y otro es el de los ejes de lucha para los próximos tiempos. Nuestro postítulo tiene un fuertísimo anclaje a la salud y a las experiencias de equipos de salud, entonces es importante que además de docentes haya otros profesionales. En esto se está avanzando mucho para que cada egresado/a pueda construir sus trincheras de trabajo en escuelas, nos parece importante como valor que vengan personas de todas las disciplinas y que el aprendizaje sea mucho más rico.

Claudia: Estoy de acuerdo. Cuando nace el postítulo lo hace con un enfoque interdisciplinario y anclado a tierra, recorriendo el territorio y escuchando a la gente. Nace del intercambio, desde una apertura de lo que era el espacio entre el Área de Estudios de la Mujer y el Género, antes de 2006, en el intercambio entre la comunidad y lo académico y en eso queremos seguir caminando. Nuestros egresados/as/es no solo se informan, tienen recursos y deben intervenir, porque allí está el tejido de redes que es conseguir los recursos que el Estado no dispone y tejer desde las bases e implementar esas estrategias. Nosotras seguimos en la mira, apuntadas en el foco pero con las nuevas críticas parece que somos más molestas todavía.

La ESI es un jaque mate al patriarcado
La ESI es un jaque mate al patriarcado

Para ir cerrando, una última frase de cada una ¿Qué significa para Uds. El lema Por el placer en las aulas?

Eugenia: La posibilidad de aprender mejor. Nuestras matrices de aprendizaje y experiencias educativas formales nos dejaron marcas que tienen que ver con el sufrimiento, pasarla mal, etc.  Se aprende mejor cuando podemos hacer un recorrido que, además de rico, sea placentero. Recuperando esto de que haya erotismo en lo que hacemos, en el enseñar y en el aprender. El tema tiene dos caras: aprender con placer, que el recorrido de aprendizaje sea un espacio de disfrute pero, por otro lado, no quitarle a la idea de Educación Sexual Integral que la sexualidad es placer, no quedarse solo con el mensaje preventivo o de cuidado.

Viviana: Creo que es la antítesis del refrán “las letras con sangre entran” como mandato educativo histórico y que es momento de transformarlo, porque no funcionó y trajo mucho sufrimiento. Cuando pensamos que el proceso educativo dura tanto en la vida, tanto el formal como los espacios informales que vamos construyendo como educandos y educadores, pensarlo como disfrute es darle un sentido distinto a la vida. Poner en el foco que cuando hablamos de sexualidad hablamos del placer, de la alegría y que el cuidado es parte de todo eso, pero el centro tiene que ver con la felicidad.

Claudia: “La letra con sangre entra” lo hemos padecido durante tantos años. Cuando hablamos de placer es poner en jaque el patriarcado, porque uno de los dispositivos de control ha sido la educación desde su organización escuela como desde las políticas que se llevaron a cabo en relación a lo que es aprender y educarse. Estamos planteando la posibilidad de la libertad, del pensamiento crítico, de hacer jugar el deseo, de erotizar nuestras prácticas. Desde el placer estamos tirando abajo una cultura judeocristiana milenaria que ha puesto la represión, la opresión, la culpa, la vivencia del pecado en la sexualidad que es la fuerza vital que nos mueve, con la que nacemos y con la que también nos vamos a morir. Es un jaque mate al patriarcado, porque estamos cambiando las condiciones de juego.

[1] Médica Generalista y Coordinadora del Postítulo en ESI y miembra del equipo de Salud Sexual, SIDA e ITS de la CABA

[2] Lic. En Psicopedagogía y Psicología Social y Consejera Académica del Postítulo en ESI y coordinadora Área de Estudios de la Mujer y Género en el Inst. Sup. Del mismo instituto

[3] Lic. en Psicología. Psicóloga Social y Consejera Académica del Postítulo en ESI

 

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