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Los femicidios existen desde que existe la humanidad, en diferentes periodos históricos las niñas y mujeres han sido asesinadas por motivos sexistas y misóginos, sin embargo, esto ha sido sistemática y repetidamente invisibilizado y desatendido.

Por Esther Pineda G.*

Violencia institucional y revictimización de las víctimas de femicidio
Violencia institucional y revictimización de las víctimas de femicidio – Esther Pineda G.

En la década de los 70 la académica sudafricana Diana Russell introdujo el concepto “femicidio” para visibilizar la particular especificidad de estos crímenes, sin embargo, esta tuvo poca aceptación y alcance. Fue la masividad de los asesinatos de mujeres en Ciudad Juárez lo que motivó el interés en esta problemática durante los años 90 y 2000, pero posteriormente este entro en un periodo de stand by, de los femicidios casi no se hablaba, hasta el año 2015 con la emergencia del movimiento “Ni una menos” en Argentina y “Ni una más” en México, el cual fue una respuesta social al incremento de los femicidios en las sociedades latinoamericanas.

Pero lo fundamental aquí es que la lucha contra el femicidio la han impulsado los familiares de las víctimas, es decir, son las victimas secundarias de estos crímenes, quienes han convocado y movilizado a organizaciones feministas, a organizaciones no gubernamentales, a instituciones del Estado, a organismos internacionales, a medios de comunicación, a académicas e individualidades. Pese a ello, y como lo he visibilizado en mi libro Cultura femicida. El riesgo de ser mujer en América Latina, de acuerdo a las cifras oficiales de 2010 a 2016 de los países que cuentan con esta información, muy pocos femicidas han sido condenados/sentenciados, por ejemplo Argentina (8%), Bolivia (23%), Guatemala (13,5%); lo que pone en evidencia la existencia de altos índices de impunidad en estos casos, los cuales suelen estar acompañados de violencia institucional y revictimización de la víctima y sus familiares durante la investigación, juzgamiento y condena de estos crímenes.

En muchos casos los fiscales y jueces se niegan a procesar los asesinatos sexistas y misóginos de las niñas y mujeres como femicidios, en otros se responsabiliza y culpabiliza a las víctimas, se disminuye la responsabilidad de sus perpetradores, y en algunos casos se les otorgan medidas sustitutivas de privativa de libertad, son exonerados, dejados en libertad, o condenados a muy pocos años de prisión. Las victimas permanecen sin justicia ante los crímenes contra ellas cometidos, mientras que las familias son sometidas a la revictimización y la violencia institucional, obligados durante años a buscar justicia por los crímenes cometidos contra sus seres queridos en medio de la consecuencias físicas, psicológicas y económicas dejadas por estos, mientras que los femicidas son justificados, exonerados y amparados por el sistema de justicia.

Este hecho pone en evidencia la existencia de un sistema de justicia desigual e injusto, en el cual la vida de las niñas y mujeres vale menos que la de los hombres, donde los crímenes contra ellas cometidos son en menor medida perseguidos, y donde fiscales y jueces reproducen prejuicios y estereotipos sexistas, actuando como cómplices del poder y la violencia patriarcal al favorecer y justificar a los femicidas.

Si bien estos delitos han sido tipificados en 18 países de América Latina, y en algunos han sido aprobadas penas ejemplificadoras, la realidad es que estas pocas veces son aplicadas. La mayoría de las víctimas de femicidio siguen sin obtener justicia, y además de que a ellas les han sido arrebatadas sus vidas, también les ha sido destruida la vida a sus familiares; quienes no pueden tener un proceso de duelo y cierre debido a que deben vivir para buscar justicia, y en algunos casos intentar sobrevivir las distintas formas de violencia, amenazas, persecuciones, agresiones e intentos de homicidio para amedrentarles y hacerles desistir de su búsqueda de justicia. Esto responde a múltiples variables, entre las cuales es posible considerar:

  • La existencia de desconocimiento de la violencia sexista y misógina por parte de funcionarios, fiscales y jueces, y por tanto, de ausencia de perspectiva de género en sus actuaciones.
  • La existencia de prejuicios sexistas arraigados en los funcionarios, fiscales y jueces, por lo cual estos son reproducidos en sus actuaciones y terminan tributando a lo que Alda Facio denomina como “el derecho masculinista”.
  • El desinterés del Estado ante esta problemática, el menor procesamiento de estos casos como femicidio como un intento de invisibilizar la magnitud del problema, decisión tomada y acatada por los operadores de justicia.
  • La existencia de corrupción en los órganos de justicia y sus operadores; donde con frecuencia se manifiesta el cobro y recepción de altas sumas de dinero para engavetar los casos, el otorgamiento de medidas sustitutivas de privación de libertad, el sobreseimiento de los delitos; pero también la investigación deficiente, la fabricación de culpables para encubrir los verdaderos culpables o naturaleza de estos crímenes, entre los que pueden destacar, empresarios, políticos, cuerpos de seguridad, operadores del sistema de justicia, entre otros.

Pero esta falta de justicia hacia las víctimas de femicidio no solo se refiere a la ausencia de condenas o condenas insuficientes, también en ellas es posible considerar la falta de aplicación de las medidas de justicia aprobadas; por ejemplo, el otorgamiento de pensiones a los sobrevivientes de las víctimas de femicidio, la aplicación de los programas de formación en materia de violencia contra la mujer para los funcionarios del Estado y los operadores de justicia, o la aplicación de las medidas de protección para los familiares de las víctimas de femicidio quienes son amenazados, violentados, perseguidos e intimidados.

 

 

(*) Socióloga, Magíster en Estudios de la Mujer, Doctora y Postdoctora en Ciencias Sociales egresada de la Universidad Central de Venezuela.  Es autora de «Machismo y Vindicación: La mujer en el pensamiento sociofilosófico» (2017) y «Cultura femicida. El riesgo de ser mujer en América Latina» (2019) publicados por Editorial Prometeo Libros.

 

Foto de Portada: En la última marcha, la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres elaboró un recuento de todas las víctimas de femicidio desde 2001 a la fecha. Medía más de una cuadra. Agencia Uno, Emol noticias

Diario Digital Femenino

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