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Otras inapropiables…

Prólogo

por la Eskalera Karakola[1]

Diferentes diferencias y ciudadanías excluyentes: una revisión feminista
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Otras inapropiables. Feminismos desde las fronteras
Otras inapropiables. Feminismos desde las fronteras

OTRAS INAPROPIADAS/INAPROPIABLES, desubicadas de las cartografías occidentales y modernas de la política, de la identidad, del lenguaje, del deseo; desbordando las categorías claras y distintas, las promesas de pureza y separación; proponiendo nuevas geometrías posibles para considerar relaciones atravesadas y constituidas por diferentes diferencias. Otras inapropiadas/inapropiables que nos urgen a hacer feminismos desde y atravesados por las fronteras. Feminismos que tal como nos proponen los textos de esta colección no renuncian a la complejidad, sino que asumiéndola se reconocen parciales y múltiples, contradictorios y críticos. Feminismos situados, mestizos e intrusos, con lealtades divididas y desapegados de pertenencias exclusivas. Que partiendo de la tensión y el conflicto de las peligrosas y blasfemas encrucijadas que movilizan su identidad, están comprometidos con conocimientos y prácticas políticas más reflexivas y críticas.

Los textos de esta colección ponen en cuestión qué se constituye como diferencia y cómo lo diferente tiende a equipararse con lo particular, lo periférico, lo deficiente —frente a lo universal y lo central— conformándose en relaciones asimétricas de poder. Las marcas de diferencia se revuelven mostrando las particulares marcas de la indiferencia: lo «neutro», invisibilizado por normativo hegemónico y sobrerepresentado. Frente a un feminismo global homogeneizador y excluyente que bajo la opresión de género iguala a todas las mujeres, estos textos nos hablan de múltiples opresiones, de diferentes diferencias, y del extrañamiento de muchas mujeres con un movimiento feminista con el que se identifican pero cuya agenda y legado histórico resultan en gran medida ajenos puesto que toman como sujeto de referencia a la mujer blanca, occidental, heterosexual, de clase media, urbanita, educada y ciudadana.

Provenientes fundamentalmente del contexto anglosajón y en un intervalo que comprende desde comienzos de los años ochenta hasta nuestros días, estos artículos dan cuenta de los diferentes debates que en el interior del feminismo han surgido de la necesidad de atender a las complejas intersecciones constitutivas de las relaciones de subordinación a las que se enfrentan mujeres concretas: respondiendo no sólo a las relaciones de género o de clase, sino también al racismo, la lesbofobia, los efectos de la colonización, la descolonización y las migraciones transnacionales. Así, desde el contexto estadounidense, el artículo de bell hooks —escrito a principios de los años ochenta en diálogo con el feminismo, el marxismo y el movimiento de liberación negro—, forma parte de una amplia tradición feminista negra a la que pertenecen autoras como Angela Davis, Alice Walker, Audre Lorde, Patricia Hill Collins o Barbara Smith, y de la que destacamos la antología Todas las mujeres son blancas, todos los negros son varones, pero algunas de nosotras somos valientes [2] cuyo título no puede ser más significativo. Todas ellas coinciden en denunciar el legado racista del feminismo blanco y su escasa atención a las distintas realidades materiales de mujeres blancas y negras, a las intersecciones entre clase y raza, y a la incorporación de agendas diferentes al género. En concreto bell hooks hace referencia al extrañamiento de las mujeres negras estadounidenses frente a un feminismo conservador liberal que bajo el paraguas englobador de «todas las mujeres estamos oprimidas» resulta ciego a las formas en que el racismo y la posición de clase hacen específica la opresión de género para las mujeres negras.

Pero las críticas del feminismo negro no agotan la multiplicidad de posiciones étnicas del contexto estadounidense. Así, desde los años ochenta, el término «mujeres de color» fue desarrollándose en EE.UU. como un artefacto teórico y político capaz de aglutinar las opresiones comunes en torno al racismo que experimentan mujeres de procedencias nacionales y étnico-raciales distintas, reconociendo al mismo tiempo la especificidad de sus situaciones concretas. Un ejemplo de ello nos lo ofrecen los escritos mestizos y bilingües de escritoras chicanas, puertorriqueñas y latinas en general: textos como Borderlands/La Frontera, [3] Este Puente Mi Espalda[4] y Haciendo Caras[5], 5 y que en esta colección están representados por los artículos de Gloria Anzaldúa, Chela Sandoval y Aurora Levins Morales. En «Movimientos de rebeldía y las culturas que traicionan», Gloria Anzaldúa propone asumir el mestizaje y la multiplicidad con formas no reductoras. En la tensión y riqueza política de vivir a caballo entre varias culturas, empleando varios idiomas y en la distancia crítica que implica el no ser reconocida como adecuada en ninguno de los marcos disponibles, como mujer, lesbiana y chicana, la conciencia mestiza de Anzaldúa surge de las posibilidades de hacer habitable la propia posición de frontera.

[1] Este prólogo ha sido escrito colectivamente por algunas de las mujeres que participamos en el proyecto de la Eskalera Karakola. La Eskalera Karakola es un centro social autogestionado feminista que fue okupado allá por el año 1996 en el barrio de Lavapiés en Madrid. En todos estos años, muchísimas iniciativas han sido posibles y han sido impulsadas desde y más allá de la casa: espacios para reuniones, grupos de mujeres, actividades, talleres, escuelas de feminismos, encuentros, jornadas, acciones, intervenciones públicas, rehabilitaciones varias, pero sobre todo la inquietud, la necesidad y el deseo de experimentar los límites y las aperturas de nuevos espacios de colectividad atravesados por la práctica y el pensamiento feminista. Que lo personal sea político nos ha invitado desde la Karakola a una revisión constante de los modos de vida normalizados y a una política de la sospecha que nos empuja a pensar, proponer y experimentar nuevas y otras formas de habitar cotidianamente el espacio público, a reformularlo y sobre todo, a practicar su reapropiación constante… seguí leyendo aquí.

De Traficante de sueños

[2] Hull, Gloria T.; Scott, Patricia Bell y Smith, Barbara (eds.), All the Women Are White, All Blacks are Men, But Some of Us are Brave, Nueva York, The Feminist Press, 1982.

[3] Anzaldúa, Gloria, Borderlands/La Frontera. The New Mestiza, San Francisco, Aunt Lute, 1987.

[4] Moraga, Cherrie y Anzaldúa, Gloria (eds.), This Bridge Called My Back: Writings by Radical Women of Color, Watertown, Persefone, 1981.

[5] Anzaldúa, Gloria (ed.), Haciendo Caras/Making Face, Making Soul: Creative and Critical Perspectives by Women of Color, San Francisco, Aunt Lute, 1990.

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