
Una mirada cotidiana y crítica sobre cómo herramientas como la inteligencia artificial, los filtros de Instagram o las apps de productividad afectan la salud mental, la autoestima, el trabajo y hasta las relaciones afectivas, especialmente en mujeres y diversidades.
Por Lenny Cáceres*
¿Cuántas veces por día tocas el celular sin darte cuenta? ¿Cuántas veces Instagram te mostró un cuerpo que te hizo sentir mal? ¿Qué pasa cuando tu jefa es una app?
Vivimos inmersas en la tecnología. La consultamos cuando nos levantamos, nos guía por la ciudad, nos dice qué comer, nos organiza el día, nos “acerca” a personas. Pero también nos exige, nos compara, nos mide y, muchas veces, nos agota.
No se trata de demonizar los avances tecnológicos. Sin dudas nos han dado herramientas valiosas. Pero sí de poner la lupa en cómo estas plataformas —diseñadas muchas veces desde lógicas patriarcales y capitalistas— impactan de manera particular en las mujeres y diversidades. El desafío está en entender de qué manera nos atraviesan para poder tomar decisiones más conscientes.
Redes sociales y autoestima
Los filtros de Instagram afinan narices, agrandan ojos, suavizan pieles. En segundos, podés transformarte en una versión «mejorada» de vos misma. Pero, ¿qué pasa cuando esa imagen se convierte en la vara con la que te medís todos los días?
Los algoritmos deciden qué vemos: cuerpos hegemónicos, vidas “perfectas”, personas “exitosas”. Las redes sociales no nos dicen directamente que no somos suficientes, pero…
“¿Cómo te sentís después de usar Instagram?
Fuente: Encuesta propia en redes (1.000 respuestas anónimas, marzo 2025)
Peor con mi cuerpo: 47%
Más ansiosa: 33%
Igual que antes: 15%
Más inspirada/motivada: 5%”
“Instagram no me dice que no soy suficiente. Pero cada vez que abro la app, lo siento”.
Dato:
Según el estudio de Dove «Self-Esteem Project» (2023), el 80% de las adolescentes dice haber usado un filtro para cambiar su apariencia antes de publicar una foto. Más del 50% se siente “menos linda” sin esos retoques.
Testimonio:
Martina, 25 años, estudiante de diseño
«Subo una foto, la borro, la vuelvo a subir con otro filtro. Y cuando me dicen que estoy linda, no me lo creo. Siento que le están hablando a la versión de mí con el filtro, no a mí.»
Esa búsqueda constante de validación —likes, seguidores, comentarios— genera ansiedad, dependencia y una sensación de vacío cuando no llega la aprobación esperada. Y el problema no es individual: es estructural. Las redes refuerzan estereotipos, invisibilizan cuerpos reales y perpetúan estándares inalcanzables.
Inteligencia artificial y trabajo
¿Sabías que hay algoritmos que descartan currículums sin que una persona los lea? Muchas veces, esos sistemas tienen sesgos que replican desigualdades: privilegian nombres “masculinos”, castigan licencias por maternidad o priorizan experiencias en sectores dominados por varones.
Además, proliferan las apps que controlan el rendimiento laboral: en call centers, servicios de delivery o trabajos freelance, cada segundo cuenta. Las métricas reemplazan al reconocimiento, y el “desempeño” se convierte en un número que define tu valor.
Y hay un trabajo que ni siquiera se ve, pero desgasta: responder mensajes, coordinar grupos, ser la que siempre está al tanto. Eso también es carga mental.
“¿Quién controla tu productividad?”
Fuente: Observatorio de Tecnologías del Trabajo (Universidad Nacional de Rosario, 2024)
App de seguimiento (tiempos, tareas): 36%
Supervisores humanos: 34%
Autoevaluación/gestión propia: 18%
Otro: 12%
Dato:
Un informe de Algorithm Watch (2022) reveló que ciertos sistemas de selección automática de currículums descartan hasta un 35% más a mujeres con períodos de licencia por maternidad, incluso si cumplen con todos los requisitos del puesto.
“Mi trabajo no termina cuando cierro la compu. Sigo siendo gestora emocional en todos los grupos de WhatsApp”.
Tecnología afectiva
Las relaciones también se viven en la virtualidad. Apps como Tinder, Bumble o Instagram son parte del juego del amor en tiempos digitales. Pero lo que promete conexión a veces también trae desconexión emocional.
El ghosting (desaparecer sin explicación), el control disfrazado de “preocupación” o la violencia simbólica a través de las redes son fenómenos cada vez más comunes.
“¿Viviste alguna de estas situaciones en relaciones por redes?”
Fuente: Observatorio de Violencia Digital (Amnistía Internacional Argentina, 2024)
Me revisaron el celular sin permiso: 41%
Me pidieron contraseñas “por confianza”: 36%
Me hicieron ghosting: 65%
Recibí mensajes violentos por redes: 28%

Dato:
El 67% de las personas LGBTIQ+ encuestadas por Chicas Poderosas LATAM en 2023 dijeron haber sufrido alguna forma de violencia simbólica o control digital en sus relaciones afectivas.
Testimonio:
Micaela, 32 años, docente:
«Después de cortar con mi ex, me bloqueó de todos lados y les pidió a mis amigos que también me eliminaran. No existía más. Me dolió más que cuando nos dejamos.»
¿Es amor o es control?
- Me pide mis contraseñas
- Se enoja si no le contesto rápido
- Me revisa las redes
(Si te suena familiar, no estás sola. Son señales de alerta.)
La tecnología no crea la violencia, pero sí puede amplificarla. Y en relaciones desiguales, eso puede ser muy peligroso.
¿Y entonces qué hacemos?
No se trata de apagar el WiFi y mudarnos al campo (a menos que quieras, claro). Se trata de recuperar el control. De usar la tecnología como herramienta y no como dueña de nuestras vidas.
Volver a lo analógico puede ser una forma de autocuidado: caminar sin auriculares, tener una charla sin el celular sobre la mesa, escribir a mano, mirar sin scrollear.
También es clave educar en ciudadanía digital: saber cómo funcionan los algoritmos, qué datos damos, qué modelos de belleza y éxito estamos consumiendo, y a quiénes benefician esas lógicas.
Y, sobre todo, usar la tecnología para empoderarnos: apps de seguridad como BA147 o Botón SOS, redes de acompañamiento feminista, newsletters con mirada crítica, contenidos que nos representen.
La tecnología puede ser una herramienta de control o de liberación. La clave está en no dejar que nos tome por sorpresa. Cuestionarla es el primer paso para habitarla con libertad.
Dato esperanzador:
Durante la marcha del 8M de 2024, más de 30 grupos feministas coordinaron en tiempo real por apps como Telegram y Signal para garantizar seguridad, asistencia legal y puntos de encuentro. Tecnología como herramienta de red y cuidado colectivo.
Mini ranking: “Apps que empoderan”
Recomendadas por activistas y organizaciones
Botón SOS – Seguridad personal (con aviso a contactos de confianza)
Clue / Eve – Apps de salud menstrual con enfoque inclusivo
Safe365 – Seguimiento en tiempo real con alertas
Telegram – Organización y comunicación segura en redes feministas
Newsletters como “Las12”, “LatFem”, “Economía Femini(s)ta”

Testimonio inspirador:
Ana, 38 años, psicóloga y activista:
«La tecnología también puede ser un abrazo. Yo formé parte de una red de contención por Telegram durante la pandemia, y fue lo que me sostuvo emocionalmente.»
En un mundo hiperconectado, cuestionar la tecnología no es resistirse al futuro: es reclamar el derecho a vivirlo con conciencia, equidad y humanidad. Porque detrás de cada clic, de cada algoritmo y de cada app, hay decisiones que impactan nuestras emociones, nuestros cuerpos y nuestras relaciones. No se trata de retroceder, sino de avanzar con una mirada crítica, feminista e inclusiva, que nos permita transformar estas herramientas en aliadas y no en cadenas invisibles. La tecnología no es neutral, pero nuestras elecciones sí pueden ser poderosas.
(*) Periodista feminista abolicionista, directora/editora de Diario Digital Femenino. Titular de la web de Asesoramiento y Capacitación https://lennycaceres.com.ar/
Autora del libro La transversalidad del género: espacios y disputas.(Ed. Sudestada)
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