
Marta Vassallo – Feminismo y peronismo
Convocamos a la periodista feminista peronista Marta Vassallo, de larga trayectoria y reconocimiento profesional, para ahondar en la historia del feminismo dentro del peronismo, conocer su opinión sobre las políticas actuales y los aspectos en los que debemos profundizar las miradas y acciones.
Activa militante peronista desde la década de los 70′ y con impecable análisis de la historia no solo del peronismo sino de las políticas por los derechos de las mujeres, y el feminismo dentro de esa militancia e historia accedió al requerimiento de Diario Digital Femenino para profundizar los temas puntualizados.
Por Lenny Cáceres
-Hablemos de Peronismo y Feminismo, ¿cuándo empieza a mencionarse o a tomar un espacio o fuerza el feminismo dentro del peronismo?
-Yo creo que hay una confluencia, relativamente reciente, entre ciertos sectores del feminismo y algunos sectores del peronismo. No se pueden englobar en esa confluencia a todos los sectores, pero existe. Creo que se dio entre las jóvenes militantes feministas que responden a la promoción de la militancia que se hizo durante los gobiernos kirchneristas, y el movimiento Ni Una Menos. Allí se produjo una confluencia por la cual hay una cantidad de militantes jóvenes peronistas para quienes la relación del peronismo y el feminismo es completamente armoniosa y natural. Cosa que no tiene nada que ver con la experiencia que tengo yo y que tiene la gente que hemos sido feministas desde mucho antes y que vivimos la dificultad en las relaciones entre la política partidaria y el feminismo en general, pero las que hemos estado cerca del peronismo, o militando en él, específicamente, un conflicto grande entre ambos.
– ¿Y cómo era el militar en el peronismo siendo feminista hace dos décadas?
-Yo me suelo remontar a los ´70, donde, por una parte, estaba muy fervorosamente en la jotapé, y por otra ya tenía una sensibilidad feminista. Ya había leído, por ejemplo, El Segundo Sexo de Simón de Beauvoir. ¿Cómo hacia cuajar toda la revelación que significó para mi ese libro y la aplicación de esos planteos a la práctica de la militancia? Porque la militancia englobaba al feminismo en una fuerza foránea que venía a imponer, desde centros hostiles, una cuestión que era ajena a la identidad nacional. Entonces, en la militancia, de algún modo, una renunciaba al feminismo, pero eso no quería decir que internamente yo dejaba de serlo. Era muy complicado.
-Teníamos que callarnos, de algún modo…
-Y si… porque las mismas compañeras eran las más exaltadas. Te decían «eso no nos pasa a nosotras».
-Y también estaría esta idea de no molestar a los dirigentes. Porque irle con estos planteos feministas a los compañeros peronistas no era fácil.
-Claro, los mismos compañeros de vida de muchas militantes.
-Pasados los años, me acuerdo de algunas producciones periodísticas dentro del peronismo, donde no estaban incluidas las temáticas de las mujeres. Y aun estando la rama femenina que era, digamos, el brazo más fuerte en ese momento, y que tenía otras actividades. Pero, por ejemplo, en el área de comunicación, ¿qué pasaba con el peronismo, la comunicación y la mirada de género? Ya no digamos feminista.
– ¿En qué época decís?
-En la época de la Revista Unidos…
-Bueno, eso ya es una época posterior. Había pasado la dictadura. Aunque es muy significativo, porque la revista Unidos respondió a un esfuerzo del peronismo por aggiornarse. Después de la derrota de Lúder, el peronismo reconoció que había salido de la dictadura sin ninguna actualización, es decir, se habían perdido de una manera atroz, trágica, las corrientes revolucionarias. Y el peronismo aparecía como un fantasma del pasado, no como algo que pudiera prometerle futuro a alguien. En ese sentido, la revista Unidos hacía una revisión interesante del pasado, donde, por ejemplo, marcaba problemas ambientales, hacía una crítica de la lucha armada, que yo personalmente no compartía. Y cuando nosotras, un grupo de mujeres peronistas, quisimos incorporar los temas de la mujer a la revisión del pasado peronista, no nos aceptaron de ninguna manera. Entonces, cuando lo que hubiéramos querido era incorporar algún artículo en los números de Unidos, sin conseguir ese espacio, fundamos una revista a la que llamamos Unidas. Aunque el primer número se llamó Unidos: mujer. Y eso duró tres números, porque, obviamente, no teníamos ningún apoyo y el mismo grupo de mujeres estaba un tanto erosionado, puesto que había varias que mantenían un vínculo con los hombres que hacían Unidos. Había una tensión permanente. Fue una experiencia impresionante. Fue el único tema que la revista Unidos no quiso tratar.
-Impresionante porque dentro del peronismo, no sé si las mujeres somos la mitad o más, y que no pudiéramos hablar dentro del partido de nuestros temas, significaba una enorme frustración…
-Además, hay que reconocer que el peronismo ha sido el movimiento político que más ha cambiado la vida de las mujeres, quien más hizo por las mujeres. Eso es una paradoja insoluble. Y, otra característica a tener en cuenta es que los liderazgos femeninos dentro del peronismo, empezando por el de Evita, no vienen de mujeres consideradas feministas por el feminismo. Hay una ceguera mutua, porque también pasó que en los años ´40, el primer peronismo ganó a las mujeres del pueblo masivamente, pero las consideradas feministas, en general, pertenecían a corrientes o de la izquierda o radicales, opositores del peronismo, y que consideraban al peronismo una versión criolla del fascismo. ¿De dónde viene eso? del colonialismo feminista, que es una de las cuestiones más interesantes que plantea el feminismo masivo y juvenil de hoy, que quiere ser decolonial. Porque la atribución de fascista al peronismo viene de mirarse desde Europa, donde, si no eras comunista y no eras liberal, ¿qué eras? fascista. No vieron, en cambio, algo tan obvio, que era la relación del peronismo con otros movimientos de la región: el de Getulio Vargas en Brasil, el de Paz Estenssoro en Bolivia, el de Jorge Eliezer Gaitán en Colombia, el de Juan Arévalo y Jacobo Arbenz en Guatemala, el de Lázaro Cárdenas en México… eso no se vio. Se veía el modelo europeo, los problemas de la Segunda Guerra Mundial y la neutralidad declarada por Perón, considerada una complicidad con el nazismo. Era una madeja difícil de desenredar. A eso se sumó la alianza original de Perón con el integrismo católico, que metió la enseñanza religiosa en la escuela pública, lo cual era una herejía para los laicos que idolatraban la ley 1420. Eso es uno de los núcleos más difíciles de desatar, en la relación entre feminismo y peronismo.
-Pero, aun así, ni dentro del peronismo ni fuera del peronismo, porque tampoco las mujeres feministas peronistas eran consideradas feministas para el feminismo…
-No, ese es el problema. Evita transformó la condición de las mujeres como nunca antes es indudable. También es cierto que Evita nunca reconoció el peso de la tradición de los feminismos anarquista y socialista de fines el siglo XIX, inscriptos en los sindicatos, llegados con las primeras corrientes migratorias, que debe haberla atraído e inspirado; tampoco reconoce el sufragismo, que era la manifestación del feminismo occidental más difundida. Ella nunca mencionó al feminismo contemporáneo como una fuente de inspiración, sino todo lo contrario, como algo de lo que había que desmarcarse. Repetía los clichés antifeministas más vulgares: son extranjeras, quieren ser hombres…
-Y fuera del peronismo, ¿cuál era el choque que tenían ustedes en la militancia feminista? ¿Las socialistas las aceptaban? ¿Había algún tipo de militancia en conjunto?
-No, nunca hubo eso.
– ¿Cuándo es que el peronismo se empieza a aggiornar, por decirlo de alguna manera? Porque ahora somos todos feministas.
-A mí me parece que hubo una inflexión decisiva: el Ministerio de Salud conducido por Ginés González García durante el gobierno de Néstor Kirchner, porque él siempre declaró su apoyo por el derecho al aborto, y eso rompe la tradición natalista del peronismo. Porque aparte del vínculo con el catolicismo, hay una tradición nacionalista antiimperialista muy fuerte, no solo del peronismo, sino de todos los movimientos nacionalistas, y es la idea de que el control de la natalidad es una estrategia de los países centrales para debilitar a los países subalternos.
-Claro, y después eso de sostener a rajatabla el núcleo que significa la familia, la mujer madre, mujer esposa
-La mujer como transmisora de tradiciones. No era un disparate. Hubo casos terribles, sobre todo con las comunidades indígenas, campañas de esterilización de comunidades enteras. Es cierto que hubo un uso de la campaña anticonceptivos en Perú o Bolivia para liquidar a las comunidades originarias. Pero esta posición natalista no tenía para nada en cuenta a las mujeres, sus necesidades, sus derechos, sus problemas, a costa de las mujeres se garantiza la reproducción. Ahora ha salido la idea de la fecundación in vitro, de la maternidad sin padre, pero eso es muy reciente con perspectiva histórica. Pero lo de Ginés González García fue un giro fundamental, porque hubo gente que nunca se hubiera animado a decir que apoyaba el derecho al aborto, y que empezó a hacerlo. Y aunque no se consiguió, se lograron un montón de leyes importantes: la ley de Parto Humanizado, la ley de Fertilización Asistida, el reconocimiento de causales donde el aborto es legal, la campaña a favor de los anticonceptivos, la ligadura de trompas, la vasectomía. La misma ley contra la violencia hacia las mujeres que es extraordinaria, porque contempla todas las formas de violencia. Hasta entonces se consideraba sólo la violencia conyugal o familiar, pero esa ley le da a la violencia una dimensión social-institucional enorme. Y fue muy importante también la reforma de la ley de trata, que los que hoy defienden el trabajo sexual quieren abolir. Esa reforma fue impulsada por Cristina Fernández, cuando en Tucumán se dio la absolución escandalosa de los acusados del secuestro y desaparición de Marita Verón. Cuando se absolvió a los hermanos Ale y sus cómplices, la madre de Marita, Susana Trimarco la llamó enseguida a Cristina y ella le dio el aval, y consiguieron la reforma de la ley de trata. Algo fundamental.
-Se dice que el feminismo le puso un freno a Cristina Fernández, no lo veo así, porque lo único que me parece que ella planteaba era no estar a favor del aborto, y nunca dijo que no militaran la ley o que no la propusieran. Cristina no se animó, pero ahora…
-Fue cuando estaban discutiendo en el congreso la ley del aborto en 2018 que Cristina, en su cargo de Senadora Nacional, dijo que el peronismo tiene que ser nacional, popular, democrático y feminista.
-Fue a partir de ahí que ahora todo el mundo es feminista y tienen una larga historia feminista que nunca nos habíamos enterado.
-Claro. El Frente para la Victoria votó masivamente la ley del aborto.

-Ahora, con este nuevo gobierno y con la creación de los Ministerios y las Direcciones específicas, ¿qué opinión tenes, por ejemplo, de la creación del Ministerio de las Mujeres, Género y Diversidad, o de la Dirección de Cuidados Integrales?
-Me parece excelente, es síntoma de que este gobierno ha escuchado… Así como Néstor escuchó en 2003 el reclamo de los piqueteros y asambleístas, junto con el reclamo de los organismos de Derechos Humanos por los Juicios y Crímenes de Lesa Humanidad. De igual manera, Alberto (Fernández) ha escuchado el reclamo del hambre y al movimiento de mujeres. Al asumir, en su discurso presidencial, él habló de las políticas de cuidado como la prioridad en las políticas hacia las mujeres.
-Y esto es fundamental y una base absolutamente necesaria
-Es fundamental. Yo no sé si Alberto comprende el feminismo, no hay por qué pedírselo. Pero me parece que entendió la articulación del feminismo con los reclamos populares. Porque las políticas de cuidado son las primeras que erosionan el género, rompen la división sexual del trabajo, empezando por la distribución en la familia del cuidado de niños y enfermos, tradicionalmente atribuido a la naturaleza de las mujeres. Cuando en realidad es un trabajo indispensable y no remunerado en la prolongación del trabajo doméstico.
-En qué otro aspecto se debería puntualizar…
-Me parece que es muy importante el tema decolonial. El peronismo es una buena herramienta anticolonial, y el feminismo necesita una vertiente anticolonial, es decir, que no se convierta en un modo de imitar pautas impuestas por ONG´s o instancias internacionales, sino que busque dentro del país, en los problemas del país, y en la gente del país su fuente.
-Entonces estarás de acuerdo con los feminismos territoriales, que es la mejor manera de militar el feminismo.
-Sí, porque es lo que puede hacer masivo al feminismo. Si no sigue siendo lo que fue tanto tiempo, un pensamiento muy iluminador, pero que no trasciende ciertos límites de clase. Incluso ciertos límites geográficos. Pero yo creo que tanto el anticolonialismo como el peronismo feminista son más bien proyectos a realizar, porque en el peronismo hay muchos sectores que no comulgan con esta manera de ver el mundo. Es una apuesta a futuro, y al mismo tiempo urgente
– ¿Y crees que estamos dispuestas, las mujeres feministas peronistas, a hacer este esfuerzo?
-Tenemos que estarlo, no tenemos opción.

Perla Prigoshin -
Maravilloso reportaje, un placer leerlo. Conmueven los dichos de Marta Vasallo, querida compañera, que me hicieron sentir que le ponía palabras a mis sentires y pensares. Sólo me permito agregar que el «permiso interno» a reconocerme peronista siendo una militante feminista me lo dió Néstor que, además de designar a Ginés y habilitar al bloque peronista para votar las leyes que detalla Marta, impulsó la aprobación del Protocolo Facultativo de la Cedaw, puso a Nilda Garré en el Ministerio de Defensa, nombró mujeres en la Corte Suprema de Justicia de la Nación y casi al término de su mandato presidencial, otorgó la jubilación a las amas de casa (histórico anhelo feminista).
Gracias por la nota, Lenny. Un placer
Maria Elena Rubio -
Excelente contribucion Marta ….En nuestrobtrabajo militante y ante la fuerza de la posmodernidad se hace imprescindible traer el presente la historicidad de las.luchas
Releyendo a Estela Do Santos «LasMujeresPeronistas» descubro la serie de Mensajes Radiales de EVITA en la Campaña para el Voto Femenino .Ella es quien se dirige al colectivo de mujeres nombrandola por sus trabajos (ama de casa,docente, empleada,obrera fabril,chacarera) y da las las razones por las que las mujeres pueden y deben VOTAR.Al ubicar ru militancia en el 70 me trajo a la memoria como discutiamos con los compañeros el tema de respeto y reconocimienro en un plano de ifualdad el lugar de los generos.Quiza un intento ante mucho patriarcado existente en nuestras propias fuerzas.Difundo
Irma -
Excelente reportaje a Marta Vasallo que siempre alumbra y enseña con sus respuestas Militante muy comprometida en la lucha pir los derechos humanos y libertad de l@s pres@s.