Editorial de Diario Digital Femenino
El episodio protagonizado por el ahora ex diputado Juan Ameri no solo puso en evidencia el machismo imperante en el armado de las listas, donde se omiten denuncias y hechos violentos con tal de sumar votos, sino también volvió a exponer la misoginia de los distintos medios de comunicación.
Las primeras repercusiones hablaron de un “escándalo”, de una actitud “irresponsable”, pero es necesario remarcar que se trató de un hecho de violencia de género, que se suma a los antecedentes de Ameri, donde expuso ante todo el país a su pareja.
Luego, los medios de comunicación reprodujeron innecesariamente el video una y otra vez sometiendo a toda la audiencia a esa escena. A su vez, y pese a la responsabilidad del ex legislador, comenzaron a poner el foco en la mujer. De esta manera, comenzaron a circular distintas notas con títulos cómo “Quién es la novia del diputado Ameri que protagonizó el escándalo en Diputados” y fotos de la joven. En estos artículos, hacían un recorrido sobre la vida de la mujer, exponiendola aún más.
¿Cómo llegó hasta ahí?
Por otro lado, este episodio reveló los antecedentes de violencia de género de Ameri. En esa línea se expresó Sofía Fernández, una joven militante del colectivo feminista de Salta, confirmó que el ex diputado tenía «denuncias públicas» de acoso sexual y que «está acostumbrado a manejarse» de esa manera.
«Fue una escena consentida pero lo que quiere mostrar es cómo de alguna manera la violencia y la impunidad avanza porque este hombre se ha venido manejando de esta forma en la provincia», dijo Fernández en declaraciones a radio Metro.
Esto expone el machismo y la impunidad que impera a la hora del armado de listas, donde las mujeres e identidades disidentes ocupan un lugar relegado y se da prioridad a los hombres. “Lo escandaloso no es la teta en cámara, es que definen las listas electorales entre porongas. Terminen con la política viril de mesa chica y los pactos de impunidad entre ‘caballeros’, y se van a ahorrar fingir vergüenza cuando alguno muestre la hilacha”, definió Lucho Fabbri.
Por otro lado, desde la plataforma “Desarmarnos” apuntaron a la “vigencia del machismo caudillista como forma violenta y opresiva del poder en la política, a los pactos de camaradería entre caballeros para sostenerse de manera corporativa y cómplice ocupando cargos, a la impunidad de la que gozan estos ‘hombres públicos’”.
“Erradicar las violencias y desigualdades supone también una profunda revisión de quienes nos representan que no es posible sin los feminismos. Para seguir construyendo un gobierno de todes necesitamos más mujeres y disidencias protagonizando la política. El pacto de machos no va más”.
En ese “pacto entre caballeros” también se inscribe la situación del senador nacional José Alperovich, quien se encuentra de licencia tras haber sido denunciado de haber abusado a una joven que trabajaba con él. Hasta el momento nada se ha avanzado en este hecho y aún goza de un lugar en la cámara alta. “La denuncia es contundente. Tengo la obligación de acompañar a la joven que hizo la denuncia. La licencia es prudente hasta que se resuelva” la situación, remarcó la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, y señaló la necesidad de que haya “un Poder Judicial que actúe rápido”.
Otra vez Cristina.
En paralelo a lo ocurrido en la Cámara de Diputados de la Nación, un medio de comunicación volvió a la carga contra la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner. Una vez más la mandataria fue víctima de un “intento de crítica” que no esconde otra cosa más que el odio por ver una mujer con poder.
A diferencia de lo que ocurre cuando las críticas están dirigidas a referentes varones, con CFK desatan todo su machismo y su misoginia para erosionar su figura, desconociendo los millones de votos en las últimas elecciones.
Esto no es casualidad y no es la primera vez que ocurre. Tapas, descalificaciones en el prime time de la televisión que nada tienen que ver con su gestión son algunos de los ejemplos de la violencia que ha sufrido. A esto se le sumó un artículo publicado en la versión digital del diario La Nación bajo el título “¿Quién no le teme a Cristina Kirchner”. La nota va acompañada de una caricatura de la vicepresidenta, representada como el malvado villano de Star Wars, Darth Sidius. A simple vista también refleja el pensamiento machista de cada mujer independiente o con poder: una bruja.
Esto fue repudiado por los propios trabajadores y trabajadoras de La Nación a través de las redes. “La Asamblea de Mujeres y Diversidades de La Nación lamenta que se represente a una mujer con poder en una imagen asociada a lo maligno y ominoso. Reproducir estereotipos misóginos y de violencia simbólica no contribuye a la construcción de una sociedad igualitaria e inclusiva”, sostuvieron.
Este accionar de los medios continúa repitiéndose a pesar de los reclamos de periodistas feministas. Desde los directivos de medios, del Estado que aporta todo o casi todo desde la pauta y, en menor medida desde la sociedad, no reclaman con la firmeza necesaria y las empresas periodísticas hacen caso omiso a la necesidad imperiosa de capacitarse con perspectiva de género.
Si bien en muchos espacios hubo avances importantes, sin embargo, los medios parecen no sentirse parte responsable de reproducir, sostener y perpetuar estereotipos, misoginia y violencia de género.