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La identidad villera Chirimbote lanza La villa en mis venas, de Jesi Jess, poeta, activista y periodista villera y feminista. Su libro sacude de principio a fin: amores, desamores y la maternidad en un barrio popular: la 21/24, en Barracas, donde los besos se dan con prisa mientras la Policía aprieta a pibas y pibes en las esquinas. Y las monedas se cuentan con desesperación porque el trabajo formal no abunda. En su primer publicación, la autora no deja de mostrar que la belleza emerge ahí donde también los derechos se vulneran, invitándonos a nunca más correr la mirada.

«Soy villera porque nací, me crié y vivo en la Villa 21/24 de Barracas. ¿Saben lo tedioso que se torna tener que estar aclarando todos los días que no saco el carnet de pobreza para hablar desde una superioridad moral que no existe? Me reivindico villera para que sepan desde dónde hablo, desde dónde me paro y desde dónde miro el mundo y analizo la realidad en la que vivimos», grita Jesi Jess, para que quede claro desde donde nos convida sus poemas y relatos cortos.

La identidad villera: Poemas y Relatos cortos para entrar al barrio
La identidad villera: Poemas y Relatos cortos para entrar al barrio

La villa en mis venas (Edit. Chirimbote), el primer libro de la autora, fue prologado por Diego Arbit, escritor, poeta y dramaturgo, quien resalta que la nueva publicación “es alta literatura, porque es literatura sincera, profunda, ágil, conmovedora, inteligente y piola.

Desde la villa, Jesi Jess nos cuenta una, otra y otra historia más sobre abortar; enamorarse, pero también tener un corazón roto; maternar; darse besos; comprar un helado, como un tesoro, con el último billete. También sobre cómo los derechos se quedan afuera del barrio, aunque adentro haya muchas y muchos que pelean por tenerlos. Y expone que las fuerzas de seguridad se ensañan con las pibas y pibes que usan visera.

“Se escuchan los disparos, otro yuta pide perdón y dice: ´no quise matarlo´. Acá nos cuidamos entre nosotros aunque nos tilden siempre de delincuentes y que nos merecemos la muerte”, denuncia la autora, harta de que las balas policiales siempre deseen a las juventudes más empobrecidas.

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