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Por María Inés Alvarado
Había empezado a escribir estas líneas horas antes de enterarnos que a Sheila la asesinaron sus familiares más íntimos: la tía madrina y su pareja, luego de una noche donde el abuso de alcohol y las drogas desembocaron en la agresión intrafamiliar, con posibles connotaciones sexuales, a una menor, de apenas diez años.
No entendieron nada… era el título que había pensado al sentarme a escribir. Pero luego de esta tremenda noticia, tuve que darle una vuelta y la pregunta ¿Hasta cuándo? no deja de rondarme en la cabeza.
El asesinato de Sheila que hoy nos asombra y paraliza como sociedad, y del que hablan absolutamente todos los medios de comunicación, se podría haber evitado si ella y tantas otras niñas y adolescentes hubieran recibido Educación Sexual Integral desde la infancia. ¿Qué tiene que ver? Alguno de los temas más importantes que aborda la Ley 26150 son el derecho a la intimidad propia y ajena; el abuso sexual; la violencia de género y la posibilidad de que puedan decir cuando sienten que vulneran sus cuerpo y sus derechos. Pero no, a pesar de tener una Ley Nacional sancionada en 2006 y ratificada hace apenas unos días por el Congreso, las instituciones educativas siguen negando la posibilidad de recibir ESI y grupos autodenominados a favor de la vida, se están ocupando de limitar ese derecho y de restringir el acceso a la información, que es tan necesaria para evitar las violencias hacia la niñez y adolescencia.
No entendieron nada… pensé esta mañana cuando veía el video de un grupo de personas que irrumpieron en una escuela estatal de la ciudad de La Plata comandados por un varón macho que gritaba sacado por su propia ignorancia “Uds están cambiando los valores de las cosas. Vos sos mujer por tener vagina y yo soy hombre porque tengo pene. No voy a someterme a tu ley perversa que me somete a mí y a mi familia que le tengo que decir que la sexualidad es un constructo social”. No señor, le repito, no entendieron nada… la sexualidad se construye, desde lo biológico, lo psicológico, lo social, lo afectivo y lo ético, según plantea la la ley 26150.
Nadie quiere cambiar “los valores de las cosas”. Una ley es producto de debates, de investigaciones, de discusiones en los diferentes ámbitos sociales. Una ley no es algo polémico, hay que respetarla, y si alguien no está de acuerdo, buscar las alternativas para modificarla en el lugar donde debe ser modificada: el Congreso. ¿No plantearon que la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo no debía sancionarse porque la idea era brindar Educación Sexual Integral? No entendieron nada… no están a favor de los derechos, ni de las vidas de las mujeres, ni de los niños y niñas por nacer.
Están a favor de sus propias convicciones religiosas, que no son las del total de la sociedad laica en la que convivimos como ciudadanos y ciudadanas. Lo que está en juego, sin duda, es el derecho de las mujeres a vivir, a desear, a sentir placer y a ser libres.
Hoy lloramos a Sheila… ¿Hasta cuándo seguiremos llorando por nuestras mujeres violentadas, vulneradas, asesinadas a sangre fría? Sin duda, no entendieron nada.