
Iniciar un espacio para la reflexión y difusión de propuestas vinculadas con las luchas por la plena vigencia de los derechos humanos y la igualdad de género es un gran desafío. Se trata de comunicar desde esta página virtual los avances y las dificultades en la tarea militante, como integrante del Movimiento de Mujeres y desde la conducción de la Asamblea Permanente por los derechos humanos.
Soy docente, profesora de Historia de la UBA, hice varios posgrados en género y políticas públicas de igualdad. Militante gremial y de izquierda, cofundadora de la Asociación Docentes de Enseñanza Media y Superior en 1983, delegada de CTERA en aquellos tiempos, participé también de la fundación del Frente Grande y del FREPASO en los años 90 como alternativa al bipartidismo y en fuerte confrontación con el menemismo.
Desde ese espacio político accedí a la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires dondeimpulsé junto a otras y otros compañeros la sanción de la ley 114 de protección de los derechos de niñas, niños y adolescentes en 1998, la ley de salud sexual y reproductiva 418, la ley de igualdad de oportunidades y de trato 474, entre otras iniciativas que fueron pioneras y tomadas como base para la legislación nacional posterior.
En el año 2000,convocada por el gobierno progresista y popular de la Ciudad, puse en marcha el Consejo de los derechos de niños, niñas y adolescentes hasta la llegada del gobierno de Macri en el 2007.
Nuevamente en la Legislatura porteña, en el período 2009-2013, impulsé la creación del Parlamento de las mujeres, espacio de participación de la sociedad civil de creciente importancia e inserción institucional hoy presidido por Nelly Minyersky.
Actualmente coordino el Programa de Niñez, Adolescencia y Género de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires y milito en la Asamblea Permanente por los derechos humanos, en la cual comparto la Presidencia con Norma Ríos y Gisela Cardozo. Tres mujeres copresidentas de esta prestigiosa institución fundada en 1975.
Cuando asumí el primer cargo legislativo como concejala de CABA en 1993 se estaba preparando la IV Conferencia Internacional de Mujeres de Naciones Unidas en Beijing, con múltiples encuentros y debates nacionales y regionales. Allí viajamos, en 1995, con un grupo entrañable de compañeras feministas, de las cuales solamente voy a nombrar a quien me convocó a militar en el movimiento de mujeres: Cecilia Lipzig, fallecida tempranamente y a quien evoco con particular reconocimiento.
La mirada feminista inundó mi vida y mi práctica política. Desde entonces la lucha por los derechos humanos, por la educación pública, por las políticas sociales está atravesada por la visión de género, la mirada que ilumina las múltiples formas de opresión y subordinación que existen en nuestras sociedades. La explotación laboral y social, la discriminación por etnia y raza, la subordinación de género y de los grupos etarios considerados minoriles. El abuso sexual en la infancia y la violencia de género, adquieren otra perspectiva si se enlazan con la estructura violenta y opresiva de nuestra realidad social.
Por ello los temas de esta columna tendrán que ver con los derechos de las mujeres, de los niños, niñas y adolescentes, pero también con la represión estatal y con el modelo económico de exclusión, en síntesis, con la denuncia de una sociedad que afianza los circuitos represivos y jerárquicos de desigualdad, motores de la violencia machista y patriarcal.
María Elena Naddeo