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El caso de la boxeadora argelina Imane Khelif en los Juegos Olímpicos de París reavivó varios debates a nivel mundial. Sin entrar en el tema de las fake news, la discriminación que sufriera y los discursos de odio que circularon por redes sociales y medios de comunicación, el episodio demuestra la gran falta de información e ignorancia acerca de las diversidades que existen en la naturaleza en relación al cuerpo, no sólo desde lo cultural, sino también desde la biología.

Por María Inés Alvarado*
para Diario Digital Femenino

Históricamente en las escuelas, la educación sexual estuvo a cargo de docentes con formación en la biología o las ciencias naturales. Esta mirada biologicista de la sexualidad, que dejaba de lado los aspectos psicológicos, sociales, culturales y personales de cada individuo, centraba la mirada en la enseñanza de las partes del cuerpo y sus funciones; destacando la reproducción como un destino marcado para todos los seres vivos. La enseñanza de esta disciplina abarcaba los cambios corporales en relación a la pubertad, con todos los cambios evidentes que conforman los cuerpos de varones y de mujeres, explicados desde el desarrollo que realizan las hormonas sexuales: XY para ellos y XX para ellas. De esta manera, la biología da una explicación acerca de cómo se conforman los caracteres sexuales de ambos sexos.

Como hablar en el aula de diversidad biológica
Como hablar en el aula de diversidad biológica

La Educación Sexual Integral (ESI) abrió un nuevo desafío en la forma de explicar la biología de esos cuerpos al incorporar el concepto de diversidad, que no solo va a estar presente en los aspectos económicos, sociales, etnográficos y culturales de cada individuao, sino también incluyendo las diversas maneras de vivir la sexualidad, tanto desde el no binarismo como desde la singularidad de los cuerpos. De esta forma se abre una forma de pensar la educación que acepte e incluya la diversidad, entendiéndola como inherente a la vida. La diversidad existe en todos los ámbitos sociales, y pensar en una escolaridad que tenga una mirada inclusiva es pensar en construir una escuela que no promueva un discurso “homogéneo” sino que atienda a las necesidades de cada estudiante generando una educación no sexista, alejada del modelo binario, antidiscriminatoria y superadora de las diferencias. Una escuela que comprenda la diversidad humana como un punto de partida y no como un problema. La biología, al igual que todas las ciencias, es un campo de conocimiento en actualización y cambio constante.

Como hablar en el aula de diversidad biológica
Como hablar en el aula de diversidad biológica

Hablar en las aulas sobre la diversidad sexual y biológica habilita ampliar la mirada desde un concepto basado en los derechos humanos porque habilita a pensar que existe la diversidad, porque las personas son diversas. La enseñanza de la biología desde esta lógica ayuda a explicar la enorme biodiversidad que existe dentro de todas las especies de los seres vivos, generando espacios que se alejen de enfoques rígidos, saliendo de las lógicas binarias (macho/hembra; varón/mujer) y adentrándose en las infinitas posibilidades que la biología contempla. Es importante señalar que el respeto por la diversidad no trata solo de “hablar de género” ya que la diversidad no solo se limita a los asuntos relacionados con el género y las diversidades sexuales sino también con otro tipo de patologías, como afecciones o mutaciones genéticas. La boxeadora argelina Imane Khelif, de 25 años, no es una mujer trans, sino cisgénero, que padece el síndrome de Swyer, trastorno del desarrollo sexual que pertenece a un subconjunto de trastornos del desarrollo sexual llamados Disgenesia gonadal (DG).

Al igual que el Síndrome de Klinefelter, conocido vulgarmente como “cromosoma 47” o XXY, que también es una afección genética que se presenta en cuerpos que nacen con un cromosoma X extra y pueden tener problemas con el desarrollo y la fertilidad, la Disgenesia gonadal no siempre presenta síntomas, dado que quienes lo padecen se caracterizan por presentar un fenotipo femenino, con falta de desarrollo puberal y ausencia completa de tejido gonadal (no hay ni ovarios, ni testículos). Estas mujeres presentan talla normal, amenorrea primaria, constitución corporal alta y delgada con largas extremidades y genitales femeninos. Si la biología que se enseña en las escuelas ahondara en la cuestión genética y no se quedara solo en la particularidad cromosómica, no haría falta explicar que la naturaleza es mucho más rica, variada y compleja que los límites que impone el binarismo.

En el mundo de las ciencias naturales, no sólo hay “varones y mujeres», o “machos y hembras” también existen las variantes genéticas y cromosómicas que generan variaciones y una diversidad biológica de la cual también, se debe hablar en los espacios de ESI.

(*) Docente, comunicadora. Co-directora de La ESI en juego.
Columnista de Diario Digital Femenino – De ESI Sí Se Habla

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