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Durante la última semana, en algunos medios se abrió la polémica por la iniciativa de implementar baños mixtos para uso de estudiantes. Una de las instituciones que impulsa esta medida es un Colegio tradicional de la localidad de Ituzaingó en la provincia de Buenos Aires y, otra es una propuesta del Gobierno de Tierra del Fuego que apunta a construir baños no binarios, dejando de lado los que diferenciaban por género, a varones y mujeres.

Por María Inés Alvarado*
para Diario Digital Femenino

Como ocurre cada vez que se viraliza una noticia relacionada con algún tema de Educación Sexual, el tema fue llevado al análisis en programas prime time y las declaraciones de personajes mediáticos y de madres y padres en contra de la ESI no faltaron y se replicaron en segundos. ¿Por qué es importante que las escuelas habiliten esto espacios? ¿Qué lugar ocupa la Educación Sexual Integral (ESI) en este debate? ¿Por qué son siempre las familias las que se oponen a estos cambios? Acerca de las respuestas a esas preguntas trata esta columna de hoy.

Baños mixtos ¿sí o no?
Baños mixtos ¿sí o no?

La incorporación de baños mixtos en Argentina no es nueva. En 2016, un proyecto de Ley proponía la obligatoriedad de incorporar un baño de familia y de personas con discapacidad y un baño unisex, en todo establecimiento público que dependa de la jurisdicción nacional y esté destinado a la concurrencia de público para acceder a la prestación de los distintos servicios a cargo del Estado Nacional”. Y, desde el año 2017, algunas instituciones educativas han realizado pruebas piloto sobre el tema, con la mirada puesta en el avance cultural en políticas de género e inclusión. Algunas de ellas fueron la Facultad de Psicología de la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) o la Escuela de Enseñanza Media 432 “Bernardino Rivadavia” de la ciudad de Rosario en Santa Fe. Le siguieron la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo (FADU) de la Universidad de Buenos Aires (UBA), y la Escuela Técnica N° 6 “Fernando Fader” de la Ciudad de Buenos Aires.

Se puede relacionar este tema con el cambio que introduce el nuevo Código de Edificación de la Ciudad de Buenos Aires para sanitarios públicos en restaurantes, boliches, bares, universidades y hospitales, del año 2018 que intenta facilitar el uso de los baños mixtos a personas trans, a padres y madres con sus hijos/as, y a personas con discapacidad. En los colegios, la posibilidad de habilitar las construcciones de baños sin género es una medida que busca romper el binarismo para que todas aquellas personas que no se identifiquen como “varón” o “mujer” puedan no sentir la discriminación que sufren en los baños públicos.

Sin embargo, y pese a todas las reglamentaciones y propuestas ya mencionadas, hay quienes sostienen un discurso de odio que muestra la transfobia que aun se vive socialmente. En el artículo Baños inclusivos, importante medida contra la discriminación, la periodista Ana Flores explica que, “entre los argumentos en contra (de la implementación de los baños unisex) se usó el temor por la integridad de las y los usuarios. También se expresó que era una pérdida de la privacidad”. Argumentaciones que no llevan a otra explicación más que la relacionada con la violencia sexual que producen varones sobre mujeres. A la vez que se apoyen en el argumento de los grupos conservadores que se apoyan en la necesidad de ‘velar’ por el ‘bienestar’ de las infancias para justificar el rechazo a las corporeidades y existencias diversas.

En las escuelas, sobre todo en el Nivel Medio, es cada vez más amplia la existencia de adolescentes trans y no binaries que forman parte de la población que concurre de manera cotidiana. Esto implica la necesidad de tomar medidas para modificar conductas que patologicen y criminalicen la existencia de personas que no se ajusten al binarismo. Desde la mirada de la ESI, los baños inclusivos son una medida contra la discriminación y a favor de la equidad, según el texto citado, porque:

  • Ayudan a desgastar miradas heteronormativas y patriarcales sobre experiencias cotidianas.
  • Responden a los contextos de transformación social y cultural en pro de los derechos humanos. Por eso se habla de que los baños sin género también tienen un gran peso en el terreno simbólico y el imaginario colectivo.
  • Respetan la identidad con la que una persona se siente cómoda.
  • Desgastan la idea de que la existencia de las personas debe limitarse al pensamiento y orden binario.
Baños mixtos ¿sí o no?
Baños mixtos ¿sí o no?

Si se tiene en cuenta que la Educación Sexual Integral (ESI), promueve hábitos de cuidado del cuerpo, reconocimiento de la intimidad propia y ajena, respeto por los sentimientos y necesidades de individual y de sus pares, desarrollo de competencias y habilidades psicosociales es importante entender que hay una nueva manera de pensar el espacio escolar.  Esta nueva mirada sobre el tema propone que, desde el Nivel Inicial, se construya una manera de pensar que ayude a la organización de espacios no sexistas, donde las relaciones entre niños y niñas no dependa de la mirada sexista y de género, sino en la distribución igualitaria de espacios, en un uso compartido de juguetes y recursos, donde se ponga como prioridad la intimidad propia y ajena, el debate quedaría fuera de lugar.

Son las familias, en su lugar de primer agente socializador, quienes deben ayudar a correr el eje del miedo a la violencia sexual, hablando en las casas y escuchando a las infancias, quienes deben apoyar estas instancias, consensuando con los equipos directivos para que los baños mistos y/o unisex, sean una realidad que ayude a reducir la brecha de género. Los baños unisex no vulneran los derechos de infancias cis, sino que ayudan a construir igualdad, a entender que las personas tienen los mismos derechos más allá del género elegido, y que, como en otras medidas, esta apunta al empoderamiento y no a la limitación de las garantías individuales. Las instituciones educativas, como garantes de derecho, deben velar por la integridad física y emocional de cada individuo, y eso se logra con la inclusión y el respeto de los derechos de niñeces y adolescencias.

(*) Docente, comunicadora. Co-directora de La ESI en juego.
Columnista de Diario Digital Femenino– De ESI Sí Se Habla

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