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Claves feministas para el poderío y la autonomía de las mujeres.
Marcela Lagarde

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No ponernos en riesgo.
No autodisminuirnos.
No ponernos en segundo plano.
No colocarnos en la sombra.
No subordinarnos automáticamente.
No servir.
No descalificarnos.
No menospreciarnos.
No depreciarnos.
No hacer el consenso a la autodestrucción del yo.
Vivir con la lógica y en beneficio de la ganancia para ti, o sea, ser egoísta.
Hacer una nueva estética afectiva.
Para cambiar, no hay respuestas dadas que se puedan generalizar como válidas para cada situación o para cada
mujer, pero sí hay principios de vida y eso es lo que  
feministamente podemos compartir.
Mientras se desmonta el pecado y la culpa, aprender el goce de la subversión.

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La política feminista de la sororidad. Por Marcela Lagarde  

Sororidad/ soridad/ sisterhood: pacto político de género entre mujeres que se reconocen como interlocutoras. No hay jerarquía, sino un reconocimiento de la autoridad de cada una. Está basado en el principio de la equivalencia humana, igual valor entre todas las personas porque si tu valor es disminuido por efecto de género, también es disminuido el género en sí. Al jerarquizar u obstaculizar a alguien, perdemos todas y todos. En ocasiones, la lógica patriarcal nos impide ver esto.

La sororidad tiene un principio de reciprocidad que potencia la diversidad. Implica compartir recursos, tareas, acciones, éxitos… Reconocer la igual valía está basado en reconocer la condición humana de todas, desde una conceptualización teórica de lo que significa.

Otro aporte de la sororidad es dar a conocer las aportaciones de las mujeres para construir la valoración no sólo de la condición humana sino de sus hechos. La cosa no es ‘cómo nos queremos’; la clave está en que nos respetemos, algo difícil porque no estamos educadas en el respeto a las mujeres. Se trata de enfrentar la misoginia, grave problema que causa grave daño a la democracia.

La sororidad exige de nosotras revisar la propia misoginia; cada una tiene que ir descubriendo dónde, cómo se nos aparece, cómo nos legitima para dañar a las otras. Eso también es violencia.

La sororidad es una política que trata de desmontar la misoginia, acción básica para el empoderamiento de las mujeres y la construcción de la igualdad. Si ella, nos pondremos trabas entre nosotras mismas. ¿Cómo lograr la sinergia entre mujeres diferentes que reconocen que la diversidad es un valor positivo, que se unen para universalizar los derechos y para contribuir a la valoración de los derechos de las mujeres en el mundo?

La sororidad es posible como un proceso, siempre y cuando cada una sea posible de alcanzar la mismidad, basada en la autonomía de las mujeres. ‘Auto’ (otro latinajo) quiere decir ‘yo’, poder tener la independencia, también sexual.

La mismidad consiste en ir asumiendo esta construcción de las mujeres como sujeto, como nosotras mismas y en el mundo. Está relacionada con el empoderamiento individual y con el colectivo.

 

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