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Que los feminismos del mundo llevan más de un siglo intentando visibilizar y combatir las desigualdades, inequidades y las violencias que sufren las mujeres y disidencias sexuales en todos los ámbitos en los que desarrollan sus vidas no es novedad. Sin embargo si lo es, y una muy importante, que por fin el mundo del trabajo haya decidido mirar, mostrar, legislar y recomendar acerca de una violencia que afecta a todas las personas de este planeta: la Violencia Laboral.

Por un mundo del trabajo libre de violencias
Trabajo libre de violencias

En la reunión número 108 de la Organización Internacional del Trabajo que se llevó a cabo en junio en Ginebra, Suiza, concluyó el viernes con la adopción de un Convenio sin precedentes, incluida una Recomendación complementaria, con objeto de hacer frente a la violencia y al acoso en el mundo del trabajo, así como una Declaración que sienta las bases para forjar un futuro laboral centrado en el ser humano. El 21 de Junio pasara a la historia por la firma del Convenio 190 sobre Violencia y Acoso en el Mundo del Trabajo, complementado por la Recomendación 206, en el segundo año de doble discusión, dentro del marco de diálogo social, basado en sesiones entre grupos de trabajadores/ras, grupos de empleadores, y asambleas plenarias tripartitas con los estados miembros.

La OIT, fundada en 1919, es la única agencia ‘tripartita’ de las Naciones Unidas y reúne a gobiernos, empleadores y trabajadores de 187 Estados miembros a fin de establecer las normas del trabajo, formular políticas y elaborar programas promoviendo el trabajo decente de todos, mujeres y hombres. La estructura multilateral en la cual trabajadores y empleadores tienen el mismo derecho a voto que los gobiernos durante las deliberaciones de los órganos principales de la OIT, garantiza que las opiniones de los interlocutores sociales queden fielmente reflejadas en las normas, políticas y programas de la OIT. Los objetivos principales son promover los derechos laborales, fomentar oportunidades de trabajo decente, mejorar la protección social y fortalecer el diálogo al abordar los temas relacionados con el trabajo.

En Noviembre del 2015 la Organización Internacional del Trabajo decidió inscribir en el orden del día de la CIT 2018 un punto sobre “violencia contra las mujeres y los hombres en el mundo del trabajo” con miras a la elaboración normativa. Se aprueba así el reconocimiento del derecho de toda persona a un mundo del trabajo libre de violencia y acoso, incluidos la violencia y el acoso por razón de género, aceptando que estos actos pueden constituir una violación o un abuso de los derechos humanos, una amenaza para la igualdad de oportunidades, siendo incompatibles con el trabajo decente.

Durante los numerosos debates se reconoce la importancia de una cultura del trabajo basada en el respeto mutuo y la dignidad del ser humano, y que la violencia y el acoso son comportamientos inadmisibles que afectan la salud psicológica, física y sexual de las personas, su dignidad, así como la de su entorno familiar y social, afectando en forma desproporcionada a mujeres y niñas.

Se adopta un enfoque inclusivo e integrado teniendo en cuenta consideraciones de género, las formas múltiples de violencia, y especial protección a grupos vulnerables, reconociendo los efectos y el impacto de la violencia doméstica en el trabajo, así como se habla de terceros como partícipes de la violencia y el acoso laboral.

La jornada fue -y será durante mucho tiempo- histórica. Los discursos finales en la sala XVIII de la Comisión Normativa del Palacio de Naciones Unidas que bregaban por un mundo libre de violencias, con un marco normativo sólido, determinado y práctico, que incluye a todos los sectores, el ámbito público y privado, la economía formal e informal, involucrando a todos los interlocutores sociales, organizaciones de trabajadores/as y de empleadores, así como los estados que deberán adoptar su legislación interna. El Convenio 190 tuvo 439 votos a favor, 7 en contra y 30 abstenciones mientras que la recomendación complementaria se aprobó con 397 a favor, 12 en contra y 44 abstenciones.

Erradicar la violencia y el acoso del mundo del trabajo requiere de nuestro compromiso, nos remite a revisar las formas de relacionarnos laboralmente, teniendo en consideración una mirada interseccional, examinando aquéllas situaciones, grupos, sectores, que merecen una protección especial, y que pueden verse afectados por factores de discriminación, sexo, género, raza, clase, etnia, lugar de nacimiento, entre otros grupos conforme las normas internacionales del trabajo y los instrumentos universales de derechos humanos, puesto que la violencia y el acoso constituyen comportamientos inaceptables e incompatibles con la justicia social, y nadie debería tener que elegir entre trabajar y su dignidad, o la de sus familias.

Por un mundo del trabajo libre de violencias
Trabajo libre de violencias

Sin embargo, si bien la Argentina en la voz de sus representantes votó a favor del Convenio y de las Recomendaciones, los empresarios nacionales presentes representados por Julio Cordero (UIA- Techint) se incluyeron, a la hora de la votación en el grupo de las abstenciones – hecho repudiado por la Confederación General del Trabajo (CGT)- alegando que fue una decisión adoptada por todo el grupo de empleadores del Grupo de países América Latina y el Caribe ante las Naciones Unidas (GRULAC) por “la alta litigiosidad de la región temiendo que este documento no sea usado responsablemente”. Nada casual en un país donde desde hace unos años la balanza se inclina mayoritariamente hacia ese sector, ignorando el marco normativo que protege a trabajadores y desconociendo los acuerdos que mejorarían su calidad laboral forzándolos a realizar y/o aceptar la flexibilización y precarización en el mundo del trabajo para poder vivir.

En el año del centenario de la OIT la mejor declaración de la casa donde reina el diálogo social, y el multilateralismo, fue definir el primer estándar jurídico internacional tendiente a mejorar la vida de las personas que trabajan, en especial, las mujeres, y grupos vulnerables afectados en forma desproporcionada por la violencia y el acoso laboral, donde nadie debe quedar atrás si queremos hablar de un futuro del trabajo enfocado en las personas.

Podes descargar el documento completo: AQUÍ

 

Alejandra Benaglia – Periodista feminista/Delegada Gremial

María Fabiana Sosa – Abogada Laboral/Actualización en Género y Derecho-UBA

Comisión Normativa OIT

 

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