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La app nació en diciembre de 2016 en Rosario y es inédita en el país. Sirve para pedir un móvil manejado por una mujer. En dos años sumó 121 conductoras y más de 30 mil pasajeros. El pico de uso es a la noche y de madrugada.

Durante años las taxistas de Rosario estuvieron acostumbradas a que las pasajeras les pidieran su número de celular para llamarlas cuando salían a la noche. Les decían que se sentían más seguras si a la madrugada volvían en un taxi manejado por una mujer porque habían vivido muchas situaciones desagradables esperando en la calle o con conductores hombres. Con esa demanda en mente, en diciembre de 2016 la taxista María Eva Juncos creó She Taxi, la aplicación de celular para pedir un servicio con una mujer al volante. Empezó con dos choferas en Rosario y a dos años del lanzamiento tuvo un crecimiento de viajes de más del 200 por ciento. En la actualidad, el servicio tiene 192 conductoras (121 activas), 31 mil usuarias y usuarios que la descargaron y un promedio de 250 viajes por día.

La plataforma rosarina es inédita en la Argentina y busca instalarse en otras ciudades del país. El 85 por ciento de quienes la usan son mujeres y la mayoría tiene entre 15 y 40 años. El pico de viajes es la noche y la madrugada. La demanda de conductoras supera la oferta. Para atender la cantidad de viajes sumaron a la aplicación a las remiseras habilitadas, una de las novedades de las últimas semanas.

Trasversal
She Taxi llegó para dejar contentas a todas: a las pasajeras que salen de noche, a las madres de las pasajeras que salen de noche y a las taxistas que trabajan de noche. “La aplicación nace de un descontento de las pasajeras. Con el crecimiento de las aplicaciones empecé a averiguar cómo se podía desarrollar una que sirviera para pedir taxi con conductoras mujeres como una forma de resolver el problema. Para las taxistas también fue una solución porque tenemos mucho trabajo. Las madres de las adolescentes están agradecidas porque se quedan tranquilas cuando salen sus hijas”, explicó en diálogo con El Ciudadano, la creadora de la app. Ella entiende que She Taxi servirá hasta que cualquier mujer pueda tomar un taxi en la calle en cualquier lado sin pasar por un mal momento y tener miedo.

En dos años de funcionamiento la aplicación llegó a 31.253 pasajeras y pasajeros que la descargaron. Hay 192 taxistas registradas y 121 activas. En 2017 hubo 36.455 solicitudes de viajes y se concretaron 15.351. El resto no fueron tomados o los cancelaron antes de que la chofer llegara a la puerta. Un año después crecieron un 214 por ciento. Las solicitudes fueron 114.730, con 88.846 viajes realizados. Los cancelados o no tomados fueron poco más de 25 mil. Por las mejoras en la app y el crecimiento del plantel de conductoras bajó la cantidad de cancelaciones.

Lo que más le llama la atención a la creadora de She Taxi son las chicas que le dicen que gracias a la aplicación volvieron a salir de noche. “Nunca pensé que podía generar tanto miedo usar un servicio público”, opinó. También la sorprende las que no tienen problema de esperar hasta 40 minutos por un viaje cuando hay mucha demanda y están lejos del centro. “Somos pocas taxistas mujeres en la ciudad para la demanda que hay”, agregó.

El cupo
En Rosario entre 300 y 400 mujeres están habilitadas para ser taxistas. Representan el 10 por ciento de 4.000 conductores que tienen licencia para dar el servicio público en la ciudad. Para Juncos, son pocas y falta inclusión. La app lo demuestra.

Cerca
Al pedir un She Taxi es común recibir un mensaje de voz de la conductora que explica cuánta demora tiene, por dónde está y la pregunta de si hay problema en esperar. Generalmente se despiden mandando un abrazo o un emoji. Es parte de lo que genera confianza y seguridad entre usuarias y pasajeras.

Gabriela tiene 31 años y desde que instaló She Taxi borró las otras aplicaciones similares que tenía en el celular que no distinguían género. También dejó de tomar taxis en la calle. “Puedo estar vestida como quiero sin que me miren por el espejito o cuando me subo o bajo. No tengo que hablar de cosas incómodas. Puedo estar ebria o dormida que sé que no me va a pasar nada. Cambió totalmente mis salidas de noche. Ya no pienso dos veces antes de salir cómo voy a hacer si tengo que volver sola. Sé que estoy segura”, contó a El Ciudadano.

Para Magalí, también de 31 años, She Taxi es la forma más segura porque la espera no es en la calle y porque quien maneja es una mujer. “Sabés que siempre va a estar todo bien. He vivido situaciones muy desagradables tomando taxis en la calle. Una vez arriba del coche hay muchos choferes que te hacen comentarios machistas, que manejan muy rápido o que están en cualquier estado”, explicó. Cuando Magalí les cuenta a otras personas sobre la app hasta los hombres la descargan. Para ella, no hay suficientes conductoras y la espera, si ocurre, vale la pena porque es la opción más segura para moverse de noche en la ciudad.

Hacia otras provincias
En los últimos dos años She Taxi intentó desembarcar en otras ciudades del país y no pudo. Córdoba, Mendoza y la capital de Santa Fe quisieron sumarse, pero se chocaron con el problema del cupo de mujeres habilitadas para ser taxistas. “Son pocas las choferes y es necesario un cambio de chip. Cada vez que quieren arrancar en otra provincia se encuentran con la oposición de los hombres. La mujer tiene que permitirse ser conductora en todo el sentido de la palabra: No sólo manejar, si no recibir los viajes sin condicionarse por lo que le van a decir”, explicó la creadora de la app.

Organización
La aplicación no sirvió sólo como herramienta de trabajo. Para las taxistas, fue una forma de organizarse, estar en contacto y conocer los problemas que pasan en la jornada laboral. La aplicación derivó en un grupo de WhatsApp entre las conductoras que sirve para ayudarse ante cualquier problema. Por ejemplo, el 2 de mayo la taxista Soledad Baiochi lo usó para avisar que un grupo de colegas la estaba amenazando en la Terminal de Ómnibus Mariano Moreno porque una pasajera quería subir con ella. En minutos llegaron otras compañeras a respaldar la decisión de la pasajera y el derecho de la chofer a trabajar. No fue la única situación en 2018. Las taxistas salieron en los medios de comunicación y fueron a la Justicia para demostrar que no las dejaban trabajar en una de las zonas con más demanda de la ciudad.

 

 

Por Arlen Buchara – para El Ciudadano.-

Fuente: Cosecha Roja