
Ante situaciones de la vida cotidiana, textos, planteos dentro de grupos o páginas feministas me siento en la obligación de replantar continuamente mis propios pensamientos, forzarme a analizar cada ramificación, para no silenciar ni reproducir violencia simbólica. Porque una vez que te posicionás y definís como feminista no se debería quedar a mitad de camino.
- ¿Qué haría yo? ¿Importa QUÉ HARÍA YO al bien común o independientemente de eso que «YO haría» debo pensar en qué es LO MEJOR PARA TODES?
- Lo que yo pienso: ¿agrega, suma o me quedo sólo en eso tan mío que no puedo ir más allá? ¿Pienso empáticamente y dispuesta a voltear incluso aquello que siempre viví como absoluto y verdadero o estoy pensando en lo inmediato y únicamente en lo que a mí me atañe?
- Con mis acciones: ¿Estoy silenciando o negando otras realidades?
- Mis palabras se apropian del discurso de otres o solamente dan testimonio?
- Los derechos que exijo: ¿mejoran la calidad de vida de TODES o en nombre de un “crecimiento” para mí, obligo a muchísimas a quedar en situaciones de desventaja, maltrato o indefensión? ¿Estoy obligando a algunes a permanecer en circuitos de desigualdad, opresión y violencia? ¿Actúo como opresora?
- ¿Qué sucede con mis privilegios? ¿Pude evaluarlos en su totalidad, soy consciente de qué significa que alguien no tenga acceso a las mismas oportunidades, libertades y derechos que yo? ¿Aplico la interseccionalidad y la horizontalidad siempre? ¿Si cuestiono mis privilegios, además qué hago para que dejen de ser derechos para un grupo nada más?
- ¿Qué sucede cuando no estamos de acuerdo con algo? ¿Podemos cuestionar? CLARO QUE SÍ ¿Cómo? No reproduciendo mecanismos patriarcales, no exponiendo individualmente al escrutinio colectivo.
- ¿Es justo que siempre debamos responder y solucionar TODOS los problemas del Universo?
- ¿Qué hacemos con la violencia que se sigue reproduciendo hacia adentro del movimiento?¿La vemos? ¿Nos hacemos cargo?
CUANDO POR FIN FEMINACÉS, se te hincha el pecho… Descubrís lo maravilloso que es reencontrarte con el aquelarre, la energía de lo colectivo te inunda inevitablemente y ¡PUM! Ahí nomás te agarra una necesidad absoluta de protegerNOS. Te metés de lleno y la cabeza explota con información: género, violencias, femicidios, travesticidios, transfemicidios; aborto clandestino o legal, «olas, feministas», menstruación, paternidades trans, no-binarismo, prejuicios a derrumbar, terminología específica. Te embarcás en diez mil páginas, sufrís un montón, y también encontrás alivio en esas compañeras que pasan algo parecido o lo mismo y que te abrazan virtual y físicamente. Discutís y mucho, porque nos rompieron… sin embargo QUÉ INMENSA FUERZA NOS SOSTIENE aún en esos momentos de infinita oscuridad. Son ellas, invisibles pero absolutamente percibidas por nuestra sangre… esas que se materializan como un gran tsunami que te deja sin aire de pura emoción, cuando caminás codo a codo en una marcha, vas a un debate o participás de un colectivo… cuando sos parte de este todo inmenso por el que necesitás seguir adelante, más allá de los intentos por callarnos, de las burlas, del ensañamiento que ha crecido a pasos agigantados y aniquila a una niña, adolescente, mujer, lesbiana, bi, travesti, trans y no binaria por día.
Desesperás cuando una mujer defensora de los “valores” patriarcales te ataca, no por el ataque en sí, sino porque vos estuviste ahí… porque reconocés los signos de la opresión, el temor detrás de la rabia… y quisieras sacudirla a puro discurso, pero sabés que es en vano porque nadie entiende un segundo antes de estar preparade internamente.


Sí, hablo con la «E». El lenguaje es una construcción social, que además genera sentido. Y un modo de decir que sólo habla de lo binario, niega a una inmensidad que no se percibe dentro de esa norma patriarcal. Si hablamos de la lucha cultural por la equidad: ¿cómo no nombrar a todas las realidades? LO QUE NO SE NOMBRA, EXISTE. No nombrar es un posicionamiento político también, es negar la existencia de les no binaries. No sé cómo terminará formándose el lenguaje inclusivo. Hablar de inclusión también me genera un halo de negatividad: «te dejo entrar a MI CLUB» ¿¿¿WHAT??? Estamos cuestionando todo, con aciertos y errores, pero espero que con la intención de generar niñeces más libres, vidas dignas, relaciones simétricas… Si cuestionamos todo lo que genera desigualdad y discriminación, deberíamos partir desde el armado de nuestra estructura mental. Si es sexista, si el lenguaje con el que hablamos sólo habla de los varones y nosotres tenemos que adivinar cuándo nos toca sentirnos «dentro» o no ¿Cómo no cuestionarlo? ¿Cómo no repensar aquello que ya no alcanza?
Debiéramos seguir profundizando porque estamos en un momento de gran violencia que nos coloca en un duelo continuo, que busca adormecernos, cansarnos, disciplinar, moralizar, controlar e infundirnos terror. Es cierto que a mayor profundidad e información mayor es el nivel de angustia… pero que eso nos mantenga alertas, pensando en manada.
Mientras sobrevivimos en un entramado perverso, de violencia patriarcal, económica, clerical, institucional, simbólica y directa, muy directa, hacia nuestro derecho a SER, a vivir dignamente, a decidir qué proyecto deseamos llevar adelante.
Pretenden seguir tutelando esas elecciones.Nos rodea una jaula machista que ha buscado silenciarnos, haciéndonos creer que valemos menos y no merecemos los mismos derechos que los varones tienen simplemente porque al nacer les asignaron el género masculino. Jaula que pareciera imperceptible mientras los artilugios patriarcales sirven. Basta que caiga UNA FICHA, para que el castillo de la princesa comience a desmoronarse.
Hay muchas MANERAS DE HACER feminismo, en colectivos, entre amigues, individualmente en las acciones de cada día… arruinando las reuniones familiares, en las marchas, en las camas; indignándose y cuestionando los discursos y apabullamientos machistas, escribiendo, dibujando… VIVIENDO CONSECUENTEMENTE. ENCONTRANDO NUESTRA VOZ.
Desde mi posicionamiento feminista, creo que bajo ningún concepto debería recortar los derechos de otras. Porque esa “libertad” que buscamos no puede ser a conveniencia del INDIVIDUALISMO… no vaciemos de sentido a una palabra con tanta vida.
Quien usa nuestra lucha para sacar provecho de alguna situación en desmedro de otre ¿es feminista? Acá no hay medias tintas o se es feminista o se es machista… poco o mucho no interesa. Porque feminismo no es un nombre vacío, somos con nuestras historias, lágrimas, corazones rotos y pieles endurecidas por la vida… es el movimiento que viene desde aquellas, las de antes… grandes guerreras y muchas asesinadas en pos de una ganancia conjunta de la que vos y yo disfrutamos sin haber movido un dedo.
El feminismo incomoda hacia afuera y también hacia adentro. Es una filosofía de vida, una identidad. Si decimos buscar equidad, liberación y que el acceso a los derechos sea para todes igual, entonces no deberíamos luchar contra todas las formas de control, ubicación, definición, explotación y discriminación terminen. ¿Cómo se construye EL PODER desde la mirada feminista? ¿Cómo sería el nuevo paradigma? ¿Hablaríamos de nuevos modos de «clasificar»? ¿Cómo hacemos para no caer en situaciones similares a las aprendidas dentro de la cultura patriarcal?
Y así todos los días, pensando y repensando, conviviendo con un par de contradicciones, con ideas que me despiertan a las tres de la madrugada porque necesitan materializarse, encontrando ojos que me sonríe en el colectivo, pañuelos verdes y violetas.