El viernes 3 se inauguró en la Facultad de Filosofía y Letras de la Ciudad de Buenos Aires, la primera Diplomatura en Educación Sexual Integral dependiente de la UBA. Su directora la Dra. Graciela Morgade, decana de la Institución, encabezó el discurso inaugural junto a la Dra. Ivanna Petz Secretaría de Extensión Universitaria y la Dra. Paula Fainsod, ambas colegas del Área de Estudios Interdisciplinarios de Género.
La Diplomatura, que tendrá un desarrollo semipresencial con clases teóricas, espacio de prácticas pedagógicas y cursada virtual, se desarrollará a lo largo de 8 meses (de mayo a diciembre) con el objetivo de lograr el pleno funcionamiento y práctica de la ley 26150, en un cruce entre los ámbitos académicos de investigación universitarios, las prácticas pedagógicas en aula y el feminismo.
Ante un auditorio de unas 400 personas que forman parte de la primera cohorte, Petz explicó que esta diplomatura es un sueño cumplido: “Cuando Graciela Morgade arranca su gestión en la Universidad, comienza a pensar en este proceso de capacitación en áreas de interés público para generar en el ámbito de la universidad nacional un espacio de conocimiento donde se legitimen y circulen las voces”. Así empieza a crearse este espacio de elaboración de estrategias pedagógicas, no necesariamente con el objetivo de suplir las falencias gubernamentales, describe Petz, pero si tomando el problema de la capacitación que exige el cuerpo docente y el desarrollo de políticas en el campo de trabajo.
“Nuestro compromiso es potenciar la garantía y el compromiso con la ESI”, agregó Fainsod. explicando luego que este proyecto de Diplomatura en ESI es el resultado de una historia de trabajo de diferentes actoras en diversas historias de trabajo, que nació de la mano de la agrupación Mariposas Mirabal quienes junto a otros movimientos de mujeres y colectivas de DDHH pensaron la integralidad de las prácticas entre la investigación, la docencia y la extensión universitaria para establecer la ESI como derecho.
La Diplomatura viene a estar enlazada también, y como producto, en un contexto donde encontramos jóvenes defendiendo sus derechos y oponiendo resistencia a grupos fundamentalistas religiosos y conservadores que siguen poniendo trabas. Por eso se la piensa en clave de género y derechos humanos, para alcanzar una escuela más inclusiva y propone las siguientes temáticas a desarrollar a lo largo de la cursada:
- ESI como política pública y como propuesta pedagógica;
- Como transversalizar/cruzar la ESI con la práctica curricular;
- Herramientas para trabajar en las instituciones las temáticas actuales que movilizan, tales como violencia, aborto, diversidades, etc.
La ESI como proyecto político
Para Graciela Morgade, la ESI debe ser pensada como proyecto político, ya que interpela cada práctica educativa e invita a construir conocimiento y, “el trabajo docente tiene responsabilidad en la producción del conocimiento”, además de inscribirse en un marco social que encaja dentro de las estructuras de la (des)igualdad social del capitalismo, la colonialidad y el patriarcado.
“Vivimos en una sociedad donde la distribución del ingreso es perjudicial para grandes grupos” aclaró. Las estructuras de poder no actúan de manera individual sino determinante e interseccionalmente: cuando se trabaja en educación, estamos inmersos en estructuras que tienen que ver con condicionamientos y determinaciones a nuestros trabajos. El proyecto de la ESI tiene que venir a dar respuesta a todas las preguntas que surgen desde los ámbitos de poder para terminar con esas (des)igualdades sociales que producen exclusión social.
Por eso es importante remarcar que, la educación sexual integral con perspectiva de género y DDHH es un proyecto emancipatorio de justicia social, un movimiento pedagógico de cambio estructural del pensamiento conservador y una potencia que se despliega entre pares y por demanda de varios sectores, especialmente, del estudiantil.
