La directora del Instituto de la Mujer, Beatriz Gimeno, fue entrevistada por la titular de Diario Digital Femenino, Lenny Cáceres, en el marco de una actividad pública que se transmitió por Zoom. Durante la charla, la ex presidenta de la Federación Estatal LGBT trazó un panorama de la situación que atraviesa el país ibérico en materia de género y abordó distintos conceptos.
“De lo que tenemos que hablar que hablar las feministas en estos momentos, y concretamente en la situación en la que estamos en España es al Covid. Desde el punto de vista del feminismo y de la igualdad, creo que significa una revolución en negativo, un retroceso grande en los derechos de las mujeres”, planteó.
Gimeno sostuvo que, aunque “algunos optimistas dicen que las crisis suponen oportunidades”, se trata de “oportunidades para algunos” debido a que “con las ultimas crisis los ricos son más ricos y los pobres más pobres. Así que para algunos son oportunidades, para otros son retrocesos”.
Para la funcionaria, “las crisis grandes suelen agrandar las desigualdades y, dada la desigualdad estructural en la que nos encontramos las mujeres, es muy probable que suceda un retroceso. Ese retroceso no va a surgir de un día para otro, pero sí creo que va a haber cosas que van a ir suponiendo pequeños retrocesos”.
La crisis social, sanitaria y económica llegó “después de un momento en el que hablábamos de cuarta ola y en el que el feminismo, en todo el mundo, había tenido una visibilidad enorme más que nunca, o estaba en sus puntos máximos de visibilidad política y social, e influencia en los medios”.
“Estábamos en un momento en que las políticas de géneros estaban convulsionando todas las sociedades. No sé quién fue la feminista que dijo: ‘cuando el género se mueve, todo se mueve’, y así es que las políticas de género se estaban moviendo. Por lo tanto, había movimientos tectónicos en todas las sociedades”, afirmó.
En esa línea, advirtió que “si no afrontamos esta crisis con perspectiva de género o con conciencia feminista, y esto es muy difícil en las crisis, nos vamos a encontrar con un aumento espectacular de la desigualdad”.
Todo tiene que ver con el género.
Gimeno comentó que “cuando me han hecho alguna entrevista o he puesto algún tuit, siempre he dicho que hay que aplicar la perspectiva de género, en especialmente en los momentos de crisis, recibo una avalancha de tuits y respuestas de gente que pregunta con buena voluntad, que tiene que ver la pandemia con el sexo o con el género”.
En ese sentido, afirmó que “todo tiene que ver con esto, nada es neutral y cuando hay una crisis es cuanto más hay que incidir en hacer políticas que cierren o impidan que las desigualdades se amplíen. Todo tiene que ver con el género y nada es neutral”.
Un feminismo del 99%.
Por otra parte, reconoció que “estamos en una situación nueva”, que se instaló cuando “nos estábamos encontrando, surfeando la cuarta ola feminista. El feminismo estaba teniendo presencia en todos los continentes, en todo el mundo, con sus expresividades, pero estaba muy presente en todo”.
A su vez, mencionó algunas características de esta “cuarta ola”. En relación a Europa, y particularmente España donde el feminismo ha tenido una presencia importantísima en los últimos cinco años concretamente, explicó que es un colectivo “que surge del movimiento mundial de los indignados. Es un feminismo que se reivindica del 99%, surge del movimiento de la indignación que recorrió el mundo con distintas formas de expresión, es un feminismo que cuestiona el capitalismo. Aunque sea inconscientemente anticapitalista, se cuestionaba la organización económica y social”.
“Lo que las mujeres decían era qué no se podía seguir viviendo como si no existiera la distribución sexual del trabajo y esto nos lleva otra vez a uno de los grandes temas del feminismo que es la base de la desigualdad estructural”, agregó y explicó que “el feminismo lo que venía a decir es que esto no es sostenible si no hay una distribución justa de ese trabajo de cuidados y que antes llamábamos trabajo reproductivo, ya que esto trabajo lo hemos seguido haciendo las mujeres, independientemente, aunque hayamos salido al mundo de lo público”.
“Hay países donde ha habido Estados de Bienestar y se había conseguido una cierta socialización de ese trabajo reproductivo. En España que nunca hubo un Estado de bienestar fuerte, hubo un ‘Estado del medio estar’, y en ese medio estar había unos servicios públicos que habían permitido que las algunas mujeres pudieran librarse de una parte de ese trabajo para incorporarse al trabajo remunerado”, indicó.
La cuarta ola, para la especialista, “dice que así no se puede vivir, que hacen falta servicios públicos de calidad. Que hace falta socializar una parte de ese trabajo. Una parte la tiene que hacer el Estado y la otra repartirlo entre la familia responsablemente. La cuarta ola del feminismo viene a traer la exigencia de poner la vida en el centro, que para algunos puede parecer algo muy místico, pero poner la vida en el centro y no los beneficios empresariales, lo que quiere decir, en definitiva, redistribuir el trabajo, la riqueza, el tiempo, el cuidado”.
Esto fue puesto de manifiesto, por lo menos en España, gracias a las jóvenes “que creían que eran iguales cuando formaron su familia, cuando tenían que trabajar y cuidar se dieron cuenta que no eran iguales. De alguna manera las habían engañado y ahí surgió una fuertísima contestación social pidiendo que esta vida fuera vivible, y esto fue muy característico de la cuarta ola”.
Desigualdad en los cuidados.
Por la pandemia de Covid-19, y las medidas sanitarias implementadas, se cerraron las escuelas “¿Quién va a cuidar de los niños?”, se preguntó Gimeno y planteó: “Si se cierra la economía informal, que en Latinoamérica es una fuente de sustento imprescindible, muchas mujeres se van a quedar sin su fuente de ingreso fundamental y evidentemente el salario o un ingreso propio no es lo que te hace igual, pero desde luego sin ese salario y sin ese ingreso la igualdad es imposible”.
“Nos podemos ver en una situación donde puede haber despidos masivos en sectores claramente feminizados. Por lo tanto, con despidos masivos sin apoyo por parte del Estado, nos vemos en una situación que puede ser muy dramática para las mujeres. Muchas mujeres están abandonando el trabajo remunerado porque no tienen quien cuide de sus niños, niñas, abuelos, a las personas dependientes”, añadió. En estos aspectos, visibilizados por la cuarta ola, por “la pandemia nos encontramos con un enorme retroceso”.
NiUnaMenos y Cuéntalo.
Para Gimeno, otra de las características que puso de manifiesto la cuarta ola fue la violencia. El feminismo, en los últimos años, había logrado dar cuenta de que “no era una cuestión individual” o que “padecieran unas determinadas mujeres de una determinada clase social o determinada característica”, sino que era “violencia machista, como la hemos padecido todas las mujeres en distintos grados”.
En ese sentido, destacó a los movimientos NiUnaMenos y Cuéntalo, que expusieron ante la sociedad y los medios “la enormidad de esta violencia”. Si bien el feminismo se ha ocupado siempre de la violencia, “conseguir visibilizarla en su enormidad y conseguir que todas las mujeres nos contáramos unas a otras y luego lo contáramos socialmente ha sido fundamental. Y esta denuncia ha recorrido el mundo”.
“Creo que la cuarta ola fue a lo estructural, puso de manifiesto que la división sexual del trabajo es un freno para la igualdad, que no se puede ser igual mientras no repartamos el trabajo, la riqueza, el tiempo y que la violencia es estructural del patriarcado la sufrimos todas. Yo siempre he dicho que una de las características de la cuarte ola era su capacidad para ir a lo estructural”, resaltó.
“La prostitución es estructural al patriarcado”.
La funcionaria reveló que “hilando esto con lo estructural, por lo menos en España, también surgió la cuestión de la prostitución”. Esta es una de las temáticas de las que más se ha ocupado Gimeno.
Desde su experiencia, contó que “a lo largo de mi vida, en el feminismo en España he notado que en los últimos años había habido muchas jóvenes que se habían incorporado al movimiento abolicionista”, cuando históricamente “el sector más regulacionista era mayoritario”.
Que el abolicionismo haya ganado terreno, está relacionado “con esa visión estructural, con esa cuarta ola que puso el foco en aquellas instituciones, aquellas prácticas, aquellas políticas que definitivamente reconstruyen permanentemente la desigualdad y aquí nos teníamos que encontrar con la prostitución, con los vientres de alquiler”.
En esa línea, remarcó que “la prostitución es estructural al patriarcado. La importancia de la prostitución en la reconstrucción permanente del patriarcado y de la desigualdad para mi es innegable y creo que abolir la prostitución, o por lo menos deslegitimarla socialmente, es una gran lucha del feminismo del siglo XXI”.
“Cuando la desigualdad estaba legalmente establecida, la prostitución no era importante. Pero lo es ahora cuando las mujeres somos formalmente iguales. Pues es muy importante, porque además vemos como el uso de la prostitución ha aumentado considerablemente en los últimos cuarenta años y justamente es en la medida en que las mujeres ganan en derechos. La prostitución se ha convertido en una industria global y es una mega industria mundial”, afirmó.
“A parte de darle mucho dinero a los proxenetas que la mantienen, es una institución que funciona para sostener los privilegios masculinos en un momento que dichos privilegios están amenazados. Creo sinceramente que es un gran reducto patriarcal y que deslegitimarla y acabar con ella es uno de los grandes retos que tenemos por delante”, aseveró.
La prostitución “es un privilegio universal para todos los hombres del planeta. Las consecuencias que esto tiene en la conciencia individual y colectiva de las sociedades son incalculables. Por tanto, creo que no puede haber igualdad mientras exista la prostitución. Es un sistema. No son mujeres decidiendo individualmente, es un sistema de poder”.
La “mega industria” a la que hace mención es “un sistema organizado que tiene muchísimas consecuencias para todas las mujeres, no solo las que están en situación de prostitución. Es un sistema que se dedica, como cualquier industria, a solventar la demanda y por eso no para de crecer. Es un sistema que educa a los jóvenes en las relaciones de género, en lo que son ellos y lo que son las mujeres con las que se relacionan. Yo me pregunto de qué sirve que en un país haya un sistema educativo que trata de educar en igualdad, si luego al salir del colegio se van a un prostíbulo donde van a aprender una forma muy determinada de relacionarse con las mujeres, una determinada sexualidad, y donde van a construir una subjetividad muy determinada”.
Para Gimeno, la prostitución “tiene capacidad para modificar las relaciones de género en un sentido desfavorable para asegurar roles sociales, roles sexuales en una determinada sociedad. Creo que la prostitución actualmente es un espacio completamente libre de feminismo. Sirve para estar reconstruyendo subjetividades misóginas y para preservarlas de la presión social del feminismo”.
Masculinidades.
En relación a las masculinidades, Gimeno precisó que “los expertos inciden mucho en la educación en las niñas, a las jóvenes, para empoderarlas y hacerlas conscientes de sus derechos. Y todas las cuestiones de igualdad que se enseñan en los colegios y en los institutos están enfocadas a las niñas y adolescentes y muy poco a los varones. Y las mujeres se han incorporado al feminismo, pero no los varones con lo cual se produce una gran diferencia”.
“Creo que hay que esforzarse en la educación de los niños”, subrayó y afirmó que “para deconstruir esas masculinidades tradicionales Es una situación a tratar, si el feminismo desde las instituciones decide dedicar dinero a cuestiones que tienen que ver con las masculinidades o con los adolescentes normalmente recibe muchas críticas, es una cuestión muy polémica. Se dice que estas quitando dinero de las mujeres, donde deberías emplearlo para educar a los niños y se suele decir que se eduquen solos”, explicó.
“Yo creo que no se pueden educar solos y que el feminismo tiene que ocuparse de otra manera. También tiene que ocuparse de educar a los niños porque no solo son nuestros hijos, nuestros novios, nuestros maridos, nuestros amantes, nuestros amigos, son la otra parte de la humanidad y nos afecta muy directamente”, amplió.
–¿Qué opina Beatriz de que exista un numero de atención al cliente para que llamen hombres que ejercen violencia? ¿Existe un número así en España? ¿Funciona?*
BG: No existe ese número en España, no creo que pudiera existir porque sería objeto de muchísimas críticas. Ni siquiera podemos dedicar ningún recurso a la educación a los varones en los colegios que ahí sí estoy de acuerdo como para poner un número donde llamen. No creo que un varón violento va a llamar antes de ejercer violencia, me da la impresión de que no. Los recursos que hay en el feminismo siempre son pocos. En caso de la igualdad estaría mejor empleado en evitar a que lleguen a ser violentos y no darles la opción de llamar cuando se supone que son violentos. Si sobraran recursos se podría hacer, pero nunca sobran, y ahora yo no lo veo muy útil. En España no existe ni creo que podría existir.
Infancias.
Gimeno comentó que en España “va a salir la primera ley de infancia” y destacó la existencia de “muchos libros y muchos informes poniendo de manifiesto la enorme hipocresía que supone es una sociedad que parece proteger a los niños de cualquier mal y sin embargo, una vez nacidos los deja totalmente desprotegidos”.
En esa línea, afirmó que “la pobreza es una violencia contra los niños y las niñas” porque “están sometidos a violencias y no pueden acceder a derechos básicos”. A su vez, consideró necesario “abordar el gran tabú que es el abuso sexual contra la infancia, que es parecido a lo que era la violencia contra las mujeres hace años, de lo que no se hablaba, que existía pero que estaba como una bolsa debajo de la superficie”.
“Es un enorme tabú porque viene a decir que la familia, esa gran institución adorada por la extrema derecha, no es verdaderamente esa institución de cuidados, de bienestar, sino que es una institución que puede ser muy violenta, que puede ser absolutamente fuente de violencia, de horror, de desigualdad y concretamente de mucho sufrimiento para muchos niños y niñas”, sostuvo.
“En España se está empezando a tratar y vamos a sacar una ley de infancia. Pero el tabú del abuso sexual en la infancia está bastante poco abordado. Tenemos que abordarlo de una manera muy clara. Como funcionaria hablé en la asamblea de Madrid de esto, del abuso sexual en la familia, que no es ningún misterio y que todos los organismos internacionales tienen cifras. Todos los diputados de la derecha me insultaron porque hay mucha resistencia a abordarlo, porque demuestra que la familia puede ser una institución de apoyo, solidaridad y bienestar, pero también puede ser de horror”, concluyó.
En la transcripción realizada por Alejandra Funes obviamos algunas respuestas y conceptos que podrán ver y escuchar a través del video a charla zoom completa