En Internet, la gratuidad se paga con información y este es uno de tantos ejemplos. Cinco aplicaciones destinadas a registrar los ciclos menstruales no guardan para sí la información sensible que recolectan sino que la comparten con terceros (fundamentalmente con Facebook). Así lo comprobó Privacy International en su último reporte.
Por CELESTE MOTTESI
para Otra web de tecno
Cinco aplicaciones para registrar los ciclos menstruales comparten información con terceros
Las apps en cuestión son Maya (de Plackal Tech), MIA (de Mobapp Development Limited), My Period Tracker (de Linchpin Health), Ovulation Calculator (de Pinkbird) y Mi Calendario (de Grupo Familia). Juntas tienen más de 8.5 millones de descargas. De acuerdo al informe, estas herramientas recolectan información no solo acerca de los ciclos menstruales sino también de síntomas físicos, estados de ánimo, uso de métodos anticonceptivos y frecuencia sexual (algunas con el detalle del uso o no de preservativo), entre otras cosas. Además, permiten agregar notas y recordatorios. Todo esto -en teoría- para poder predecir en qué momento del mes las usuarias ovulan y cuándo tendrán su próximo período.
Como vemos, los datos entregados a estas aplicaciones no solo son sensibles -ya que son privados y están vinculados con la salud de quienes las utilizan- sino que no suelen ser publicados o comentados con asiduidad en cualquier lado. Lo que, tal vez, los vuelva aun más codiciados. Privacy International descubrió que lo que les contamos a estas compañías no queda protegido por ningún acuerdo de confidencialidad sino que es compartido con Facebook y con otras empresas de targeting de anuncios.
“Es fundamental que tomemos consciencia acerca de todo lo que no vemos cuando descargamos una app, ya que muchas suelen tener políticas de privacidad oscuras, en algunos casos porque son inentendibles, en otros porque no reflejan lo que hacen realmente -que es ceder nuestros datos personales a terceras empresas- y en otros porque no son accesibles y están escritas en un idioma que no es el nuestro”, señaló Eugenia Orbea, abogada y secretaria de la Fundación Activismo Feminista Digital.
En este sentido, explicó que dentro de la ley de protección de datos personales argentina se consideran a los datos relativos a la salud y a la vida sexual como datos sensibles y, por ende, “merecen una mayor protección que el resto”. Sin embargo, “no tenemos una protección contra las actividades de perfilamiento, ni se contemplan métodos de anonimización y cifrado de datos personales. Todo lo anterior es fundamental, dado que los desarrolladores suelen alegar que la entrega de información a terceros es válida siempre y cuando no pueda individualizarse a la persona”, agregó.
De acuerdo a la investigación de la ONG británica, en los términos y condiciones aceptados por las usuarias no hay un detalle explícito de lo que cada fabricante hará con la información obtenida (ni siquiera se aclara que será anonimizada). Pueden leerse párrafos del tipo “podríamos compartir tu información con nuestros sponsors y/o socios de negocios. Tu información podría ser compartida para que recibas newsletters, ofertas, información sobre nuevos servicios y otro tipo de información, en caso de corresponder. La información recopilada de tí y otros usuarios podría ser analizada de diferentes maneras” pero de hecho estas aplicaciones envían datos a terceros desde el momento en que las abrimos por primera vez en nuestros dispositivos, es decir, antes de aceptar estos términos. Y le envía este valioso paquete de detalles a Facebook independientemente de que inicies sesión con tu usuario e incluso lo hace aunque no poseas una cuenta en esa red social.
¿Cómo se hace Facebook con los datos?
La respuesta es el Kit de Desarrollo de Software (SDK, por sus siglas en inglés) que ofrece la red social y que consiste en una caja de herramientas para diseñar aplicaciones destinadas a un sistema operativo específico. De esta forma, los fabricantes reciben métricas que les permiten entender lo que sus audiencias disfrutan y así mejorar los productos, además de monetizarlos. El precio que pagan por esta caja de soluciones es permitirle el acceso a la red social a esos mismos datos.
“Facebook tiene la capacidad de recopilar información, aun si la aplicación está cerrada (tanto en una computadora como en un dispositivo móvil). Gracias a los trackers rastrea nuestra actividad online. Le alcanza solo con que los sitios tengan un botón de Me gusta o la posibilidad de dejar comentarios para saber todo lo que hicimos en cada sitio web”, detalló Orbea.
¿Cuál fue la respuesta de los desarrolladores?
Maya contestó indicando que removerá algunas de las funciones del SKD de Facebook en su versión 3.6.7.7, ya disponible en Google Play Store; My Period Tracker no respondió; Ovulation Calculator detalló que los usuarios pueden iniciar sesión con la red social en cuestión pero que nunca enviarían información personal a la empresa de Mark Zuckerberg, que en caso de no utilizar la cuenta de Facebook solo recogen información acerca del dispositivo, la salud y el uso de la app y que investigarán si la funcionalidad de anuncios también recopila datos sensibles (caso afirmativo, la removerán). Por su parte, Mi Calendario aseguró que corroboró y corrigió un error en los términos y condiciones, al tiempo que eliminó una solicitud de inicio de sesión con la red social que no debía estar allí; y MIA solicitó que su contestación no fuese publicada.
Cabe aclarar que este estudio contempló una sexta app –Period Tracker, de GP International LLC- que no demostró seguir estas prácticas. Asimismo, analizó primero las aplicaciones más populares -Period Tracker, de Leap Fitness Group; Period Tracker Flo, de Flo Health; Period Tracker, de Simple Design Ltd.; y Clue Period Tracker, de Biowink- y confirmó que ninguna de ellas compartía información con Facebook.
La red social también respondió a las consultas de Privacy International, aunque solo se limitó a repasar sus términos y condiciones, así como su política de privacidad, respecto de las herramientas para desarrolladores. Así que señaló que son los fabricantes quienes deciden enviar información, que tienen prohibido compartir datos sensibles (lo que incluye la salud y cuestiones financieras) y que “no quieren eso en sus servidores”. Por lo tanto, se contactaron con las aplicaciones para “recordarles los términos que aceptaron” y que estarían violando.
Y entonces, ¿qué hacemos?
Una vez más, el camino está orientado a la alfabetización digital. “Tenemos muy incorporado descargar cosas y aceptar sus términos casi por defecto, porque es sencillo hacerlo. Pero es preciso ser conscientes de que estamos firmando un contrato donde brindamos conformidad con las políticas de privacidad de la empresa”, advirtió la abogada. En este sentido, la primera recomendación es, aunque sea tedioso, leer los términos y condiciones de cada aplicación que querramos descargar y, si no entendemos o no estamos de acuerdo, evitar su instalación.
Otro consejo es, cada tanto, revisar los mencionados términos porque las compañías suelen cambiarlos. Lo mismo hay que hacer con los permisos que les otorgamos, ya que hay apps (como estas) a las que no les sirve para su función primaria saber la ubicación de nuestro celular, ni tampoco acceder a la cámara o al micrófono. “Las relaciones de poder son desiguales y abusivas: de un lado estamos les usuaries, que podemos no comprender estos contratos, pero del otro hay grandes empresas monopólicas que construyen sus negocios sobre algoritmos poco transparentes y que responden a una cultura heteropatriarcal. Tenemos que preguntarnos qué pasa con nuestro consentimiento en estos casos”, completó.
“La información que brindamos, luego de ser chupada y procesada, nos vuelve en forma de publicidad ajustada a lo que necesitamos. Si saben que estamos menstruando, solo veremos anuncios de toallitas y tampones. El verdadero debate de fondo de las menstruapps es, una vez más, la autonomía de nuestros cuerpos, de nuestra vida sexual, y no permitir que nos reduzcan y cosifiquen a la calidad de una cosa a la que se le pueden vender más cosas“, concluyó Orbea.