Qué pasó. “¿Sabías que sólo el 25% de las personas con vagina acaban solo por penetración?”, se lee en la imagen que circula por redes sociales. En el dibujo hay diferentes personajes verdes y rosas sonrientes. “Un 70% necesita estimulación de otro tipo. ¡La sexualidad pasa por el cerebro además de los genitales!”, continúa. Aclara que un 5% puede nunca llegar al orgasmo. Invita a sumar vibradores, juegos de roles, estimulaciones varias. La historia es parte de uno de los 16 fanzines que publicó Kinky Vibe, una cooperativa que difunde información sobre salud sexual, placer, género y prácticas como el fetichismo. Siempre con perspectiva feminista.

Por: Naimid Cirelli

“La sexualidad es un espacio de descubrimiento”, dice Mel Feld, co-fundadore del proyecto. “Se puede entender como algo lúdico, donde hay lugar a preguntas, explorar, resolver conflictos, dudar, probar otras realidades y escenarios”. A través de una consejería online, talleres, fanzines y un sex shop ella y el resto del equipo detrás del emprendimiento buscan empoderar y dar información a otras personas para que puedan tomar mejores decisiones sobre el tema.

El origen. El proyecto arrancó como una difusión de prácticas fetichistas: cómo llevarlas a cabo y cuáles son los cuidados que hay que tener. Mel Feld y Maximiliano Meli Blanco crearon una estética amigable para discutir la imagen de terror relacionada con este tipo de sexualidad y mostrar que no se trata de prácticas sucias, escondidas, peligrosas y que deben estar en en silencio. En 2017 armaron el primer taller público. Se encontraron en un espacio repleto de personas con una necesidad de información, hablar y compartir experiencias.

“Me pasó algo muy fuerte porque vi que a un montón de gente le pasaban cosas que no eran ajenas a mi”, cuenta Mel, que estudió en la Diplomatura en Salud Sexual y Reproductiva desde un enfoque de Género y Derechos Humanos de la Universidad de San Martín, participó de la Formación para Activistas en el uso de misoprostol dada por las Socorristas en Red, estudió Teoría Feminista en los talleres de Economía Femeni(s)ta, pero sobre todo aprendió de la lectura y el intercambio con compañeres. En el taller alcanzaron su primera victoria: poner datos a disposición del placer.

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En sus fanzines, una ratita pelea contra un dinosaurio para relatar la historia del himen y la virginidad. Un unicornio dice que no le gusta que lo aten fuerte, pero sí usar cuerdas como forma decorativas. Una guía de colegio expone lo que es la asexualidad. Estos y otros materiales que hace circular Kinky Vibe cuentan con la colaboración de diferentes historietistas. “Todo lo hacemos con el fin de que la gente lo pueda usar. Un montón de educadores utilizan el material en charlas o clases”, suman desde la organización.

La evolución. Con el tiempo, los talleres fueron profundizando su atención en distintos temas; y en particular, lo que creció fue el interés en conocer la teoría detrás de las prácticas: por qué son perseguidas o vistas como rarezas, qué mecanismos de poder se esconden en esa persecución, por qué hay cuerpos que pueden ser deseados y otros no, y cómo se construye ese deseo.

Las cosquillas, la risa, el dolor, los pinchazos, los pellizcos son otras expresiones de la capacidad que tiene el cuerpo de jugar. Kinky Vibe vende vibradores, aceites, lubricantes y restrictores a través de Instagram, Facebook y Tienda Nube. Los productos los seleccionan de distintos mayoristas. También trabajan con personas de sus comunidades que cuentan con emprendimientos. “Todas las sensaciones que podemos tener pueden ser utilizadas para sentirnos bien”, dice Mel. La base es el consentimiento. Abrir espacios de diálogo y acuerdos. Poder decir que no, pero también romper con los miedos a decir que sí.

«Viví una situación de violencia. ¿Dónde puedo ir a abortar? ¿Cómo se siente un orgasmo? ¿Qué es acabar? ¿Cómo puedo llegar al orgasmo?». Las consultas que reciben recorren varias áreas: desde cómo se dan las relaciones hasta las sensaciones que generan. Responden a cada una de forma personalizada y virtual. Así rompen un poco con la vulnerabilidad que recubre el tema.