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Abuso Sexual contra las Infancias

Sus hijas e hijos han sido víctimas de la peor aberración imaginable, abuso sexual por parte de sus papás. Presas de relaciones de poder y «confianza» que resultan quebrantadas sin retorno ante monstruosas acciones de violencia. Desafortunadamente, no son casos aislados, son meros ejemplos de una cruda realidad.

Por Natalie Rodgers
para Diario Digital Femenino
Ilustración de Portad: Ro Ferrer

En junio de 2020, la Organización Mundial de la Salud publicó: “Una de cada 5 mujeres y 1 de cada 13 hombres declaran haber sufrido abusos sexuales en la infancia”. Pero son pocas las víctimas que denuncian. Y son menos aun las que logran sentencias. Si bien no hay estadísticas oficiales sobre cuál es el porcentaje de denunciados por Abuso Sexual contra las Infancias (ASI) que obtienen condenas en Argentina, la Corte Suprema de Justicia publicó en 2016 una guía de ASI  en la que refiere estimaciones del ex Juez Federal Carlos Rozanski: “se denuncian solo el 10% de los casos y de ellos se condenan menos del 1%. De cada 1000 abusos que se cometen, se condena solo uno”.

Las madres protectoras entrevistadas eligen hoy no dar sus nombres, por miedo, para no exponer a sus niñas y niños, para no entorpecer sus causas judiciales o porque se encuentran amenazadas. Pero igual son valientes y comparten sus historias desde el lugar que pueden, para visibilizar la profunda problemática que constituyen las revinculaciones forzadas de las víctimas menores de edad con sus agresores. Dicen que viven «amenazadas» para aceptar las revinculaciones, para no ser denunciadas por propiciar el impedimento de contacto con el progenitor abusador y no «perder la tenencia» (que actualmente se denomina Cuidado Personal del Hijo), con terror de que terminen viviendo con el abusador.

¿Cómo se definen ellas? «Madres protectoras sin justicia, espejos de infinidad de realidades silenciadas», «mujeres estigmatizadas, señaladas y desoídas» y «víctimas abusadas aún luego del abuso». Las conoceremos como Delia, Rocío y Soledad.

Abuso Sexual contra las Infancias: "Madres protectoras sin justicia, espejos de realidades silenciadas"
Abuso Sexual contra las Infancias: «Madres protectoras sin justicia, espejos de realidades silenciadas»

Delia: “hice todas las denuncias pero nunca me creyeron y hoy viven con el abusador”

Delia, separada del papá de sus hijos tras reiterados episodios de violencia de todo tipo, quedó totalmente paralizada cuando su hijo mayor, de entonces 8 años, le contó que su abuela y su tía abusaban de él y su hermanito. «Tenía que ser un secreto entre 5 personas porque papá me dijo que si no vos  te podías morir mamá, por eso no te lo conté antes”. El secreto debía permanecer entre los hermanitos, las abusadoras y su papá. Más adelante, se enteraría de que también había abuso sexual por parte de su progenitor. Ella realizó todas las denuncias pertinentes y, entre sollozos, expresa: “nunca nos tomaron en serio, decían que yo mentía, me trataban de loca, de desquiciada”. “No me dieron la perimetral. No nos creyeron ni a mis hijos ni a mí. Tampoco logramos acceder a una cámara Gesell, ese es nuestro pedido constante a todos los fiscales”.

Delia padece una discapacidad motriz pero asegura que ésta nunca le impidió ocuparse de sus hijos. Con «la excusa de la discapacidad» se los «arrancaron» y “le dieron la tenencia provisoria” al hermano del papá de los chicos, el único no denunciado. Se quedó con ellos por un tiempo, luego se los «entregó» a la tía y a la abuela acusadas. Finalmente, terminaron viviendo con el progenitor abusador. “Hace ya 2 años que estoy alejada de ellos por una injusticia”. Y no fue hasta mucho tiempo después que Delia logró la “custodia compartida”.

“Con informes comprados, el papá convenció a la Justicia de que no puedo cuidarlos por mi discapacidad, pero eso no es así. ¿Y en todo caso cómo es que creen que soy capaz de cuidarlos los fines de semana pero no en la semana, si todos los días tengo discapacidad? No tiene sentido”. Actualmente, conviven con el padre en la semana y con ella durante el fin de semana. Entre llantos y silencios logra decir: “Mis hijos me dicen: ‘mamá, queremos que esté preso. Mamá, queremos que esté muerto… Mamá, queremos vivir con vos para siempre’. Viven allá con muchísimo miedo de que les vuelvan a hacer lo mismo. Según ellos, los abusos sexuales frenaron, pero mi preocupación es que no sea cierto y que en realidad estén amenazados”.

Rocío: “Mi hijo pasó por cámara Gesell pero seguimos con visitas forzadas”

Rocío buscó todo tipo de ayuda posible para el padre de sus hijos, adicto a estupefacientes. Sufría permanentes episodios de violencia económica y psicológica, pero ella lo seguía acompañando porque lo atribuía a su adicción. Finalmente, decidió separarse. Unos años después, su nene más chico, de entonces 7 años, le contó que su papá había abusado de él.

Fue tras algunas jornadas de Educación Sexual Integral (ESI) en la escuela que el nene se animó a hablar y encontró la terminología adecuada para hacerlo. “Papá no respeta mi intimidad” fueron las 5 palabras con las que comenzó su relato. Desde ese día, nunca más fue a visitarlo.

Rocío hizo la denuncia pero la prohibición de acercamiento duró poco: “Me sacaron la perimetral porque, según mi abogado, la parte penal tardaba mucho. Para ellos es como que el abuso no existe hasta que no esté procesado. Civil no lo protege mientras se investiga, y ese es su rol. Es el Civil el que nos castiga a nosotros con estas visitas forzadas. No importa lo que diga el nene ni yo”.

“Un día me planté con la secretaria en la fiscalía en la Mesa de Entrada. Le dije: están re- victimizando entre todos a mi hijo porque el juzgado civil depende de lo que ustedes hacen y ustedes no protegen a mi hijo, me lo siguen haciendo esperar. Él va a todas las oficinas y no en todas me lo tratan bien”. Así fue que consiguió la cámara Gesell, en la que “por primera vez lo trataron como a un niño” y el nene, con ya 11 años, pudo declarar todo lo vivido y que no quiere ver a su papá. Pero aún no hay resolución de la cámara Gesell y siguen con las visitas forzadas. «Ahora está todo frenado por la pandemia. Pero lo que él siente es que se está expresando y no lo están escuchando”, esboza.

Cada vez que el progenitor pasa a buscarlo, se niega a ir y Rocío llama a la Policía para que la ayude a manejar la situación. “Me abrieron una cuenta para pagar multas por cada vez que mi nene no se va, pero nunca me abrieron una cuenta para que me pase la cuota alimentaria que me debe desde 2013”, cuenta. “Yo vivo pendiendo de un hilo todo el tiempo. Siento que vivo con libertad condicional porque tengo que estar siempre acá por si se le ocurre venir. Empecé en una situación y terminé en otra peor”, finaliza.

Soledad: “mi hija tenía 2 años y 10 meses cuando me mostró con su cuerpo lo que el papá y el tío le hacían”

El papá y el tío de su hija abusaban sexualmente de ella. En el momento en que se enteró, su criatura veía a su progenitor 3 días por semana y comenzaba a quedarse a dormir en su casa fin de semana por medio. “Ella traía olor fuerte a genitales sucios en su cara cuando volvía a casa pero yo jamás pensé en el tema del abuso. Pensaba que quizás había estado con alguna mujer y le pedía que cambiara las sábanas y las toallas”, recuerda.

“Con el tiempo pude atar cabos de cosas que pasaban y no entendía, como por ejemplo un día en el que se tocó la vagina y dijo que le dolía y picaba el mosquito. Cuesta muchísimo darse cuenta, hasta que me cayeron todas las fichas juntas cuando me lo dijo con el físico y palabras”, cuenta pausadamente. “Hacía movimientos sexuales con su cuerpo, me pedía que le oliera su vagina y me hablaba de que el tío la asustaba con el pajarote y el padre con el monstruo”.

A partir de ese momento, inició un recorrido burocrático judicial en que le exigen la revinculación y ella inicia de manera constante todo tipo de acciones para detenerla. Soledad cuenta que estaba en estado de desesperación y que tardó 5 días en llegar a hacer la denuncia a la Oficina de Violencia Doméstica. Se abrieron dos expedientes, el civil en Capital Federal y el penal en la provincia de Buenos Aires, donde vive él progenitor. “En sede penal estaba todo bastante lento, no tuvimos cámara Gesell. Con la perimetral vigente, tuve una entrevista con el Cuerpo Médico Forense y también tuvieron entrevistas el papá y el tío. Como resultado, informaron que no veían riesgos y, con otras palabras, sugirieron que yo podía estar impidiendo un vínculo. Mi abogado dijo que tenía que aceptar esa evaluación, y me recomendó aceptar la revinculación».

Soledad cuenta que hubo varias irregularidades: “el juzgado dice que para el momento de la revinculación se había suspendido la medida cautelar, pero lo dijo después de que ya se había hecho la evaluación”. “Apelamos, fuimos a Cámara y confirmaron la revinculación. Pero le pedí por favor a la trabajadora social que leyera todos los informes porque se trata de un hecho de abuso, y decidió tener una entrevista con la nena antes de proceder a la revinculación”.

Relata que en su informe, “la trabajadora social puso que la nena dijo que el papá le metía algo en la cola pero no sabía qué, y pedía que se hicieran estudios más profundos”. Fue entonces que “hicieron pericias sobre el perfil psicológico” sobre el papá, la nena y ella. Pero en el resultado, “aplicaron el Síndrome de Alienación Parental (SAP) y concluyeron que como él es obsesivo puede cumplir bien el rol paterno”, y a ella la señalaron como “manipuladora”. Así, llamaron a una audiencia para “pactar el lugar de la revinculación”. Todo esto sin haber pasado por cámara Gesell. “Mi abogado pidió ampliación de puntos de pericia pero no dieron lugar, la revinculación sigue en pie e incluso ya definieron dónde se hará, pero ahora está postergada por la cuarentena”.

Soledad explica que si se niega aceptar, le pueden “plantear el impedimento de contacto y hasta que termine viviendo con él”. Recuerda cada momento del proceso vivido hasta hoy, en el que su nena tiene ya 8 años y grandes traumas por lo vivido. Pregunta y se responde: “¿Qué pasa con quien no tiene para pagar un abogado que se especialice en abuso contra la infancia o con quien no encuentra redes de contención como las asociaciones? Caen en manos de sus abusadores o la revinculación forzada con el pedófilo es más rápida. Porque quien daña no es un padre. Un padre protege. Si el poder judicial entendiera eso, habría más esperanza de conseguir justicia”.

Abuso Sexual contra las Infancias: "Madres protectoras sin justicia, espejos de realidades silenciadas"
Abuso Sexual contra las Infancias: «Madres protectoras sin justicia, espejos de realidades silenciadas»

El crimen perfecto de la justicia patriarcal

3 Comentarios

    • Renata lucia Kandalaft -

    • julio 24, 2020 a las 11:36 am

    Que vergüenza que pase esto!!!! Esta es la justicia que tenemos? Son seres humanos ? Tendrán hijos ? No encuentro el calificado de toda esta gente . Por Dios , hagan algo !!!! No hay derecho que hijos y madres tengan que pasar por todo esto !!!!

    • Diana Iceruk -

    • agosto 3, 2020 a las 11:22 am

    Excelente artículo. Para crear conciencia y recordar lo que viene pasando hace tanto. La «justicia» una vez más, habla por sí sola acerca fe sí misma.

    • paloma -

    • enero 12, 2023 a las 03:51 am

    buenisimo el articulo. por fin se ve el problema. tantos años esperando

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