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Desde el año 2016 y con el objetivo puesto en implementar los contenidos ESI en todos los niveles de la educación, varias provincias impulsan durante la última semana escolar de agosto lo que se conoce como la Semana de la ESI para contribuir de manera efectiva el cumplimiento de los lineamientos que promueve el Programa Nacional de Educación Sexual Integral.

Por María Inés Alvarado*
Escucha este artículo en la voz de Marina Colado

 

Por eso, en esta nota, invito a realizar un pequeño recorrido acerca de que es realmente la ESI, entendiéndola como un derecho que debe acompañar la escolaridad de cada estudiante a lo largo de todo su recorrido académico porque la Educación Sexual Integral no es solo un acontecimiento puntual, es un derecho que debe ser respetado.

La ESI no es solo una semana, es un derecho
La ESI no es solo una semana, es un derecho
  • La ESI es un derecho, y forma parte de los derechos humanos

A partir de la información que acerca, contribuye a generar el ac­ceso a otros de­re­chos: la integridad, la salud física y mental, el cuidado y respeto por el cuerpo propio y ajeno, la toma de decisiones, la libertad para elegir, la igualdad y la no discriminación, entre otros.

  • La ESI es un espacio sistemático de enseñanza aprendizaje

Según los Lineamientos La Educación Sexual Integral el desarrollo de las temáticas ESI debe generarse desde un espacio sistemático de enseñanza aprendizaje para promover saberes y habilidades para la toma de decisiones responsables y críticas en relación a la sexualidad. Esto significa que, cuando hablamos de educación sexual integral no nos referimos a un contenido y/o a una asignatura específica, ni una jornada anual o una semana específica, sino que debe formar parte del proyecto educativo de la escuela y requiere de un trabajo articulado con los centros de Salud, las familias y las organizaciones sociales.

La ESI no es solo una semana, es un derecho
La ESI no es solo una semana, es un derecho
  • La ESI es un derecho de estudiantes de todos los niveles

Su implementación fue dictada a partir de una Ley Na­cio­nal que asegura el De­re­cho Hu­mano a la Edu­ca­ción Se­xual In­te­gral en nues­tro país y forma parte de la curricula oficial de contenidos que deben brindar las escuelas tanto a niñeces y adolescencias como a jóvenes y personas adultas en proceso de formación pedagógica. La Ley 26.150 es­ta­ble­ce que todas las per­so­nas que se encuentran en ámbitos de es­tu­dio “tie­nen de­re­cho a re­ci­bir edu­ca­ción se­xual in­te­gral en los es­ta­ble­ci­mien­tos edu­ca­ti­vos pú­bli­cos, de ges­tión es­ta­tal y pri­va­da de las ju­ris­dic­cio­nes na­cio­nal, pro­vin­cial, de la Ciu­dad Au­tó­no­ma de Bue­nos Aires y mu­ni­ci­pal” incluyendo de esta manera la obli­ga­to­riedad en todos los ni­ve­les de escolaridad y también en formación docente y técnico profesional.

  • La ESI es un derecho y una obligación de los y las docentes

Todo derecho tiene como correlato un deber u obligación, es decir, una disposición para dar, hacer o no hacer alguna cosa; de otro modo, el derecho sería un concepto vacío.  Entonces, como fue señalado en el punto anterior, la ESI es un derecho porque la ley que la implementa explicita que cada docente no solo debe promover la reflexión sobre su rol docente en el marco de la escuela como garante de derechos y brindar contenidos conceptuales y herramientas que faciliten el proceso de planificación y el desarrollo de propuestas pedagógicas de ESI en el ámbito escolar, sino que también debe garantizar ese derecho en sus estudiantes. En esta doble lectura, se evidencia también el doble desafío que enfrenta la educación hoy: no basta con que NNyA asistan a la escuela, sino que se debe garantizar que esta sea de calidad, y debe impulsar el desarrollo integral de cada estudiante, de sus familias y las comunidades con las que trabajan.

  • La ESI debe acompañarse desde las familias

Cada familia debe entender que niñeces y adolescentes son sujetos de derechos, o sea agentes activos de participación en los ámbitos donde se desarrollan, entonces desde las familias se debe propiciar el espacio para generar acciones que la implementen, y así redefinir el vínculo con las instituciones educativas y sociales. Como institución, la familia también debe ayudar a promover y garantizar derechos, no impidiendo el total desarrollo de una educación sexual integral que promueva actitudes para la toma de decisiones.

  • La ESI debe estar garantizada en cada establecimiento educativo desde el Estado

Según la Convención Universal de los Derechos Humanos, todas las personas e instituciones que se interrelacionan con niñeces y adolescencias se configuran como garantes de derechos: es decir, son responsables de generar condiciones para el respeto y el ejercicio de esos derechos, siendo el Estado la entidad que tiene la obligación de generar condiciones de ejercicio de derechos, defenderlos, promoverlos, protegerlos y asegurar mecanismos para que se puedan exigir esos derechos. En el marco que imponen los derechos humanos y los de NNyA, la educación cumple un doble rol, ya que es un derecho, pero también un medio, para el pleno desarrollo de la personalidad humana. Desde allí, la escuela se configura como un espacio para vivir los derechos y, en este marco de acción, cada Estado será el garante principal y responsable de proveer servicios educativos dentro de lo que marca la legislación vigente.

Desarrollar una ESI transversal y sistemática, con la mirada puesta en los derechos humanos, ayuda a pro­mo­ver ac­ti­tu­des res­pon­sa­bles ante la se­xua­li­dad, pre­ve­nir los pro­ble­mas re­la­cio­na­dos con la salud en ge­ne­ral y la salud se­xual y re­pro­duc­ti­va en par­ti­cu­lar y genera acciones que ayuden a pro­cu­rar igual­dad de trato y opor­tu­ni­da­des para va­ro­nes y mu­je­res. Como sostenemos siempre en este espacio, garantizar la ESI en las propuestas educativas es ampliar derechos.

(*)  Docente, comunicadora. Co-directora de La ESI en juego.
Columnista de Diario Digital Femenino

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