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Violencia de género: desesperado pedido de ayuda de mujer golpeada

18 de junio de 2012. La joven de 28 años que a través de Internet pidió auxilio y denunció los malos tratos a los que la sometía su pareja regresó al país desde Tailandia y ya se instaló en la casa de sus familiares, ubicada en esta ciudad.
La chica, llamada Gisela González, llegó anoche a su casa de Villa Alba después de un largo viaje y tras haber permanecido resguardada en la Embajada argentina en Tailandia, previo a embarcar en el vuelo que la trajo de regreso.
«Ni bien bajó del avión la abracé y nos fuimos directo al auto. Ella estaba muy nerviosa. Tratamos de llegar a casa lo más rápido posible, porque ella necesitaba llegar cuanto antes después de todo lo que le pasó», señaló Sergio, hermana de la joven, al diario El Día de esta ciudad.
Gisela estaba en pareja con Lucas Echenique desde hacía nueve años y por lo que contaron sus allegados, la relación «tenía altibajos».
Desde un primer momento, la joven era víctima de aparentes malos tratos de su pareja, pero no habían sido tan graves como los que se conocieron en los últimos días.
La pareja de Gisela, un arquero que pasó por Arsenal de Sarandí, se mudó a Tailandia en 2010, cuando viajó para empezar a jugar en la liga de ese país.
Hace aproximadamente dos meses el hombre volvió a La Plata para pedirle a Gisela que, junto con los chicos, intentaran rearmar la familia.
Ella terminó accediendo y viajó hacia Tailandia, con la precaución de llevar consigo el pasaje de regreso «para volver cuando quisiera», según dijeron sus familiares.
Ya radicados en aquel lejano país, las discusiones recrudecieron y según lo que contó la familia de la joven, las peleas terminaban siempre con golpizas.
«Había una agresión distinta cada día y cada vez eran peores», contó su hermano.
El momento más crítico para Gisela llegó a mediados de la semana pasada: el viernes se conoció un video en el que ella le contaba a su familia que había sido víctima de la peor golpiza.
«Tengo miedo. Me pegó, me tiró al piso y me pateó. Me molió a palos delante de los chicos», decía entre lágrimas la joven, que para poder avisarle de esto a su familia tuvo que escaparse a un ciber para hablarles vía Skype.
Los últimos días de Gisela en Tailandia los pasó refugiada en la Embajada argentina en ese país.
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